Así lo expresó Federico Giuliani, quien fue reelecto como secretario general de la CTA Autónoma de Córdoba con más del 96% de los votos.

Tras las elecciones para definir la nueva conducción de la central obrera, desde CÓRDOBA HOY dialogamos con Federico Giuliani, quien fue elegido para continuar como secretario general de la CTA-Autónoma en la provincia de Córdoba.

En un mano a mano, el dirigente habló sobre la actualidad del sindicato, el crecimiento de la central obrera con la incorporación de sindicatos privados, la importancia de la juventud y el feminismo en la gestión gremial, los desafíos por delante y la actualidad del país y la provincia.

– ¿Qué balance hacen de estas elecciones en la CTA-Autónoma?

-Siempre es importante que los trabajadores puedan elegir a sus representantes a través del voto y no que los cargos y representaciones se distribuyan a dedo y en una pieza cerrada. Es fundamental que se pongan en discusión todos los espacios de conducción, nacional, provincial o regional.

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“La elección fue un hecho político importante con más de 7 mil compañeros que se movilizaron para votar, a pesar de que no son obligatorias”

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En este marco, es importante destacar el crecimiento que hemos logrado y la heterogeneidad de las personas que componen nuestra central, la cual se vio reflejada en la votación. La elección se llevó a cabo en un comedor popular, en un merendero, en la calle porque en muchos lugares ya sea el Estado o los patrones privados no nos dejaban.

-¿Cómo se logró ese crecimiento?

– Empezamos hace cuatro años con un central mucho más chica y débil. Nos tocaron dos años de macrismo y dos de pandemia, pese a eso crecimos cuantitativamente en cantidad de afiliados y cualitativamente en el territorio, ya que incorporamos Bell Ville y Traslasierra con Punilla y Cruz del Eje.

La prepotencia de trabajo que tuvimos durante estos años nos han permitido ser hoy una central con reconocimiento por nuestra combatividad en las calles de la provincia de Córdoba, en donde opera el poder político y mediático en nuestra provincia.

– También se sumaron varios gremios del sector privado ¿Cuál fue el motivo?

-El recambio generacional de hace cuatro años fue fundamental porque abrimos la puerta y fuimos preparando la casa para que otros actores y sectores la habiten.

En cuatro años incorporamos 10 gremios privados a la central, espacios que rompieron con la burocracia sindical del ámbito privado y que son parte de esta construcción colectiva, entre ellos, operarios de maquinarias pesadas, las costureras, los fleteros, las trabajadoras de casas particulares (APECAF), los trabajadores de la vía pública, de la construcción, volvió el Cispren a nuestra casa y también Ammar que nuclea a las trabajadoras sexuales. Hablamos de gremios que organizan y contienen a trabajadores que están muy afectados por las políticas de ajuste.

-¿Cuáles son los desafíos para los próximos cuatro años?

-Esta elección que nos brinda la posibilidad de seguir por cuatro años más nos ratifica la confianza en ese camino que venimos trazando con la incorporación de mujeres a las conducciones y el barrio en los espacios de definición política. Porque no el barrio no está solamente en la central para garantizar la olla y paliar el hambre, la barriada forma parte de CTA-A para dar la discusión y conducir la política de la central obrera.

Construimos un modelo sindical distinto, ni mejor ni peor que el de otra central, pero con lugar para los trabajadores, los precarizados y los desocupados.

-¿Cómo se hace para conducir una central tan heterogénea?

– Cuando uno abre las puertas y democratiza la participación hay que bancarse el debate y construir de manera colectiva. Seguramente en la diversidad hay matices diferentes, pero lo importante es que hemos encontrado puntos en común y, a la hora de salir a pelear, también lo hacemos por muchos compañeros que están en el ámbito privado y que están sufriendo situaciones de explotación laboral o de esclavitud propias del siglo XXI.

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“Nos toca representar a las trabajadoras de Paicor que ganan 13 mil pesos. Es decir, el propio Estado provincial esclaviza a las mujeres”

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-¿Qué impacto tiene el movimiento feminista y la juventud en la central obrera?

-En un contexto de avanzada del movimiento feminista en Argentina, nuestra central no ha estado exenta y en plena pandemia cuando el Estado se ausentó, fueron apareciendo nuevas emergentes, nuevos referentes de las barriadas, en su mayoría mujeres que fueron las que impulsaron las ollas populares para darle de comer a la gente.

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“Creo que es fundamental que una central obrera recupere a los jóvenes en la participación política con una visión clasista”

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Creo que la crisis de representatividad que tenemos en Córdoba en el movimiento sindical, pero también en el movimiento social, partidario político se puso en evidencia en pleno macrismo. En ese momento, cuando había que salir a pelear, las organizaciones sociales y barriales fueron las que encabezaron la lucha y no tanto las sindicales. Por eso creo que todo ese emergente debía ser parte de la central y hoy están expresados en la CTA-Autónoma.

-¿Cuál es el desafío en este nuevo período de gestión?

