Es una enfermedad caracterizada por una elevada hipertensión ocular que se manifiesta en el momento del nacimiento del niño. El diagnóstico precoz es fundamental porque si uno no lo trata a tiempo, lleva inexorablemente a la ceguera.

En esta «Semana Mundial del Glaucoma», dialogamos con el oftalmólogo Roque JerabeK, integrante de la Red Oftalmológica Jerabek-Zabalo, sobre esta enfermedad visual que afecta a los recién nacidos.

Según el doctor, el glaucoma congénito es provocado por una elevada hipertensión ocular y se caracterizada porque genera opacidad en la córnea, generando dolor en el bebé. Si se detecta a tiempo, la recuperación visual puede ser buena.

“Muchas veces en los primeros días de vida se pone de manifiesto y el niño tiene un llanto porque verdaderamente le duelen las corneas porque las mismas carecen de brillo y son totalmente opacas”, explicó el oftalmólogo, quien agregó que dicha enfermedad suele estar asociada a un aumento en el tamaño de los ojos, se los percibe más estirado, es decir, más grandes y sobresalientes.

El Dr. Jerabek, quien se doctoró en Medicina y Cirugía en la Universidad Nacional de Córdoba, señaló que “muchas veces los recién nacidos tienen lagrimeos y los padres a veces piensan que puede ser porque que el lagrimal está tapado o que están con una conjuntivitis, pero en realidad es un lagrimeo producto de esa hipertensión ocular y no es conjuntivitis porque no hay secreción”.

Respecto a la incidencia de esta enfermedad en la población mundial, el doctor precisó que el glaucoma congénito afecta a un niño cada 100 mil nacimientos. “Si bien es de baja penetración genética, siempre hay que estar alerta porque si bien esas son las formas de mayor expresión, hay muchas sub-variedades del glaucoma congénito que no se detectan tan fácilmente y en donde las expresiones más notorias pueden ocurrir después de días o semanas de que el bebé haya nacido”, advirtió.

¿Cómo es el tratamiento?

El Dr. Roque Jerabek manifestó que “el tratamiento para estos casos es quirúrgico” y agregó que “muchas veces necesitan más de una cirugía para recomponer la presión intraocular”.

Consideró que es muy importante el diagnóstico precoz al argumentar que “si uno no lo pesquisa a tiempo, lleva inexorablemente a la ceguera”. En este sentido, señaló que “cuanto antes uno pueda resolver esta situación y operar a ese niño mejor pronóstico visual va a cursar en su vida”.

“Por eso muchos profesores cuando nos enseñan sobre cuándo hay que operar un glaucoma congénito la respuesta es ayer, es decir, así es la celeridad con la que hay que proceder una vez hecho el diagnóstico”, remarcó.

El doctor comentó que “muchas veces con pequeñas tecnologías de consultorio el profesional puede llevar a cabo este tipo de diagnósticos, y otras veces, cuando no es tan preciso, uno puede que necesite de un anestesista para que le haga una anestesia superficial mínima al niño para uno poder examinarlo correctamente”.

Una vez diagnosticado es necesario recurrir a la cirugía lo antes posible para reducir la presión ocular y, de esta forma, disminuir el daño al nervio óptico por lo que el niño puede tener una mejor visión si es diagnosticado a tiempo.

Más allá de si la cirugía es un éxito o no, el glaucoma congénito dura toda la vida y es necesario que todos los afectados entiendan la importancia de someterse a revisiones periódicas para llevar un correcto control de la enfermedad.

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Entrevistado:  Dr. Roque Jerabek – MP 18909 – MN 73969 – CE 5916

Docente de la Universidad del Salvador (USAL) desde hace 25 años

Recientemente se sumó como profesor en la Universidad de Buenos Aires

Doctorado en Medicina y Cirugía en la UNC.

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