En uno de los momentos más emotivos de la vida institucional, este viernes la UNRC hizo entrega de sus diplomas a 134 nuevos graduados. Fue en el marco de la colación 294 en sus 52 años de historia.

La colación de grado y posgrado contó con dos actos, uno a partir de las 10.30 y otro a las 13.30 horas. Por la mañana habló la decana de la Facultad de Agronomía y Veterinaria (FAV), Carmen Cholaky y por la tarde la vicerrectora de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Nora Bianconi.

En tanto por los graduados los hicieron Andrea Turello, ingeniera agrónoma y Carina Anabella Schiavo, comunicadora social.

Hubo 32 egresados de la FAV, 6 de Económicas, 19 de Exactas, 68 de Humanas y 9 de Ingeniería. Fue la 294ª colación en 52 años de vida de la Universidad Nacional de Río Cuarto.

La ceremonia matutina fue presidida por la vicerrectora, junto a quien estuvieron en el estrado los secretarios académico, Pablo Pizzi, y general de la UNRC, Jorge Miguel, la decana de Agronomía y Veterinaria, Carmen Cholaky, su par de Ciencias Humanas, Fabio Dandrea, y el secretario técnico de Ingeniería, Pablo Solivellas.

También por la tarde la vicerrectora Nora Bianconi presidió la ceremonia acompañada en el estrado por Susana Mussolini, vicedecana de la Facultad de Ciencias Económicas; Cristian Santos, vicedecano de la Facultad de Ciencias Humanas; María Marta Reynoso, secretaria Académica de la Facultad de Ciencias Exactas; Jorge Miguel, secretario General de la UNRC y Sebastián Ruiz; subsecretario Académico de la Universidad.

Además estuvieron presentes otras autoridades de la Universidad y de las facultades y familiares y amigos de los graduados que colmaron el aula mayor del campus.

En ambos actos al cabo de la toma de juramento profesional, a cuyo cargo estuvo la vicerrectora, hubo una actuación de los cantantes Virginia Bordone y Jonathan Neiro, alumnos del taller de piano y música de cámara del Departamento de Arte y Cultura de la Universidad. Luego se entregaron los diplomas a los egresados.

Gratitud

La flamante ingeniera agrónoma Andrea Turello pintó un paisaje agradecido y evocativo. Rememoró los días en que hubo que armar “por primera vez la valija” rumbo a un nuevo horizonte, esperó que no haya que hacerla de nuevo para dejar el país y convocó a sus pares graduados a trabajar con ahínco y responsabilidad a fin de “devolver a la sociedad todo lo recibido”.

Miró en retrospectiva “la ansiedad de la noche previa a entrar a la facu”, a los seres queridos que “seguramente te dijeron unas quinientas veces que te cuides”, al campus, que lucía “imponente, hermoso y lleno de desconocidos”.

Pasaron “exámenes, cuatrimestres” y entre dudas y algún paréntesis “elegiste seguir”, dijo hablándole al común de los graduados, y varios de los desconocidos de ayer “empezaron a formar parte de esta nueva vida”. Hubo manos solidarias “de profes, vecinos” para que aquella universidad que parecía “monstruosamente grande” se tornara accesible, amigable y posibilitara arribar al final del recorrido.

La gratitud de Turello incluyó a la Universidad Nacional de Río Cuarto, a la educación pública y gratuita, a las familias de los graduados y a sí misma por sus virtudes.

Producción nacional

En su discurso, la decana Carmen Cholaky puso de manifiesto la importancia del compromiso del Estado en pos de la educación de la ciudadanía y del progreso nacional. Señaló que las “contribuciones impositivas que hace el conjunto de la población” garantizan “el proceso de ingreso, permanencia y finalización de su carrera en esta universidad pública y gratuita”.

Reseñó que el camino al diploma requiere pasar por una “etapa educativa sustentada por un sólido conocimiento científico aportado por sus docentes-también investigadores, que han nutrido sus aulas y laboratorios con conocimientos y saberes propios, conocimientos básicos y aplicados, valores de respeto y convivencia ciudadana, que han ido forjando a los y a las profesionales que son hoy, preparándolos y preparándolas para el ejercicio de sus profesiones con visión crítica y responsabilidad social en la resolución de los problemas de la realidad local, regional y del país”.

