Los gobernadores y legisladores opositores buscan fijar un cronograma estricto de debate para que la ley salga antes de que finalicen las sesiones ordinarias.
El presidente Javier Milei anunciará este lunes el envío del proyecto de Presupuesto 2026 al Congreso, en un contexto de fuerte tensión política. Desde distintos sectores opositores anticiparon que no admitirán una tercera prórroga consecutiva y adelantaron que impulsarán un esquema de trabajo que permita sancionar la ley dentro del período de sesiones ordinarias.
Según trascendió, la oposición emplazará al titular de la Comisión de Presupuesto de Diputados, José Luis Espert, para que convoque a funcionarios del Ministerio de Economía y fije plazos concretos para la firma del dictamen. El objetivo es evitar que se repita lo ocurrido en 2024, cuando el debate se frustró y el oficialismo prorrogó la norma de 2023, otorgando al Ejecutivo un amplio margen de discrecionalidad en la administración de los fondos públicos.
El gobierno, en tanto, prepara una estrategia para acelerar la discusión parlamentaria ni bien ingrese el proyecto. Desde Casa Rosada buscarán recomponer el vínculo con gobernadores aliados mediante propuestas relacionadas con la coparticipación de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la distribución del Impuesto a los Combustibles.
Entre los mandatarios que ya intercambiaron posiciones con el Ejecutivo figuran Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco). Sin embargo, en varias provincias se insiste en que un nuevo año de ajuste severo es políticamente inviable. “La motosierra capaz ya no es la herramienta. Hoy hace falta un bisturí”, advirtió el gobernador de Jujuy, Carlos Sadir, quien respaldó el déficit cero, pero reclamó que se aplique con sensibilidad social para no golpear a los más vulnerables.
La alocución de Milei marcará el tono de la negociación: si el oficialismo está dispuesto a debatir los planteos de la oposición o si avanzará en la imposición de su esquema sin concesiones. El escenario es complejo para el gobierno nacional, que llega al debate con un frente político desgastado tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y varios traspiés legislativos recientes, incluidos los reveses frente a los vetos presidenciales.