Es por la reducción del plazo de acceso al dólar oficial a dos cuotas y el solapamiento con el esquema anterior. El pico será en octubre, cuando se pagaría el 150% de las importaciones mensuales. Surge un lobby por un BOPREAL 4.

El rojo de las reservas internacionales es uno de los mayores focos de preocupación de los agentes económicos respecto del plan oficial. Y en los próximos meses se suman varios factores que auguran una agudización de la sangría de divisas. Producto del acortamiento en los plazos de acceso al dólar oficial para la mayor parte de los bienes comprados en el exterior y la superposición con el esquema previo, desde septiembre se pagará más del 125% de las importaciones mensuales. A eso se sumará el abaratamiento del tipo de cambio importador, cuando se retrotraiga la alícuota del impuesto PAIS al 7,5% y el menor ingreso estacional de divisas, que este año se combina con precios de la soja muy deprimidos.

Las tenencias netas del Banco Central detuvieron su recuperación antes de que termine el primer semestre y en julio cayeron con fuerza ante la cancelación de los vencimientos de deuda externa y el saldo vendedor del BCRA en el mercado oficial (MULC). Hoy por hoy, son ampliamente negativas en una magnitud que varía según la metodología utilizada para medirlas: GERES las ubica en casi u$s3.500 millones; Analytica y 1816, en torno a u$s5.100 millones; BAVSA, en u$s5.800 millones; y Eco Go, en más de u$s6.400 millones.

Si el Gobierno no accede a financiamiento, el consenso es que para el verano volverán a niveles mínimos semejantes a los que había antes de que asuma Javier Milei, es decir, por encima de los u$s10.000 millones negativos.

Importaciones: la flexibilización presionará las reservas

Existe un factor que ya desde el próximo mes comenzará a presionar las arcas de la entidad que preside Santiago Bausili. Se trata de la flexibilización de los plazos para el pago de importaciones aprobada el 23 de julio. La medida fue la primera relajación del cepo de relativa importancia en un contexto en que el Gobierno y el mercado dan señales que dan cuenta que el grueso de los controles cambiarios tiene larga vida.

En concreto, allí se estableció que el conjunto más amplio de los bienes importados que desde diciembre se pagaban en cuatro cuotas mensuales del 25% cada una (a los 30, 60, 90 y 120 días desde el registro de ingreso aduanero) y, a partir del 1° de agosto, pasaron a pagarse en dos cuotas del 50% del monto total (a los 30 y a los 60 días). Se trata de un cambio relevante porque alcanza a más de la mitad de los productos comprados en el exterior. También se redujo de 120 a 90 días el plazo para los bienes suntuarios y automóviles terminados.

El resto se mantiene como estaba: la energía se paga al contado, mientras que los bienes relacionados con la atención de la salud, fertilizantes, fitosanitarios destinados a su elaboración local, productos de la canasta básica e importaciones realizadas por pymes tienen acceso a los 30 días desde el registro de ingreso aduanero.

La implementación de esta medida hará que convivan durante septiembre, octubre y noviembre cuotas correspondientes al esquema previo y cuotas correspondientes al actual. Esto hará que los pagos de importaciones de esos meses superen ampliamente los ingresos de mercadería efectivamente realizados en cada uno de esos períodos.

Según cálculos del economista Salvador Vitelli, de Romano Group, en septiembre se abonará el 125% de las importaciones mensuales ya que impactarán tres cuotas del esquema previo (25%) correspondientes a compras ingresadas en mayo, junio y julio, más una cuota del esquema nuevo (50%) por importaciones que entraron en agosto.

El pico se dará en octubre con pagos por el 150% de las importaciones mensuales (dos cuotas de 25% y dos cuotas del 50%). En noviembre, el ratio volverá al 125% (dos cuotas de 50% y una de 25%). Recién en diciembre se regularizaría.

El resultado de este solapamiento es que entre septiembre y noviembre se pagará el equivalente a casi un mes extra de importaciones. Como ejemplo, en junio (último dato disponible) se importó por u$s4.679 millones. Principalmente a raíz de ese factor, el economista Lorenzo Sigaut Gravina proyectó que las reservas perderán de acá a fin de año unos u$s5.700 millones y cerrarán en torno a los u$s9.500 millones.

