Sin respuestas de la empresa y con graves dificultades económicas, el personal lleva seis días de huelga y advierte que profundizará las protestas si no hay soluciones inmediatas.
El conflicto entre trabajadores y autoridades de una empresa prestadora de servicios de salud continúa sin resolución, tras seis días de paro por tiempo indeterminado. La medida fue tomada ante el incumplimiento en el pago de salarios, situación que ha generado un profundo malestar en el personal, que denuncia condiciones cada vez más críticas.
Según informaron los propios trabajadores, la empresa argumenta que la demora se debe a la falta de transferencia de fondos desde el PAMI, sin ofrecer hasta el momento ninguna alternativa para paliar la situación, como adelantos parciales o aportes extraordinarios. Esta justificación no resulta suficiente para los empleados, quienes remarcan que los vencimientos ya se acumulan y que cada mes enfrentan el mismo problema.
Las consecuencias del retraso salarial ya se sienten en la vida cotidiana de los empleados: algunos han sufrido cortes de servicios por falta de pago y otros deben recurrir a préstamos. Aseguran que la situación está al límite.
Ante la falta de respuestas concretas, los trabajadores anunciaron que intensificarán las medidas de fuerza si no hay avances antes del día 11 de cada mes. Además, realizarán asambleas permanentes como parte de un plan de lucha que se mantendrá activo hasta que se regularice el pago de haberes.
Pese al conflicto, se garantiza la atención en guardias mínimas y servicios de urgencia, así como el funcionamiento parcial de algunos consultorios, ya que no todo el personal adhirió al paro. Aun así, el clima general es de creciente desgaste y descontento.
Desde el sector aseguran que, si bien existe expectativa por un posible desembolso del PAMI esta semana, la incertidumbre predomina y la paciencia se agota. Los trabajadores insisten en que la empresa debe garantizar el salario como un derecho básico y no como una promesa sujeta a terceros.
El conflicto permanece abierto y sin una solución a la vista, mientras los empleados reclaman respuestas concretas y, sobre todo, respeto por su trabajo.