En la celebración de Pascua de Resurrección, Monseñor Adolfo Uriona, invitó a los fieles a renovar sus corazones y ser «hombres nuevos que den testimonio de la presencia de Cristo Resucitado en el mundo». Respecto a la situación económica y social, advirtió que el ajuste golpea muy fuerte sobre los que menos tienen.
En el mensaje de Pascua, Uriona instó a los fieles a ser “constructores de la vida, a luchar por la vida en contra de la muerte, a luchar por el amor en contra del odio, a luchar por la paz”. “Hombres nuevos que buscan vivir como Jesús nos enseñó y dando testimonio de su presencia en el mundo”, acotó.
La homilía de Monseñor Uriona, pronunciada durante la Misa Pascual en la Capilla San Pablo de la Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, estuvo centrada en el pasaje evangélico que narra el encuentro de María Magdalena y los discípulos con el sepulcro vacío.
El prelado resaltó la figura de María Magdalena, la mujer que amaba tanto a Jesús, quien fue testigo de la crucifixión, el descendimiento y la sepultura. Llevada por su profundo amor al Señor, ella fue la primera, de madrugada, en acudir al sepulcro. Al encontrar la piedra corrida fue a avisar de inmediato a los discípulos.
Pedro y «el discípulo al que Jesús amaba» corrieron al sepulcro…
Al analizar la reacción del «discípulo amado», Mons. Uriona ponderó especialmente su actitud quien, «sin ver a Jesús, sino viendo las vendas y el sepulcro vacío, creyo». Destacó que este es «el modelo del cristiano» presentado por el Evangelio de San Juan.
«Esto nos plantea a nosotros justamente el tema de la fe», expresó el Obispo, explicando que la fe cristiana «la recibimos por la predicación de otros: catequistas, sacerdotes, religiosas, familia». Y aunque ninguno de los cristianos actuales vio a Jesús, Él «nos invita a creer desde esta fe y desde este testimonio de otros».
No obstante, aclaró que «algo es necesario ver»: los signos de la presencia del Resucitado en «personas que son promotoras de bien, que se dedican a los demás, que se consagran a Dios para el servicio de los otros, que aceptan con paciencia y paz la enfermedad». Estos son los «signos de credibilidad» que, al igual que las vendas en el sepulcro, dan testimonio de que «Cristo resucitado está presente».
En este contexto, Mons. Uriona exhortó a los fieles a ser, como fruto de la Pascua, «constructores de la vida, a luchar por la vida en contra de la muerte, a luchar por el amor en contra del odio, a luchar por la paz».