En el proceso judicial por el fallecimiento del soldado oriundo de Santa Catalina, Matías Chirino, la defensa de siete de los nueve oficiales implicados solicitó la absolución, argumentando que el ritual de iniciación fue una «estupidez humana» pero no un homicidio doloso. La fiscalía y la querella reclaman penas de entre 8 y 21 años de prisión.
En el juicio que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal de Corrientes por la muerte del soldado cordobés Matías Chirino, la defensa de siete de los nueve oficiales imputados solicitó este miércoles sus absoluciones. Chirino falleció en junio de 2022 en el Casino de Oficiales del Ejército Argentino en Paso de los Libres, tras haber sido sometido a un violento «ritual de iniciación». Los abogados de la defensa argumentaron que este ritual es una «costumbre arraigada» en la institución y no debería considerarse un homicidio simple o doloso, sino culposo, por «imprudencia o negligencia».
El abogado Armando Aquino Britos, representante de los subtenientes Claudia Cayata y Gerardo Bautista, calificó el hecho como un acto de «la estupidez humana», afirmando que «la estupidez no es punible». Además, la defensa de otros oficiales, como el teniente Franco Grupico y los capitanes Rubén Darío Ruiz y Claudio Luna, intentaron desacreditar los testimonios de los militares sobrevivientes Jorge Chaile y Rufino Meza.
La querella, encabezada por los abogados Claudio Orosz y Marcelo Fernández Novo, solicitó penas de entre 9 y 21 años de prisión para los acusados. Los fiscales Carlos Schaefer, Aníbal Martínez y Tamara Pourcel también pidieron condenas de entre 8 y 20 años, considerando que los oficiales fueron conscientes de los riesgos y aun así llevaron adelante la serie de agresiones y abusos que culminaron en el deceso de Chirino.
La investigación reveló que el 18 de junio de 2022, Chirino y otros dos subtenientes fueron obligados a beber en exceso mientras tenían el estómago vacío. Luego, los oficiales les ordenaron que se colocaran la ropa de gimnasia de verano y se sumergieran en la pileta del casino de oficiales, cuyo agua estaba sucia y fría. Para asegurar su silencio, les retiraron los teléfonos celulares, y les exigieron cantar y recitar «la oración del soldado» y la misión del Ejército Argentino. Si erraban, debían realizar ejercicios físicos, como correr alrededor del quincho o hacer flexiones de brazos.
A altas horas de la noche, Chirino perdió el conocimiento y fue abandonado en una habitación, sin abrigo y tendido en un colchón en el piso, pese a las bajas temperaturas. Cerca de las 6 de la mañana, Bautista llamó a una enfermera, afirmando que uno de los nuevos oficiales «se había pasado de alcohol». Poco después, Chirino fue trasladado al Hospital San José de Paso de los Libres, donde se constató su fallecimiento.
Según el fiscal Fabián Martínez, los oficiales habrían actuado con «dolo eventual», representándose el riesgo que estas prácticas significaban para la salud de Chirino. «Siguieron adelante sometiendo a la víctima, obligándolo a beber hasta perder el conocimiento; y luego, siendo conscientes del estado de indefensión en que se encontraba, lo abandonaron a su suerte», explicó Martínez en la elevación a juicio. La fiscalía sostiene que los acusados demostraron indiferencia hacia el posible desenlace fatal, omitiendo cuidados básicos como proteger a Chirino del frío, lo que pudo haber evitado su muerte.
El juicio continuará el próximo lunes 11 de noviembre con los alegatos de la defensa del teniente primero Darío Martínez y del subteniente Luis Facundo Acosta. Luego, en caso de no existir réplicas, el tribunal pasará a dictar la sentencia, en un fallo esperado tanto por la familia del soldado fallecido como por el Ejército y la comunidad.