Gastón Molayoli, programador de cine y docente, remarcó la importancia del papel de Welles en la historia de la cinematografía mundial a 108 años de su nacimiento

Un 6 de mayo de 1915 nació en Wisconsin, Estados Unidos, una de las figuras más emblemáticas del cine: Orson Welles. Hijo de una familia acomodada, el joven comenzó a corta edad a expresar sus grandes dotes artísticos. A los 10 años, ya produjo, dirigió, adaptó y protagonizó su primera obra teatral. Y para el año 1936, estrenó su primera producción propia: “Macbeth”, una obra de teatro basada en un clásico de William Shakespeare. Al año siguiente, comenzó con el programa radiofónico “The Shadow”, con el que se dio a conocer al público norteamericano.

Welles, es catalogado por Molayoli como: “Un artista de la provocación, más que de la inmersión, a diferencia de la mayoría los cineastas clásicos”.

“Se hace mundialmente conocido por una transmisión radiofónica en torno a la Guerra de los Mundos”, expresó Molayoli. En esa transmisión, el artista se apropia del relato de manera tal, que sembró el pánico a millones de receptores. Éstos sintonizaron de manera tardía el programa, por lo que no se enteraron de que era una simulación. En consecuencia, estaban seguros que una invasión extraterrestre venía al territorio norteamericano.

Hoy, esos 59 minutos de radioteatro de CBS emitidos en 1938, siguen siendo considerados uno de los más famosos de la historia de las telecomunicaciones.

El Ciudadano Kane

Con sólo 25 años, el joven Welles estreno su primera película. Protagonizó, escribió, dirigió y produjo una historia que habla de la corrupción y poder, pero también de soledad y las traiciones. “Por muchos años fue considerada como la mejor película del cine”, expresó Molayoli.

Lo de Welles fue un delirio en la historia del cine mundial, tanto técnica como narrativamente. “Es muy virtuoso y, en sus películas, se nota muy bien que sabe filmar, que sabe mover la cámara, que sabe desplegar una puesta en escena notable y bien marcada en un sentido estilístico”, precisó Molayoli.

No obstante, si bien su primer film se fue convirtiendo en el mejor de los tiempos a largo de los años, en su momento, no fue profeta en su propia tierra. El artista apenas logró recuperar el presupuesto que gastó en su producción. Y pese a sus muchas nominaciones que obtuvo en los Oscars de 1941, sólo se llevó la estatuilla a mejor guion.

Además, un dato curioso entre el Ciudadano de Kane y Welles que rescata Molayoli: “El protagonista del film es casi una especie de alter ego de Welles, en el sentido de que generó casi el mismo rechazo en la industria de Hollywood, el mismo rechazo que Kane despertó en el mundo de la política dentro del universo de la ficción”.

Una larga cartelera

Luego del Ciudadano Kane, la filmografía de Welles se extendió, y para algunas personas, superó a su primera producción. Para su segunda película The Magnificent Ambersons (1942), Welles se basó en la novela de Booth Tarkington. La película reflejaba la vida de una familia norteamericana a principios del siglo XX. El montaje final de Welles fue alterado por la RKO hasta tal punto que el cineasta dijo que habían arruinado su obra. No obstante, la película conserva el vigor creativo de Ciudadano Kane.

Años después, nace El extraño (1946), su tercera película. Y para 1948, se estrena La dama de Shanghái, un thriller similar en varios aspectos al filme Vértigo de Hitchcock (1958). De este film, se recuerda, especialmente, la escena en la galería de los espejos.

Otro de los títulos de Welles, fue Mr. Arkadin (1954) donde el propio director se metió en el papel protagonista. Sed de mal (1958) es considerada su segunda obra maestra después del Ciudadano Kane. En este thriller, Welles se reservó el papel de un obeso inspector de policía que utilizaba métodos de una ética dudosa hasta llegar al asesinato.

En El proceso (1962) Welles intentó adaptar la novela de Franz Kafka sirviéndose de su particular estilo cinematográfico. Por otro lado, el artista ofreció una intensa visión del mundo de Shakespeare en tres películas aceptadas por todos como obras maestras: Macbeth (1948), Otelo (1952) y Campanadas a medianoche (1966).

Recordemos que Welles, participó en otras producciones: “Tiene muchas intervenciones como actor, tanto en sus películas como en películas de otros. Creo que su intervención más enigmática es en el “Tercer Hombre” una película de Carol Reed… Sobre todo, porque da la sensación de que está ahí dentro, como si desde el universo de la ficción estuviera manejando los hilos del relato. Al punto de que uno no sabe si realmente el director es Carol Reed o si en el fondo la dirigió él. Creo que son varios los que tienen la misma duda que yo”, comentó Gastón.

En 1971 recibe el Óscar Honorífico por sus más de 490 años de trayectoria en el mundo del cine.

Lobo solitario

A Orson lo odiaba casi todo Hollywood. Su personalidad, su ideas y energías creativas no le caían bien a todos. Pero lo que sí es cierto, es que Welles cambió a la radio y al cine para siempre. Su imaginación, ambición, talento y audacia técnica hicieron que estos formatos adopten de manera permanente estos adjetivos a su forma y contenido.

El artista falleció en 1985 en Los Ángeles a causa de un ataque cardíaco. Su trayectoria fue y es una influencia para varias generaciones de cineastas. Sus cenizas fueron esparcidas por España donde, según su hija y su esposa, Welles había sido feliz.

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