El sociólogo Martín Schorr, especializado en economía industrial, alertó sobre las graves consecuencias que el actual gobierno libertario está causando en la industria argentina.

Para Schorr, aunque este gobierno se presenta como un fenómeno novedoso, en realidad sigue la línea de los modelos neoliberales que ya han causado estragos en el país en diferentes etapas. Sin embargo, lo que lo diferencia es la «virulencia» con la que está ejecutando sus políticas. «Vamos camino a un nuevo industricidio al estilo de lo que fueron la dictadura, los 90 y el macrismo», afirmó en una reciente entrevista con Revista Acción.

Schorr sostiene que la situación actual está marcada por un «combo letal» que afecta a gran parte del sector industrial. Entre los factores que menciona se encuentra la apertura comercial indiscriminada, que impacta negativamente en la competitividad de las industrias locales, especialmente aquellas enfocadas en el mercado interno. Este proceso se ve agravado por una profunda caída de la demanda interna y una recesión generalizada. «No hay mercado interno y eso es un elemento muy tensionante», indicó.

A esta crisis se suma el incremento de los costos, especialmente en áreas clave como los servicios públicos y la logística, que reducen aún más la competitividad del capital industrial. Además, Schorr subrayó la falta de financiamiento y de políticas públicas que permitan a las empresas reconvertirse y adaptarse a este escenario adverso. La ausencia de una política industrial clara agrava aún más el panorama, mientras que la política cambiaria estimula el negocio importador, debilitando aún más a las industrias nacionales.

Reprimarización y desigualdad

Uno de los puntos más críticos de la gestión actual, según Schorr, es el programa RIGI (Régimen de Inversión y Generación de Inversiones), que refuerza un modelo económico basado en la reprimarización de la economía. «El RIGI básicamente tiene dos focos: uno es la reprimarización y el otro es la falta total de atención al desarrollo de proveedores», explicó. Esta falta de atención al desarrollo industrial, sumada a los subsidios que reciben las grandes empresas que se adhieren al programa, profundiza las desigualdades entre las grandes corporaciones trasnacionalizadas y las pequeñas y medianas empresas (pymes) que dependen del mercado interno.

El sociólogo advirtió que solo el 5% de las empresas en el país viven del mercado mundial, mientras que el 95% restante, compuesto en su mayoría por pymes, está destinado al mercado interno. Este desequilibrio genera una profunda desigualdad estructural, ya que las políticas de apertura comercial favorecen a las grandes corporaciones, mientras que el sector pyme sufre el impacto de una suba de salarios que no está acompañada por una política industrial que lo sostenga. «La estrategia de redistribución necesariamente hay que articularla con una política selectiva en materia de fomento industrial al segmento de la producción mipyme», enfatizó.

Financiarización y control transnacional

Otro aspecto clave que Schorr destacó en la entrevista es la creciente financiarización de la economía argentina. Según su análisis, desde la década de 1970 ha habido una tendencia global hacia la financiarización, donde el capital transnacional prioriza obtener rentabilidad a corto plazo sobre el desarrollo de actividades productivas sostenibles. «Hay una relación muy estrecha entre financiarización y reprimarización», explicó. Este fenómeno ha generado una competencia perversa entre países, donde se busca reducir los costos laborales y ambientales en un intento por atraer capital extranjero.

En este contexto, el sociólogo subrayó que el capital transnacional que controla gran parte de las exportaciones argentinas no depende del mercado interno, por lo que no tiene incentivos para mejorar las condiciones laborales o ambientales en el país. Esto genera un bloqueo estructural en la capacidad de redistribuir el ingreso de manera más equitativa, lo que agrava aún más las desigualdades existentes. Schorr advierte que la reprimarización y la financiarización están consolidando un modelo económico en el que sobra gran parte de la población, lo que es incompatible con una democracia saludable.

Un modelo de desarrollo alternativo

A pesar del sombrío panorama que describe, Schorr se mostró optimista en cuanto a la posibilidad de revertir este proceso. Para él, es fundamental que el país recupere la discusión sobre una política industrial que favorezca el desarrollo de las pymes y el fortalecimiento del mercado interno. «No quiero vivir en una sociedad donde sobren dos tercios de la población», sentenció, refiriéndose a las consecuencias de un modelo económico que expulsa a gran parte de la sociedad del proceso productivo.

El sociólogo destacó la importancia de articular políticas redistributivas con un modelo de crecimiento inclusivo y sustentable. En su visión, es necesario fomentar la demanda interna a través de una mejora en la distribución del ingreso, pero esta política debe ir acompañada de un impulso al desarrollo industrial que permita a las empresas locales competir en un mercado cada vez más globalizado. Solo así se podrá evitar que el país continúe en el camino hacia un nuevo «industricidio» y consolidar un modelo de desarrollo que no dependa exclusivamente de la exportación de productos primarios.

Durante la entrevista a la Revista Acción, Martín Schorr planteó un análisis profundo y crítico de la actual gestión económica del país, que según él, está llevando a un proceso de desindustrialización y mayor concentración del capital en manos de empresas trasnacionalizadas. Su advertencia sobre los peligros de la reprimarización y la falta de políticas industriales invita a repensar un modelo económico más equitativo y sustentable, donde el mercado interno y las pymes tengan un rol central.

Fuente: Revista Acción

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