El retiro del Estado como regulador y la aplicación del “micropricing” generan disparidad de precios entre estaciones de servicio y subas constantes en todo el país.

El precio de los combustibles sigue en alza y acumula un incremento del 15% en los últimos dos meses, según relevamientos realizados en estaciones de servicio de la ciudad de Córdoba. La tendencia se consolida en un contexto en el que el Gobierno nacional se retiró del rol regulador y dejó el valor de las naftas y el gasoil sujeto a las reglas del mercado.

Con la aplicación del esquema de “micropricing”, cada estación de servicio define sus propios precios, incluso dentro de una misma marca, lo que generó fuertes diferencias entre bocas de expendio ubicadas a pocos metros de distancia. El sistema, impulsado por la actual gestión bajo el lema de una “YPF libertaria”, reemplazó el tradicional mecanismo de precios unificados que marcaba la petrolera estatal y que el resto de las compañías solía seguir.

La novedad más notoria es que el gasoil ya supera en precio a las naftas, una relación que históricamente se daba a la inversa. Según los operadores del sector, el valor de referencia internacional del crudo o las variaciones del dólar dejaron de ser factores determinantes, ya que las subas se aplican de manera sistemática y sin correlación directa con esos indicadores.

En las estaciones que ofrecen los precios más bajos de la capital provincial, el litro de nafta Súper pasó de $1.331 en agosto a más de $1.510 en octubre, aunque en muchas pizarras ya se ubica por encima de $1.550.

La política de “micropricing” se basa en un control de datos en tiempo real que permite modificar precios según variables locales de consumo, tránsito o disponibilidad, con el argumento de “poner a la oferta por encima de la demanda”. Sin embargo, esta lógica dejó fuera de juego los tradicionales incentivos al usuario, como los descuentos nocturnos o el autodespacho, que hoy tienen un impacto marginal frente al aumento sostenido del valor de los combustibles.

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