El oficialismo busca la media sanción en la Cámara alta como cierre político de 2025, con el foco puesto en los artículos más sensibles del proyecto y en mostrar previsibilidad económica.
El Gobierno nacional afronta este viernes una de las sesiones más determinantes del año en el Senado de la Nación, con el objetivo de obtener la media sanción del Presupuesto 2026 y cerrar diciembre con una señal política que excede el plano legislativo. El debate comenzará al mediodía e incluirá también el tratamiento del proyecto de Presunción de Inocencia Fiscal, que propone cambios en el Régimen Penal Tributario y un esquema simplificado del Impuesto a las Ganancias.
En la Casa Rosada interpretan esta instancia como una prueba de gobernabilidad y un respaldo necesario a la hoja de ruta económica que el Ejecutivo proyecta para el próximo año. Más allá del contenido técnico, la aprobación del Presupuesto es vista como una herramienta clave para despejar incertidumbres, fortalecer negociaciones financieras y sostener compromisos externos en un contexto económico todavía frágil.
El debate parlamentario tiene dos puntos especialmente sensibles. El capítulo 11, que contemplaba la derogación de las leyes de Emergencia en Discapacidad y de Financiamiento Universitario, ya fue rechazado la semana pasada en la Cámara de Diputados, lo que obligó al oficialismo a recalibrar su estrategia. En tanto, el artículo 30 se convirtió en el principal foco de tensión, al proponer la derogación de normas que fijan mínimos obligatorios de inversión en educación, ciencia y tecnología, un punto que genera resistencias incluso entre aliados legislativos.
Puertas adentro, el clima es de cautela. Si bien el oficialismo confía en contar con los votos necesarios para la aprobación en general, reconoce que el tratamiento en particular puede presentar riesgos. Las objeciones a artículos puntuales obligaron a intensificar las conversaciones con bloques dialoguistas y a monitorear cada movimiento parlamentario para evitar modificaciones que obliguen a devolver el proyecto a Diputados.
El Ejecutivo llega a esta instancia luego de un recorrido legislativo irregular, con avances y retrocesos que expusieron dificultades para construir mayorías estables. En Balcarce 50 admiten que, en tramos anteriores, se subestimaron resistencias y se debió negociar contrarreloj, una experiencia que explica el enfoque más prudente con el que se encara ahora el tramo final del debate.
En ese esquema, el rol de Patricia Bullrich adquiere un peso central. La ministra y jefa del bloque oficialista en el Senado enfrenta su primera gran prueba parlamentaria al frente de la bancada. Tras encabezar las negociaciones para garantizar la sesión en plena recta final del año, Bullrich concentró sus esfuerzos en consolidar apoyos que permitan sancionar el proyecto sin cambios sustanciales. El objetivo es claro: evitar que el Presupuesto vuelva a Diputados y asegurar su aprobación antes del cierre del período legislativo.
Los tiempos institucionales también juegan en contra. El calendario es ajustado y cualquier modificación relevante podría demorar el trámite más allá de diciembre, algo que el Gobierno busca evitar para no repetir la prórroga del esquema vigente. Por eso, en las últimas horas se reforzaron los contactos políticos y se evaluaron concesiones tácticas, siempre con la premisa de preservar el núcleo del proyecto.
Más allá de la discusión artículo por artículo, en el Ejecutivo conciben esta votación como un gesto político hacia dentro y hacia fuera del sistema. Hacia el Congreso, para demostrar capacidad de diálogo y construcción de acuerdos; hacia los actores económicos, para exhibir previsibilidad y respaldo institucional al rumbo fiscal propuesto para 2026.
Con la sesión del Senado como punto de inflexión, el Gobierno vive estas horas como decisivas. La eventual media sanción del Presupuesto no resolverá todos los desafíos por delante, pero sí permitiría cerrar el año con una señal de orden político que el oficialismo considera indispensable para encarar el próximo ciclo legislativo y económico con mayor fortaleza institucional.


