Así lo expresó Ana Combina, docente de geología de la Universidad Nacional de Río Cuarto, al referirse a los terremotos ocurridos en los países de Siria y Turquía
Hasta el día de la fecha se conocen más de 24 mil muertes y 82.000 heridos entre los dos países del medio oriente. Los terremotos que azotaron el sudoeste de Turquía y el noroeste de Siria, fueron de una magnitud de aproximadamente 8 puntos en escala de Richter. «Esto significa que la falla de las placas han liberado mucha energía, lo que se traduce como un terremoto muy fuerte y dañino», expresó Combina.
Con respecto a la gravedad que causan estos hechos, la geóloga afirma que las consecuencias de los terremotos se traducen según su lugar de aparición: «No es lo mismo que sucedan en el Desierto de Sahara que en una ciudad civilizada», expresó.
En respuesta a nuestra pregunta sobre si se puede prevenir de antemano una catástrofe de tal magnitud, Combina responde que es imposible, ya que los terremotos «son impredecibles». No obstante, remarcó que la ubicación geológica de ciertos lugares, hacen probable que sucedan sismos con mayor frecuencia. Por ejemplo, aquellas zonas que se encuentran en las costas del océano Pacífico, las cuales se denominan «Cinturón de Fuego».

«Los límites de placas son fallas geológicas y estas se mueven por estas fallas… y es este movimiento el que provoca sismos», expresó la geóloga.
En referencia si estas fallas se pueden cambiar, ya sea artificial o naturalmente, Combina afirma que es imposible. «La tierra tiene una dinámica hace millones de años. El movimiento de las placas hace que los continentes se muevan, pero este movimiento es imperceptible para el ser humano», afirmó.