Este viernes 22 de abril se realizó la segunda colación del año, 284ª en su historia, de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Recibieron diplomas 131 nuevos egresados de carreras de grado y posgrado: 27 de Agronomía y Veterinaria, 16 de Ciencias Económicas, 18 de Ciencias Exactas, 54 de Ciencias Humanas y 16 de Ingeniería.

Hubo un acto matutino y otro vespertino, en cada uno de los cuales habló el secretario de Extensión y Desarrollo, Pedro Ducanto, por las autoridades, y Lucía Castro Peña, profesora de Inglés, y Juliana Belén Putero, profesora de Matemática, por los flamantes profesionales.

Los actos tuvieron lugar en el Aula Mayor a partir de las 11 en el caso de los graduados de las facultades de Ciencias Humanas y de Ingeniería y desde las 14.30 fue la entrega de diplomas a sus pares de Ciencias Económicas, de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales y de Agronomía y Veterinaria.

Por la mañana, presidió la ceremonia el rector de la UNRC, Roberto Rovere junto a quien compartieron el estrado el vicerrector, Jorge González; el secretario académico, Sergio González; el secretario de Extensión, Pedro Ducanto; el decano de Ciencias Humanas, Fabio Dandrea, y el secretario técnico de Ingeniería, Pablo Solivellas.

Por la tarde, el acto fue presidido por el rector acompañado en el estrado por el vicerrector de la UNRC, la decana de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, Carmen Cholaky, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Guillermo Mana, la decana de la Facultad de Ciencias Exactas, Marisa Rovera y Gabriela García, subsecretaría Académica de la UNRC.

Una vez más, entre los egresados hubo quienes coronaron sus años de esfuerzo merced al proyecto Potenciar la Graduación, del Programa de Ingreso, Continuidad y Egreso, gracias al cual ya son más los estudiantes que reanudaron sus carreras y consiguieron los anhelados diplomas.

Palabras de los egresados

Después de la interpretación al piano de Matías Targhetta, docente del Departamento de Arte y Cultura de la UNRC, y de un video concerniente al cincuentenario de la institución, en la ceremonia matinal, la profesora de Inglés Lucía Castro Peña habló por los graduados.

Agradeció la oportunidad de compartir palabras en tan destacada ocasión y extendió la gratitud a docentes por su aliento, por hacerles sentir que valía la pena el esfuerzo, por su “motivación” a perseverar y a seguir “confiando en nosotros”.

Aprovechó la oportunidad para recordar a los “compañeros, por su apoyo incondicional”, particularmente en circunstancias cuando “la vida personal” se tornaba ardua y complicaba “la vida universitaria”.
Asimismo, ponderó el rol de las familias a lo largo de los años de estudio “por celebrar hasta nuestros más insignificantes logros”, por sobrellevar “nuestro malhumor” y “nuestras quejas interminables”.

Castro Peña rememoró que quienes hoy han recibido sus títulos lo hicieron al cabo de “trámites interminables, viajes largos, parciales, desacuerdos, una toma universitaria y una pandemia”.

Luego, manifestó que es “un privilegio y una responsabilidad acceder a estudios universitarios”, que “llenan de conocimiento, ideas y herramientas” la mochila que cada ser porta. Subrayó que “lo que cada uno pone en la mochila nadie nunca jamás nos lo quitará”. Además, estimó que “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.

A continuación, el rector Roberto Rovere tomó juramento a los graduados, quienes se comprometieron a defender la vida, los derechos humanos, el medioambiente, la educación pública y gratuita, a trabajar para mejorar su entorno social, a respetar la Constitución Nacional y ejercer dignamente la profesión.

En el acto de la tarde Juliana Belén Putero, profesora de Matemática, habló en nombre de los graduados.
Dijo: “Estamos reunidos en este acto tan importante celebrando la culminación de una etapa y el comienzo de otra, tenemos sentimientos encontrados con una alegría enorme por haber logrado una meta personal y por otra las expectativas en cuanto a lo que vendrá, dejamos de ser estudiantes universitarios y emprendemos un nuevo desafío: ser profesionales, un gran paso en nuestras vidas”.

