La falta de lluvias afecta gravemente la producción agrícola en Córdoba, donde el trigo y el maíz enfrentan una situación crítica. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) alerta sobre el impacto de la sequía, que compromete la cosecha en más de 400.000 hectáreas de la provincia.

La sequía se ha convertido en una amenaza seria para la producción agrícola en Córdoba, una de las provincias más afectadas por la falta de lluvias. Según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la falta de precipitaciones en septiembre ha generado condiciones preocupantes en los cultivos de trigo y maíz. De hecho, el 30% de los lotes de trigo a nivel nacional se encuentran en condiciones de «regulares a malas», y Córdoba no es la excepción, con 400.000 hectáreas bajo estrés hídrico.

Este panorama es alarmante para los productores cordobeses, quienes dependen de las lluvias de las próximas semanas para evitar un daño irreversible en sus cultivos. La situación se agrava por el hecho de que, desde junio hasta la fecha, las lluvias han sido escasas, acumulando apenas 10 milímetros en la franja oeste de la provincia. En consecuencia, se estima que gran parte de la producción de trigo podría sufrir un deterioro en los rendimientos, afectando la proyección nacional, actualmente estimada en 20,5 millones de toneladas.

Impacto en el trigo

El informe de la BCR destaca que el trigo en Córdoba, junto con las regiones de Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe, es una de las zonas más afectadas por la sequía. De las 2 millones de hectáreas de trigo en condiciones regulares a malas en todo el país, 400.000 corresponden a la provincia de Córdoba. A esta situación se le suman los daños provocados por las heladas, que agravan aún más el estado de los cultivos.

Los técnicos advierten que, si no se producen lluvias significativas en los próximos 30 días, las pérdidas en la producción de trigo podrían incrementarse considerablemente. La combinación de la falta de agua y las temperaturas frías ha puesto en jaque a los productores, que ven con preocupación el futuro de la campaña.

El desafío del maíz

Por otro lado, el maíz también enfrenta un panorama complicado. La necesidad de sembrar temprano en este ciclo 2024/25 ha llevado a muchos productores a «forzar» la siembra sin contar con las condiciones óptimas, como la temperatura adecuada del suelo o las reservas hídricas necesarias. En el sureste de Córdoba, algunos lotes se están implantando con apenas el 40% al 70% de las reservas de agua en los suelos, lo que aumenta la dependencia de las lluvias en el corto plazo.

Además, la situación empeora hacia el oeste y el norte de la provincia, donde los productores están optando por adelantar la siembra para evitar los riesgos de las plagas, como la chicharrita, que ya ha causado estragos en ciclos anteriores. Según el informe de la BCR, la cosecha de maíz en Córdoba sufrió una pérdida del 15% de la superficie debido a esta plaga, lo que añade aún más incertidumbre a la campaña actual.

Proyección a futuro

La BCR estima que la intención de siembra de maíz caerá un 21% en comparación con el ciclo anterior, lo que resultaría en una superficie total sembrada de casi 8 millones de hectáreas a nivel nacional. En cuanto a la producción, se espera que esta caiga a entre 51 y 52 millones de toneladas, lo que significaría un duro golpe para el sector agrícola del país.

La situación en Córdoba es un claro reflejo de los desafíos que enfrenta el campo argentino en un contexto de cambio climático y falta de políticas hídricas que garanticen la sostenibilidad de la producción.

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