Lo dijo Mariano Llobell, miembro de la agrupación estudiantil SAL en Humanas, sobre la olla popular realizada el pasado jueves en el comedor universitario en homenaje de los 34 años de su toma. Además, los y las estudiantes expresaron su disconformidad con el sistema actual

El 14 de mayo de 1989, los estudiantes de la Universidad Nacional de Río Cuarto realizaron una toma en el pequeño comedor cuyo control estaba en manos de una empresa privada. “El servicio estaba tercerizado y era caro… Los compañeros comenzaron un proceso de boicot donde vendían choripanes en la puerta. Además, se movían presentando reclamos al consejo directivo, rectorado”, expresó Llobell.

Después de semanas de reclamos, finalmente se conformó una comisión integrada por estudiantes, docentes y no docentes. Las discusiones fueron muchas y las alternativas también. “Estaba la idea de hacer una mutual para que trabaje y coordine el comedor”, agregó.

Sin embargo, la decisión final cayó en manos de una “estatización completa”. Allí, dijo Llobell: “La universidad trasladó no docentes de otras áreas y contrató a estudiantes”. Esta idea fue llevada a cabo en el año 1992. Actualmente, ningún estudiante es parte del staff del comedor universitario.

Luchas actuales

Año tras año, el aumento de los precios de los menús se debate en el Consejo Superior. “Hoy los estudiantes pagamos $100 pesos y la universidad pone otra parte”, expresó el integrante de SAL en Humanas.

No obstante, la cantidad de comidas no alcanza en comparación al número de estudiantes. Por ende, Llobell y decenas de estudiantes más reclaman un “comedor nuevo o una ampliación” o en definitiva “la forma que sea necesaria para poder brindar más menús”.

Por otro lado, “el cursado universitario te obliga de alguna manera a pasar el medio día en la uni”, expresó. Ni la cantidad de menús alcanzan, ni el tiempo ni los medios para reservarlos. “Se sabe que hay problemas para sacar el menú; el sistema de la página se cae ahí y en definitiva son muy pocos”, agregó Llobell.

En definitiva, el reclamo principal de los y las estudiantes no sólo es la ampliación del comedor y de los respectivos menús, sino también, “organizar que no haya tanta gente teniendo que pasar el medio día en la universidad”, concluyó.

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