Agregó que el “camino universitario no fue fácil, hubo muchas piedras y tropiezos, dudas e inquietudes pero de las caídas aprendimos y nos llevaron a estar aquí, en nuestra colación de grado”.

Sostuvo que el “éxito es la suma de pequeños esfuerzos que se repiten día a día.
Con el correr de los días la Universidad desde que entramos con bastantes dudas se convirtió en nuestra segunda casa donde pasamos buenos momentos, vivimos nuevas experiencia y seguramente tenemos muchas anécdotas por contar”.

“Sobre todo –enfatizó- la vida en la Universidad me permitió conocer a personas que son incondicionales en mi vida, además la Universidad me abrió puertas a muchos nuevos caminos que estoy recorriendo y a otras que aún quedan por recorrer”.

“Hoy es fin de una etapa y el comienzo de una nueva. Hemos logrado transitar este trayecto con éxito, nuestra graduación es la demostración de esto. No obstante no debemos olvidar que nuestra formación es continúa y por eso deseo que jamás dejemos de aprender y sigamos creciendo como personas conscientes y críticas con responsabilidad y vocación”.

Expresó que “llevarnos hoy el título en la mano nos genera felicidad pero a la vez mucha nostalgia por lo vivido en estos años”.

“También llegó el momento de expresar nuestro más profundo agradecimiento a todas las personas que nos acompañaron a lo largo de este etapa, nuestros amigos y compañeros, hermanos y familias y muy especialmente nuestros padres”.

La profesora Juliana Belén Putero agradeció “a la universidad pública en todo su conjunto por las oportunidades y posibilidades brindadas, especialmente –dijo- a nuestros formadores, a nuestros profesores que nos enseñaron tratando de sacar lo mejor de cada uno y que nos entregaron además del conocimiento el amor a la profesión y la vocación”.

Aprendizajes para la vida

Al cabo de la entrega de diplomas se dirigió a los presentes el secretario de Extensión de la Universidad, quien indicó que si bien “parece estar empezando a quedar atrás” el tiempo signado por la pandemia de Covid 19 que conllevó un gran esfuerzo para toda la comunidad, “no debemos salir sin recuperar aprendizajes necesarios para la vida”.

En este marco de mirada retrospectiva y proyección de futuro, el profesor Ducanto se refirió a “la responsabilidad de la Universidad Pública y la de quienes tuvimos la posibilidad de formarnos en ella”.
Apuntó que “esa responsabilidad” tiene “varias aristas”, entre las cuales está el “trabajo digno que tienen que tener las ciudadanas y ciudadanos de nuestro entorno”.

Indicó a los graduados que el compromiso “sobre cómo generar las condiciones para que ello ocurra, en parte, nos corresponde a nosotros desde la Universidad y a ustedes desde el ámbito en el que les corresponda participar”.

Ducanto hizo notar que desde siempre el hombre “ha ido aprendiendo y a partir de ello modificando su entorno, de manera paulatina, a veces con mayor velocidad, otras más lentamente; pero esta era digital que estamos transitando tiene una velocidad de transformación como nunca tuvo la humanidad y está generando modificaciones en la vida cotidiana de cada uno, que hace algunos años eran impensadas y sobre todo en el trabajo y en las capacidades que hay que disponer para realizarlo”.

Acotó que “nuestro tiempo se caracteriza por tener claro que lo único que no cambia es que todo cambia” y que “vivimos parados en un nuevo paradigma donde ya se replantean las dos posiciones dominantes del siglo pasado, que generaban la brecha social, la del capital y el trabajo, iconos que representaban la puja sobre cómo redistribuir la renta del producido, diferenciando así la ideología de la izquierda y la derecha, y que hoy podemos decir sin temor a equivocarnos que ha mutado hacia la nueva brecha, establecida por la diferencia de salarios de los trabajadores y en ello involucramos a quienes no lo tienen y son los excluidos del sistema, y que está provocando lo que se denomina la “desigualdad de los salarios”.

Ante un capitalismo gobernado por la productividad del trabajo, en términos de generación de bienes y servicios, los graduados de la universidad pública “hemos sido beneficiados en este contexto”, consideró.
Estimó que desde este lugar es viable “influir de manera radical sobre el mundo que nos rodea a partir de nuestras capacidades adquirida”.