Se hizo eco Cholaky de “un contexto muy especial y preocupante, no solo por la situación económica y social que atravesamos, particularmente el sector de la sociedad que menos tiene y que observa desde lejos la posibilidad de acceso a una carrera universitaria, sino también por el futuro posible de nuestro país y por ende del sistema universitario y científico públicos, en la antesala de las elecciones presidenciales de octubre”.

La titular de la FAV recordó que “las universidades públicas reciben un presupuesto aprobado por ley del Congreso de la nación, destinado a garantizar la educación, la investigación y desarrollo tecnológico, la extensión y vinculación de la universidad con la sociedad, y por supuesto el salario de trabajadores docentes y nodocentes responsables de llevar adelante estas funciones”.

Afirmó que “de las 132 universidades argentinas, algo más de la mitad son públicas y gratuitas. En ellas estudian 2,7 millones de estudiantes en las más de 11 mil carreras de pregrado, grado y posgrado, 81% de ellos provienen de las instituciones públicas, de las que entre los años 2010 y 2020 egresaron alrededor de 1,3 millones de profesionales”, conforme a datos del Ministerio de Educación. Y evocó que entre los egresados de la universidad pública argentina se encuentran “premios Nobel” así como “presidentes y presidentas de la Nación”.

Otro aspecto que resaltó Cholaky fue “la inserción territorial de las universidades para buscar soluciones a problemáticas particulares de su región, es uno de los pilares de su existencia”. Acotó que “esto es imposible sin investigación y generación de conocimientos propios”.

A continuación, hizo notar que “las universidades junto a otras instituciones como Conicet, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Comisión Nacional de Energía Atómica, Comisión Nacional de Actividades Espaciales, hospitales públicos, son parte del sistema de ciencia y técnica. El 52 por ciento de investigadores son doctores. En 2021 se llevaban a cabo más de 7000 proyectos de i+d (orientados a crear y/o mejorar productos o servicios en investigación industrial y desarrollo experimental) se habían alcanzado “más de 3600 patentes” en “salud, petroquímica, energía, agro, metalúrgica, alimentos”, entre otras áreas.

Cholaky precisó que “el 59 % de la inversión en ciencia y técnica es financiado por el sector público y el rubro total invertido en investigación representa el 052% del producto bruto interno”, según datos de 2021 del ministerio nacional respectivo.

“Esta sintética y simplificada descripción con algunos datos objetivos –prosiguió- pretende aportar a la puesta en valor, del significado que para nuestro país, región y ciudad tienen la educación pública superior, la ciencia y la tecnología y el rol que cumple y debe cumplir el estado.

De cara hacia el futuro, lo descripto debe ser considerado el piso sobre el cual seguir construyendo para cumplir las deudas pendientes y con las aspiraciones que como ciudadanos y ciudadanas de este país tenemos, de alcanzar una educación cada vez más inclusiva y de calidad y la soberanía nacional en ciencia y tecnología para convertirnos en el país desarrollado que nos merecemos.

Por ello, ¡nunca menos que lo ya conseguido y conquistado!”.

Por último “en este mes en el que celebramos el día del maestro”, la decana tributó un reconocimiento a “la labor que realiza el conjunto de trabajadores y trabajadoras del sistema de educación en todos sus niveles, que día a día, en algunos casos con mucho sacrificio en diversidad de contextos socio económicos, culturales y ambientales, con gran responsabilidad llevan a cabo el proceso más emancipador del ser humano, la educación”.

Fuente de progreso

En su alocución vespertina, la vicerrectora Bianconi recordó que alrededor del 70 por ciento de los graduados “son primera generación en su familia como profesionales universitarios”. Compartió tramos del reciente pronunciamiento del Consejo Superior de la UNRC, que afirma que “la Universidad pública junto con todos los organismos del sistema científico y tecnológico nacional constituyen instituciones fundamentales, pilares en la construcción, impulso y promoción de la generación de conocimiento de alta calidad en diversas disciplinas, siendo la producción científica nacional de vital importancia para el desarrollo del país”.

Recordó que las universidades “se nutren del desarrollo tecnológico y de la generación de conocimiento a partir de las investigaciones conjuntas realizadas con otras instituciones, con gran impacto en el sector socio-productivo nacional, tanto público como privado. La inserción territorial de las universidades, así como la generación de conocimiento innovador son algunas bases principales de su existencia”.

