Así es que asistimos a una importante disputa interna en el peronismo, fractura en la Unión Cívica Radical –evidenciada en su bancada en la Cámara de Diputados–, tensiones al interior del PRO por su alineamiento y apoyo al Gobierno, mientras que también se vienen generando ostensibles disputas en las propias filas de La Libertad Avanza.

Sin embargo, ante ese panorama político, no se pueden soslayar las tensiones sociales y políticas que se dan en la sociedad, que van en paralelo a las temáticas de las fuerzas políticas.

El emergente más trascendente de este período, es el conflicto en torno al financiamiento del sistema universitario (recortado por el Gobierno nacional hasta el punto de poner en peligro su funcionamiento diario), que se mantiene vivo tanto en el plano de la conducción institucional, o sea, los rectores, que siguen enfrentado a la Secretaría de Educación, que incluso blande la amenaza de intervención a la Universidad de Buenos Aires; hasta el cuerpo docente, los gremios representativos de profesores y trabajadores y, muy particularmente, la novedosa emergencia del movimiento estudiantil.

La experiencia histórica de nuestro país demuestra que cuando las y los jóvenes se movilizan recogiendo las mejores tradiciones de la lucha del movimiento estudiantil, desde los reformistas de 1918 hasta el presente, incorpora un elemento de dinamismo político que impacta en vastos sectores de la sociedad, es decir, que trascienden a la propia comunidad universitaria.

Asimismo, esta semana se viene otro conflicto insoslayable: el paro establecido por la mayoría de los gremios de transporte, que exhibe un enfrentamiento de ese polo sindical con la política en la materia que despliega el Gobierno. Por otra parte, y vinculado con el paro del miércoles 30, dado que los ferrocarriles y Aerolíneas Argentinas están en la línea de largada para ser puestas en venta por el Gobierno, tiende a acentuarse la política de privatizaciones impulsada por Javier Milei. Esto seguramente irá potenciando la conflictividad política y la sindical, ya que ese accionar, como ya se ha verificado en otras etapas, se acompaña en todos los casos con una política de reducción de la planta de trabajadores de cada una de las empresas.

Fuera de agenda
En las últimas semanas se han generado novedades importantes en la política internacional llamadas a influir en el posicionamiento del país en el mundo y en nuestro continente. La Argentina fue el único país que rechazó un documento en favor de la igualdad de género, preparatorio de la próxima reunión de presidentes del G20, que se realizará en noviembre en Brasil. El voto argentino mostró un rasgo oscurantista que lo aísla en el espacio internacional.

En tanto, la semana pasada se realizó en Kazán, Rusia, una trascedente reunión de los Brics, un nuevo polo de carácter estratégico, tanto político como económico, al cual se siguen incorporando países, y del que la Argentina, a pesar de haber sido invitada a participar, se autoexcluyó a partir de la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada.

A los integrantes originales del espacio (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), se sumaron en enero de este año –cuando Argentina rechazó hacerlo–, Irán, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, mientras muchos otros países están solicitando ingresar. Resulta más que evidente que se pierde allí una clara posibilidad de establecer relaciones comerciales, culturales y políticas con poderosos países y enormes mercados, que podrían potenciar la inserción estratégica de Argentina en el escenario internacional, así como favorecer el comercio teniendo en cuenta el enorme caudal de riquezas naturales existentes en nuestro país. 

¡Viralizalo!