Esto, “al mismo tiempo que nos engrandece, nos vuelve responsables de nuestro ámbito.
Ahora bien, según mi perspectiva –añadió- ningún privilegio debe ser gratuito, ninguna capacidad adquirida, en este caso delegada por el resto del entorno, consiste simplemente en hacer uso de ella, sino que también comprende la actuación para mitigar las desigualdades producidas.
Y como responsables que somos, nuestra tarea es cuidar de ese entorno, preservarlo, y asegurar su existencia y vitalidad de la mejor manera posible”.

En horas de la tarde, el secretario de Extensión de la UNRC aseveró que haber contado con el privilegio de estudiar en una universidad pública tiene que generar un compromiso en cada egresado a fin de “tratar de saldar deudas con quienes han soportado y soportan el peso de nuestra formación.
Es cierto que no le debemos nada a nadie, porque los beneficios de los que fuimos destinatarios son nuestros derechos, pero eso no nos exime de esas responsabilidades”.

“No hay dudas de que el problema a resolver, no solo en Argentina sino de Latinoamérica, es que hay que preparar a las ciudadanas y ciudadanos para enfrentar estos nuevos desafíos, como son los nuevos empleos que ya están y para los que vienen. Hay que elevar la capacidad laboral de nuestra sociedad.
Hay que reconocer que nuestro ritmo de adaptación a los trabajos de nuestras ciudadanas y ciudadanos en donde se requiere el uso de las tecnologías, o sea en casi todos, es mucho más lento que la pendiente de transformación laboral de un mundo tecnologizado”, manifestó.

Planteó a los 131 nuevos profesionales de la UNRC: “Ustedes se preguntarán ‘en qué podemos ayudar’, y una respuesta deseable es que se queden “desarrollando su potencial y sus capacidades adquiridas en su propio lugar, porque si hay alguien que puede transformar la realidad social y económica de un territorio son ustedes, que han adquirido capacidades para transformar la realidad social y económica”.
Y les adelantó que más allá de dificultades iniciales “al poco tiempo podrán desarrollar todo su potencial y lograr todo por lo que han luchado”.

Por cierto, el cambio requiere de esfuerzos mancomunados: “En ese sentido aparece el otro actor, la universidad pública, que debe y está transformando su estructura en el plano académico”.
Esto entraña dejar de ser “solamente formadora de profesionales en carreras curriculares, ya sea de grado o de posgrado”, ganar flexibilidad y formar en oficios que requiere el sector del trabajo en su contexto.

Esto requiere no solo de “operatividad y dinamismo” sino también una apertura en la conformación de las cátedras, “incorporando también a actores externos con conocimiento práctico de los trabajos en que se quiere capacitar a los ciudadanos”. Aseveró Ducanto que la universidad pública está facultada para hacerlo.
Tiene “infraestructura, como laboratorios, entornos virtuales para las clases, aulas físicas, ocupa todo el territorio nacional, cuenta con los recursos humanos calificados para el dictado de los trayectos académicos y capacidad de gestión de los mismos, y la posibilidad de contratar a quienes de afuera” pueden “hacer el aporte y conformar cátedras mixtas”.

Señaló que “estamos entre todos cimentando una Universidad más cercana, más participativa, con acciones sistemáticas, mas dispuesta a mirar cerca y a tratar de cambiar la realidad, no solo educativa, sino social y productiva para ser partícipe del desarrollo sostenido y equitativo de la sociedad.
Creo también que ustedes –graduados- pueden contarse entre las primeras cosechas de este nuevo formato de Universidad, que encuentra su razón de ser y su fundamento en la relación directa con la comunidad circundante, sobre todo, pero también con el país. Una universidad consciente de la realidad que la rodea, con un accionar que intenta ser coherente con esa misma realidad.

Para ello el tránsito en el que estamos refleja un cambio paradigmático que implica también una reflexión profunda sobre los objetivos de la Universidad y su desarrollo armónico dentro de la sociedad.
En el final, Ducanto auguró a los profesionales que, sin perder su esencia de cuando ingresaron en sus carreras, “ahora sean más maduros y mejor preparados para los retos por venir”.

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