El galpón blanco del Andino fue el escenario donde se presentó el libro virtual del cincuentenario de la Universidad Nacional de Río Cuarto: 50 años de la UNRC. Huellas de historicidad en su devenir y en la cultura institucional.

Todo comenzó con la actuación del Coro de la UNRC, que merced a su prodigioso arte refrescó un atardecer propio de noviembre. «Hace dos años no teníamos esta experiencia de cantar ante el público», expresó emocionada Verónica Baldassarre, directora del Coro, en una jornada marcada por los sentimientos por cinco décadas de vida -y lo que conllevan- de la UNRC.

La actividad fue presidida por el rector, Roberto Rovere. También contó con la asistencia de otras autoridades del área central de la universidad y de facultades. Se sumaron exfuncionarios, entre ellos los rectores Alberto Cantero y Marcelo Ruiz y la secretaria Académica de la UNRC Ana Vogliotti, bajo cuya gestión empezó a escribirse la obra.

En su alocución, el rector Rovere dio la bienvenida a un libro sobre la historicidad y la cultura institucional.
Señaló que la historia siempre «nos ha llevado a discutir hacia dónde vamos, por qué sentimos como sentimos la universidad».

Evocó que el proyecto de escribir respecto del devenir de la UNRC se remonta a 2015, cuando «lo presentamos al Consejo Superior, en un contexto de diversidad de voces». Así surgió el libro «45 años no es nada para tanta historia», cuyo éxito se nutrió de opiniones, vivencias y puntos de vista de toda la comunidad.

Rovere compartió la alegría por esta instancia presencial para el lanzamiento del libro relativo a 50 años de vida de la UNRC. Estimó que es valiosa no solo la información, también la memoria y los sentimientos plasmados por «más de 80 actores» de los cuatro claustros: docentes, nodocentes, estudiantes y graduados.

Agradeció a Marita Cortese, subsecretaria académica, y a Ana Vogliotti, Daniela Wagner y Silvina Barroso, trío compilador, y a UniRío editora, tanto a su director Jose Di Marco como al resto del personal.
Las gracias también llegaron a los exrectores Cantero y Ruiz.


Encuentro y evocación

Al cabo de la introducción de Marita Cortese, Ana Vogliotti señaló el «placer del encuentro» presencial.
Indicó la alegría por cuanto «el libro nos convoca» y por «compartir con todos esta celebración de los 50 años» de la Universidad «pública, abierta, plural, inclusiva».

Reseñó que hay textos alusivos a momentos previos al nacimiento de la casa de altos estudios y que sus autores, «de todas las facultades», aportan a la reconstrucción de historicidad social y colectiva, fundamental para la proyección institucional.

Vogliotti indicó que la publicación también remite a «una cultura institucional en recreación permanente».
Prácticas, gestión, política, creatividad sin límite, miradas sensibles, situaciones reales e imaginarias integran las páginas del volumen. También, situaciones de dolor y tragedia.

Como fondo a sus palabras se proyectaron imágenes del pasado y el presente, en blanco y negro y policromáticas.
La mayoría de las producciones marca el progreso universitario, tanto en lo educativo cuanto en lo material, indicó Vogliotti.

Destacó la ex secretaria Académica el rol de diversos actores en la labor cotidiana, no solo los que más a menudo aparecen en los medios periodísticos.

Los escritos de «50 años de la UNRC…», además, dan cuenta de miradas críticas y dejan entrever lo que no se hizo en estos años, de modo que es una fuente creíble. El libro es una «construcción intersubjetiva» con «muchas voces, que «se enfrentan, se encuentran y recrean» en la belleza de un lenguaje que las hace accesibles.

Dicha en carrusel

Daniela Wagner planteó que «el motivo de esta reunion sea el 50° aniversario de la UNRC».
Agradeció a todos los que posibilitaron la concreción de la obra, en especial a los autores, que escribieron en «un contexto muy adverso marcado por la pandemia».

La titular del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad aseveró que la publicación entraña la chance de seguir dialogando y ampliar la iniciativa abierta cuando se publicó su par referido a los 45 años de «una universidad pública, aferrada a su región», con una ciudadanía que en medio de una dictadura advirtió el valor esencial de la educación pública.

Wagner invitó a pensar en «un carrusel que gira del que algunos decidimos bajar. Observamos, captamos su ritmo, sus pasajeros, sus rostros de alegría tristeza, melancolía por los que no están». Tras ello, cada uno vuelve a subir, a girar, a perseverar en la brega diaria. El libro permitió ver «encuentro desencuentros en este devenir».

Sin ser tradicionalmente un libro de historia en términos de narrativa lineal y cronológica, conforma una polifonía participativa de «historias vivas de la universidad» con «memorias y experiencias». Esta «diversidad de autores» de «géneros literarios variados» enriquece la producción.

El tiempo presente marca la primera sección. En la segunda, protagonistas artífices de proyectos fundacionales.
Las tres siguientes muestran una universidad en marcha que a diario renueva el lema creer, crear, crecer.
En todo caso, son «huellas zigzagueantes» signadas por la disputa entre lo que queremos recordar y lo que deseamos olvidar, aquello de lo que queremos hablar y aquello que preferimos callar.

Rebelde y amorosa

Silvina Barroso agradeció «profundamente» a UniRío pues su personal logró «en tiempo record» un libro de edición «hermosa, cuidada» de «más de 500 páginas». Afirmó su orgullo por haber sido parte de la obra.

Por el «gesto político, amoroso, respetuoso» que entraña la «memoria colectiva» que depara «una cartografía» que guía en una universidad en la que creemos, creamos, crecemos».

La secretaria Académica de Ciencias Humanas indicó que en las páginas de «50 años de la UNRC…» se advierte que «las instituciones son grandes» cuando se realizan desde «todas, todos y todes» para «todas, todos y todes».

Tienen «memorias que interpelan el desasosiego» y dan luz a un producto «rebelde y amoroso como la UNRC» que expone la variopinta gama de acciones desplegadas, entre otras «el secundario para los compañeros nodocentes», tutorías, educación sexual integral, PEAM, prácticas sociocomunitarias, cafés científicos, el Observatorio de Derechos Humanos, el cogobierno, la Mesa de Género, la UBarrial. Estimó Barroso que la historia de la universidad «es memorial, no museo»; no se fija en el pasado, se proyecta hacia el futuro.

Tras sus palabras, una integrante del auditorio, profesora Alicia Zon, reclamó lo que consideró un sesgo favorable a Ciencias Humanas en la presentación. Se le agradeció amablemente que compartiera su posición y se continuó con el acto.

A continuación, la subsecretaria Académica Marita Cortese reiteró el agradecimiento a Ana Vogliotti, Daniela Wagner y Silvina Barroso. El encuentro fue cerrado por el Ensamble de música popular argentina y latinoamericana, que completó un bello giro de arte y memoria de la universidad.

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