-El desafío que se viene es consolidar lo que estaba y ser un actor fuerte en la política de la provincia de Córdoba, no siendo la pata sindical de ninguna fuerza partidaria o gobierno de turno, sino ser el puntal de lanza de un nuevo proyecto político en esta Córdoba paradojal. Una provincia rica cuando uno la transita, con los campos que explotan de soja y maíz, pero en donde lamentablemente la plata se la siguen llevando Pagani, Urquía, Roggio y los gerentes de turno que son la clase política rentada, o los sectores especulativos y financieros.

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“Hay que luchar por la distribución igualitaria de la pobreza en una provincia que tiene los índices más graves de pobreza, desigualdad social y precarización laboral”

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Te la muestran como una isla porque está muy blindada mediáticamente. Schiaretti con el cordobesismo, que hace 23 años que gobierna, la ha blindado poniendo fabulosas pautas en los grandes medios hegemónicos, pero nosotros como CTA queremos apostar a un proyecto político que recupere esa Córdoba rebelde que parió la Reforma Universitaria del 18´, el Cordobazo en el 69´y que fue cuna de grandes dirigentes como Agustín Tosco y Atilio López.

– ¿Dónde y cómo dar la lucha?

– Los dirigentes sindicales debemos defender los derechos e intereses de la clase. Hoy no sirve meter candidatos a concejales, diputados o intendentes si realmente por abajo no hay poder popular. Uno puede tener gobierno, pero lamentablemente en Argentina y, en Córdoba en particular, al poder lo siguen teniendo los grupos económicos. Son los que se juntan y siguen concentrando la riqueza.

Nosotros somos una central que ejerce su autonomía, pero no somos neutrales, nosotros hacemos política para cambiar la realidad y creemos que la salida a esta crisis de la cual nadie tiene un manual, ni siquiera quienes nos gobiernan, se sale con mucho debate, con política colectiva y ocupando espacios de participación.

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“De esta crisis se sale con mucho debate, con política colectiva y ocupando espacios de participación”

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Para lograr eso hace falta tener un proyecto, no sirve que vayan candidatos aislados o que pidamos cupos. Creo que nosotros como laburantes tenemos que seguir accionando en conjunto con el Bloque Piquetero que, en una unidad estratégica, hemos logrado movilizaciones multitudinarias en Córdoba. Creo que esa construcción desde abajo es lo que puede parir un nuevo emergente político que, por qué no, en algún momento pueda tener una expresión electoral.

Creo que es fundamental la construcción popular en los merenderos, en los comedores, en las cooperativas, en las huertas comunitarias, con los cuerpos de delegados en las fábricas e industrias, en los gremios públicos y estando mucho en la calle. Para marcar la agenda tenemos que estar mucho en la calle.

-¿Para marcar la agenda y conquistar derechos hay que copar la calle?

-Sí, por eso el 18 de agosto realizaremos una jornada de lucha en todo el país con cortes de ruta y movilizaciones porque lo que estamos pidiendo y exigiendo es la distribución de la riqueza.

Creemos que hoy para poner un grado de dignidad en Argentina hace falta poner un salario mínimo universal que se fije como se hace con Salario Mínimo Vital y Móvil. Claro que con eso no alcanza, pero al menos nos permite marcar un piso de dignidad y sacar del hambre a 17 millones de argentinos.

-¿Cómo ve la situación salarial en el país?

-Lamentablemente hoy quienes laburamos, ya sea en el ámbito público o privado, en blanco formales y estables, pero también quienes están en negro, trabajamos para ser pobres. Hoy la canasta básica que indica el Indec se necesitan 119.000 pesos para no ser pobre y la mayoría de los salarios no supera esa cifra, lo cual genera pluriempleo. Es decir, que los compañeros y compañeras tienen que tener dos o tres trabajos para superar esa línea y llegar a fin de mes.

Por lo cual, hoy la discusión en Argentina sigue siendo sobre derechos fundamentales que forman parte del Artículo 14 bis de la Constitución Nacional que son el Salario Mínimo Vital y Móvil que le permita al trabajador vivir dignamente, tener su vivienda y acceso a la salud y educación. Hoy el Salario Mínimo Vital y Móvil es vergonzoso, al límite de la línea de la indigencia.

Hay que discutir cómo elevamos salarios, no cómo los bajamos y el otro punto fundamental es el derecho a huelga. Que nosotras las organizaciones sindicales podamos volver a discutir el derecho a la huelga como elemento de presión para conquistar derechos. Al menos desde Córdoba, lo que venimos pidiendo a grito en ésta época política argentina de ajuste, con una deuda ilegítima y fraudulenta con el FMI que la venimos pagando con el hambre de nuestra gente, pedimos a grito una huelga nacional que unifique los conflictos nacionales.

Ya sabemos que esto no lo va a hacer la CGT, central que el próximo 17 de agosto convoca a una movilización contra la inflación como si la suba de precios fuera algo abstracto o una entelequia y no marcha en contra de los grupos económicos de poder que forman precio y tampoco lo hace contra el Gobierno nacional que es pasivo y no logra domesticar y disciplinar a los formadores de precios.

Por eso el 18 nosotros vamos a marchar para marcar en la agenda política y mediática la necesidad de lograr aumentos salariales por encima de la inflación y un salario básico universal para quienes no tienen laburo.

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