“Este documento –planteó Bianconi- pone en valor la investigación en la universidad pública como aquella que posibilita posicionar a la Argentina en forma soberana como miembro de la sociedad del conocimiento.

Hay quienes intentan discutir acerca de la calidad en la Educación Superior. Las abstracciones que pretenden disociar la calidad de la pertinencia no son ingenuas. Hay que defender y promover un concepto de calidad que se complemente necesariamente con el de pertinencia y de inclusión. El acceso a la universidad es para todos y para todas”.

La vicerrectora remarcó que “en las universidades se investiga y se crea conocimiento para diseñar soluciones a los problemas del acontecer humano, se debate, se discute y dialoga en base a argumentos. La universidad es un lugar pleno de dinamismo, disrupción, crisis, error, ensayo, prueba, creatividad, diseño y experimentación, todo, apuntando a la búsqueda de las diversas verdades siendo el factor epistemológico el que nos permite resituar y superar verdades del pasado y avanzar”.

Destacó que “hacer ciencia es más que un trabajo, es un estilo de vida que trasciende los paradigmas laborales convencionales. Diseñar soluciones para resolver problemas de los demás es una misión ética con valor humano incalculable”.

Reafirmó la profesora Bianconi que la educación es un “derecho humano fundamental, actualmente asumido y defendido por gran parte de nuestra sociedad”, que “vino a profundizar lo que se inició en 1918 cuyos postulados se extendieron por Latinoamérica y el mundo. Postulados que se fueron consolidando, fortaleciendo y ampliando a lo largo de la historia. La reforma de Córdoba cambió la matriz universitaria, y luego se fueron acentuando los cambios”.

El corolario es “una particularidad del sistema argentino el cual está anclado en pilares fundamentales: la autonomía, la gratuidad, el acceso irrestricto, cogobierno, calidad. Cien años después la declaración preliminar de la Conferencia Regional de Educación Superior definió a la Educación Superior como un derecho humano que debe ser garantizado por el Estado mediante la gratuidad”.

Consciente de que se enseña para el futuro, Bianconi dedicó tiempo a la inteligencia artificial. Estimó que “se viene dando en relación al tema un proceso similar al que en su momento desencadenó el proyecto Genoma Humano que diera comienzo en los 80” y cuyo desarrollo “permitió darle un giro radical al concepto de medicina socialmente aceptado y todas las implicancias posteriores”.

Claro que “ese proyecto habilitó numerosos debates interdisciplinarios que dieron origen a una serie de resguardos e impulsó el desarrollo de campos del conocimiento como la bioética o la necesidad imperiosa de encontrar nuevas categorías jurídicas para su regulación”.

Bianconi llamó la atención al rol fructífero de la discusión al recordar “el proyecto Openheimer, o proyecto Manhattan, es decir, el proyecto nuclear que concluyó con las bombas de Nagasaki e Hiroshima”. Distinto fue el caso del “Proyecto Genoma Humano (PGH) el cual ha sido el primer gran proyecto de investigación internacional que ha tenido un subproyecto sobre la problemática ética, legal y social asociada al mismo: Ethical, Legal, and Social Issues (ELSI).

Esta preocupación bioética surgió como espacio de dilucidación de las diferentes preocupaciones éticas y sociales que nacían a la par de los avances de la genómica. Hoy la genómica da lugar a la “medicina predictiva”, la “medicina perfectiva” y la “medicina privativa, expropiadora del cuerpo, que deviene objeto de utilidad terapéutica posibles mercados de repuestos humanos, el bioshopping o bodyshop. Se plantea así el problema de la propiedad del cuerpo, el derecho de disposición sobre el cuerpo y sus partes o el patentamiento del cuerpo y de la vida es un tema polémico instalado en la realidad de la investigación científica y la aventura del genoma humano, que obedece a intereses económicos de la industria biotecnológica”.

De allí la relevancia de asumir que “cada estudiante, cada graduado, cada graduada de la universidad pública argentina no tiene un privilegio, posee además el deber de comprometerse con su sociedad y de transformar las problemáticas de su pueblo, porque al fin y al cabo es de dónde venimos. Las universidades pueden a través de sus egresados/as realizar aportes que contribuyan significativamente al logro de un desarrollo sustentable, soberano y con justicia social”.

Fuente: UNRC

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