El Licenciado en Nutrición, Lautaro Irastorza, habló sobre la historia de este día particular y sobre el peligro que conlleva seguir determinadas dietas

El 6 de mayo de 1992, la activista británica Mary Evans Young, decidió emprender una lucha contra la venta de los productos dietéticos y las industrias culturales que promueven la delgadez como punto cúlmine de la belleza. También cuestionó seriamente el por qué esta característica física se volvió el más “ideal codiciado” asociado por la sociedad. De esa manera, Young se convirtió en una defensora y portavoz de los trastornos alimentarios.

“El principal objetivo de este día es crear conciencia sobre los daños que pueden sufrir las personas que se someten a regímenes alimenticios demasiado estrictos. En algunos casos, pueden conducir a la muerte”, manifestó Irastorza.

No obstante, además de informar sobre las múltiples consecuencias tanto físicas como psicológicas que causa un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria), este día busca erradicar toda difusión de estereotipos que asocian a la delgadez con la belleza. El licenciado en Nutrición también expresó que: “Se pretende concientizar sobre el uso de productos que promueven la pérdida de peso, como Herbalife, que se ha relacionado con la hepatoxicidad a mediano plazo”.

En la actualidad, las redes sociales y ciertos influencers, han potenciado estos imaginarios. Pero también están aquellos actores que buscan prevenir y concientizar sobre los mismos. La creación de lo que se denomina: “Body positive” es una cadena simbólica compuesta por múltiples figuras reconocidas en todo el mundo donde se busca promulgar un cuerpo sano, natural. Como también la deconstrucción de los estereotipos que determinan tanto un cuerpo, como un peso “ideal”.

El peligro de las dietas

Lo que llamamos dieta es errado. Hacer dieta es llevarse comida a la boca; se define como “el hábito alimenticio de una persona”. El peligro real es, entonces, los malos hábitos alimenticios.

Cuando nos referimos a “malos”, no necesariamente hablamos de comer en exceso, sino también de no comer.

“Las dietas demasiado estrictas y las aplicaciones que cuentan calorías pueden llevar a la obsesión, especialmente cuando se busca alcanzar un estereotipo físico determinado sin tener en cuenta el contexto, la herencia genética y el nivel de actividad física de cada persona”, afirmó Irastorza. Además, agregó que este tipo de dietas pueden provenir de diferentes fuentes como: páginas web, redes sociales y conocidos. “Hay que evitar las dietas que nos recomienda el vecino, el amigo, o aquellas que se obtienen a través de aplicaciones”.

Una alimentación equilibrada siempre va a requerir de un profesional que esté asesorando. Irastorza insiste en que el paciente es una persona, por ende, está ubicada en cierto contexto social, histórico, biológico y económico determinado. “Quiero enseñar sobre los alimentos y su funcionalidad: ¿Para qué me sirve comer esto? ¿Por qué? Saber qué es y por qué es algo fundamental, no solamente en este aspecto, sino en varios ámbitos de la vida”, agregó.

Las consecuencias de una dieta estricta pueden ser muchas. Desde un brusco descenso de peso y pérdida de grasa y masa muscular, hasta trastornos hormonales. Esto último se da especialmente en las mujeres. Y ni hablar de los problemas sociales y psicológicos que derivan de por la búsqueda inalcanzable de ciertos estereotipos inhumanos.

Argentina es el segundo país con más cantidad de casos de trastornos de conducta alimentaria. El 70% de las mujeres no está conforme con su cuerpo y el 60% admite querer adelgazar. Todos los días deberían ser días sin dietas insanas. La apuesta consiste en la deconstrucción de viejos estereotipos y la promulgación de hábitos saludables.

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