Durante los días viernes 19 y sábado 20 de enero la localidad turística volverá a latir con la 35º edición del tradicional Festival de Doma y Folclore.
Luego de la exitosa apertura de la temporada de verano con un evento cultural en la Plaza de los Niños, que se realizó días atrás en el marco de los 390 años de Río de los Sauces, ahora la localidad se prepara para una gran temporada y ya está promocionando la nueva edición del Festival de Doma y Folclore.
Inés Lo Duca, secretaria de Turismo de Río de los Sauces, dijo que “este festival es el evento más importante del pueblo y hay grandes expectativas por el movimiento de turistas que genera cada vez que se realiza”.
En diálogo con CBAHOY, la funcionaria contó que el evento tendrá el tradicional esfile de agrupaciones gauchas, la jineteada con más de 50 montas por noche con animales de la tropilla de Julio Saluzzo, la animación a cargo de Isaías Busto y el payador Miguel Julián. Además, en cada una de las dos lunas del festival shows folclóricos en vivo para compartir con amigos y disfrutar en familia.
De esta manera, esta edición contará con la presentación de reconocidos artistas. El viernes 19 compartirán escenario El Ballet Municipal Lic-Sin, Herencia Chamamecera, Paquito Ocaño y Andrés Clerc. Mientras que en la segunda luna del festival se presentarán: El Ballet Municipal Lic-Sin, Los Chechelos, Dalma y Josefina Flok, Jairo y Los Pachechos.
El costo de las entradas anticipadas es de $10.000 para las dos noches, en tanto que el valor de la entrada en la puerta será de $6.000 por noche. Los menores de 10 años no pagan entrada. Las mismas se pueden adquirir en la Municipalidad y en el Centro Cultural Chede Rufail.

Festejos del Carnaval
La coordinadora de Turismo de Río de los Sauces también adelantó que ya tienen previsto para el mes de febrero la organización del campeonato de bochas de campo que se desarrollará justo el fin de semana largo del Carnaval Sauceño.
Historia y belleza natural
Lleno de historia y tradición, este poblado era conocido como “Li-Sien” por los primeros pobladores de la zona, que significa “entre árboles”, una característica que aún conserva. Alrededor de las aguas cristalinas de su río pueden encontrarse morteros y puntas de flecha, vestigios de la cultura comechingona.
Como complemento al descanso que regalan sus paisajes serranos y la recreación en las playas y piletones de su río, este entorno es especial para emprender caminatas, montar a caballo por los cerros o pescar truchas en sus cursos de agua transparentes.
También se puede conocer la parte más antigua del pueblo, que se encuentra alrededor de la capilla Nuestro Señor de la Buena Muerte, construida en 1887 y que representa un valioso testimonio arquitectónico del pasado colonial.