Carlos Juncos, párroco y referente de la Pastoral Universitaria de Río Cuarto, compartió su profunda reflexión tras la partida del Papa Francisco. Destacó su legado transformador dentro de la Iglesia y su firme compromiso con los más débiles, al tiempo que trazó los desafíos que debería continuar el próximo pontífice.
La noticia del fallecimiento del Papa Francisco generó un profundo impacto en comunidades religiosas y laicas de todo el mundo. En Río Cuarto, el sacerdote Carlos Juncos, padre de la parroquia San Roque y referente de la Pastoral Universitaria, expresó el dolor que siente la Iglesia local ante su partida, al tiempo que resaltó el significado que el pontífice tuvo para su vocación y para la esperanza de una humanidad más justa.
“Para nosotros es una tristeza. Siempre la muerte de una persona implica un dolor, un desgarrón en el corazón, y más cuando se trata de una persona así, que nos ha significado tanto. Francisco tenía mucho que ver con nuestra vocación, con nuestros sueños para la vida”, expresó Juncos, visiblemente conmovido.
En su paso por el Vaticano, Jorge Bergoglio dejó una huella indeleble. Para Juncos, uno de los aspectos más relevantes de su papado fue haber consolidado una Iglesia más abierta, fraterna y comprometida con la renovación impulsada por el Concilio Vaticano II. “Todas las reformas hacia adentro de la Iglesia han sido muy significativas, especialmente la idea de que todos tenemos que caminar juntos y combatir el clericalismo, que es un vicio muy fuerte en nuestra institución”, remarcó.
Además, el sacerdote subrayó el fuerte compromiso social del Papa Francisco, quien eligió poner en el centro de su misión a los marginados y olvidados del mundo: “Su corazón estaba primero con los que más sufrían. Por eso eligió ir a las periferias, a los lugares donde nunca antes había llegado un Papa”.
Ante la pregunta sobre el perfil que debería tener su sucesor, Juncos fue claro al afirmar que “el próximo papa debe continuar con la sinodalidad, ese camino de participación en igualdad de condiciones para todos los creyentes, algo que Francisco impulsó hasta el final”. También señaló que, hacia fuera de la Iglesia, «es fundamental sostener el diálogo interreligioso, la economía de Francisco —una propuesta inspirada en San Francisco de Asís que busca una alternativa a lo despiadado y cruelmente inhumano que es el capitalismo salvaje de estos tiempos— y el compromiso con la paz mundial.
“El legado de Francisco no se puede frenar ni olvidar. Es una inspiración profunda para seguir soñando una Iglesia más humana y un mundo más justo”, concluyó Juncos.