Reservas y la encerrona

En septiembre se sumará otro factor de presión adicional sobre las reservas: el Gobierno prometió que para ese mes retrotraerá la alícuota del impuesto PAIS para las importaciones al 7,5%, el nivel que tenía antes de que la actual gestión lo elevara al 17,5%. Esa baja de 10 puntos abaratará el dólar importador (a valores de hoy pasaría de $1.107 a $1.013), que implicará un incentivo a incrementar importaciones en la medida en que haya demanda o bien a volver a cursar en el mercado oficial compras al exterior que se habían pasado a cancelar en el CCL.

En definitiva, se trata de una encerrona. El Gobierno apunta a que esta medida (vía abaratamiento de bienes importados) ayude a dar continuidad a la desaceleración de la inflación, en momentos en que el IPC Núcleo se estancó en el 3,7/3,8% durante los últimos tres meses y la inercia empieza a mostrarse más difícil de romper. Pero la contracara de ese eventual impacto en el margen respecto de la dinámica de precios internos, es convalidar un mayor drenaje de reservas y, por supuesto, de recaudación (Analytica estima que entre septiembre y diciembre el Gobierno resignará ingresos fiscales por $1,5 billones a raíz del recorte de la alícuota del impuesto PAIS).

“Es evidente que el Gobierno se ha propuesto como prioridad bajar esa inflación a valores por debajo del 1% mensual. Pero también es evidente que para eso parece haberse encerrado en una estrategia de difícil salida: no puede bajar la brecha lo suficiente para no tener que gastar las reservas, y no puede devaluar para que los precios sigan bajando. La alternativa de liberar el cepo y que sea el mercado ‘quien devalúe’ parece haber perdido terreno esta semana. Con lo cual es muy posible que lo que veamos sea una brecha que no baje del 30%”, analizó la consultora LCG sobre los trade-off del programa económico.

Y agregó: “Venimos sosteniendo que, en el corto plazo, el mercado de cambios no estará ajeno a tensiones. La combinación de decidir comprimir la brecha interviniendo en los mercados paralelos, el acortamiento de los plazos de pagos de las importaciones, la caída del precio de los commodities (en particular el de la soja), y la tendencia estacionalmente negativa de las exportaciones en el segundo semestre del año, sugiere que las perspectivas para la acumulación de reservas seguirán siendo desfavorables. A esto se suman pagos netos por BOPREAL y por deuda provincial y el vencimiento de u$s4.500 millones por Globales y Bonares en enero 2025”.

El Gobierno busca construir un puente que compense esas dificultades con el blanqueo y eventualmente un repo (sobre el que aún no hay mayores certezas) para cancelar los vencimientos del próximo año. Mientras, la posibilidad de acceder a nuevo endeudamiento del FMI no resulta nítida.

El corolario de todo esto es que gana fuerza la perspectiva de que hay cepo para rato. Por caso, la consultora 1816 trazó dos escenarios: el primero es que la salida se concrete en lo que resta de 2024 y el segundo, que se patee para después de las elecciones legislativas de 2025. Y señaló que tanto los mensajes de Javier Milei como de Luis Caputo, que la semana pasada explícitamente intentaron calmar las ansiedades del mercado y de los agentes económicos, como las cotizaciones de los activos financieros son más consistentes con el escenario 2.

¿BOPREAL 4?

En ese marco de “larga vida al cepo”, algunos sectores del empresariado activaron nuevos lobbies en busca de un canal para poder cancelar el stock aún remanente de deuda comercial previa al cambio de Gobierno. Se trata en general de empresas que decidieron no entrar a las colocaciones de las tres series del BOPREAL ( el bono en dólares que emitió el Central destinado a importadores con pasivos con sus proveedores), ya sea porque especulaban con que la salida del control de cambios sería más rápida o porque sus casas matrices no se lo aceptaron.

Alejandro Díaz, el CEO de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), dijo que están conversando con el Gobierno “para ver si es posible sacar un BOPREAL 4”. En una entrevista con Bloomberg Línea, aseguró que la propuesta de lanzar una cuarta serie tuvo buena recepción por parte de los funcionarios.

Ámbito consultó con distintas fuentes del BCRA, que aseguraron no estar al tanto de nada concreto al respecto. Uno de los funcionarios consultados consideró que el stock remanente de la deuda comercial heredada al día de hoy “no es algo que complica el funcionamiento de la economía”. De todas maneras, habrá que ver cómo sigue la película.

Fuente: Ámbito

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