Especialistas advierten que pasar al Régimen General sería más costoso y complejo, y dejaría a tres millones de personas sin cobertura médica.

El futuro del Monotributo volvió a instalarse en el debate público a raíz de versiones que apuntan a su posible eliminación. Aunque el Gobierno nacional desmintió que haya una decisión tomada en esa dirección, expertos en materia tributaria remarcan que un cambio brusco tendría un impacto profundo en los casi cinco millones de inscriptos que hoy dependen del Régimen Simplificado.

Creado en los años noventa para darle un marco formal y accesible a pequeños contribuyentes, el sistema permitió que profesionales, trabajadores independientes y pequeños comercios pudieran operar sin las exigencias del Régimen General, que obliga al pago de IVA y Ganancias y requiere una estructura administrativa más compleja. Con el tiempo, el esquema también fue utilizado para encubrir vínculos laborales disfrazados de “prestación de servicios”.

De acuerdo con las estimaciones, cerca de tres millones de monotributistas perderían su obra social en caso de que el régimen se elimine sin reemplazo. Además, quienes hoy pagan una cuota fija —que en la categoría inicial ronda los $37.000— pasarían a enfrentar costos significativamente más altos: solo el aporte previsional como autónomos supera los $80.000 mensuales. A eso se sumaría la necesidad de contratar una prepaga para mantener cobertura médica y la posibilidad de quedar alcanzados por el Impuesto a las Ganancias.

Otro problema sería la imposibilidad de trasladar plenamente el IVA a los clientes, lo que podría obligar a muchos prestadores a absorber parte del impuesto para no perder competitividad. A todo esto se suma la obligación de presentar declaraciones juradas y llevar una contabilidad más rigurosa. Quienes hoy tributan bajo esquemas unificados, además, deberían volver a gestionar por separado Ingresos Brutos y tasas municipales.

Para el tributarista Sebastián Domínguez, cualquier intento de eliminar el régimen sin reformar previamente el sistema general “generaría más informalidad y dejaría a muchas personas sin respaldo previsional ni cobertura médica”. Advirtió que una transición desordenada podría empeorar la recaudación y desalentar la formalización: “Los cambios deben ser integrales y graduales; hacerlo de manera abrupta sería contraproducente”.

Aunque no existe una definición oficial sobre el destino del Monotributo, los especialistas coinciden en que cualquier modificación deberá contemplar el impacto social y económico sobre millones de trabajadores que hoy dependen del esquema para operar dentro de la legalidad.

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