En una crónica exclusiva, el financista acusado de lavado y narcotráfico habló durante ocho horas con la periodista Caro Fernández antes de ser detenido en Viedma. Reveló vínculos con Espert y Bullrich, advirtió al Gobierno —“Si hablo, se cae el país”— y quedó en el centro de un entramado que salpica a empresarios y funcionarios.

Federico “Fred” Machado, el empresario acusado de lavado de activos y narcotráfico que será extraditado a Estados Unidos, pasó sus últimas ocho horas en Argentina conversando con la periodista Caro Fernández, en su casa de Viedma, donde cumplía arresto domiciliario. En ese encuentro, el financista que supo ser aportante de la campaña de José Luis Espert en 2019 lanzó duras advertencias y dejó al descubierto vínculos con dirigentes políticos y empresarios.

“Si hablo, se cae el país”, aseguró Machado, al relatar los contactos que habría mantenido con el Gobierno y con figuras como Patricia Bullrich. Según la crónica publicada por Fernández, el empresario confesó haber financiado campañas y haber mantenido sociedades con actores del sector aeronáutico, entre ellos Sergio Mastropietro, exdirectivo de MacAir Jet —empresa ligada al grupo Macri—, y el empresario lácteo Alejandra Bada Vázquez, quien habría canalizado aportes a la campaña de Bullrich en 2023.

La trama descrita por Machado involucra además al actual gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, y al empresario Claudio Cicarelli, señalado como su supuesto testaferro. Ambos figuran en maniobras relacionadas con permisos de explotación minera y aportes a entidades deportivas. “Espert lo negó. Weretilneck mintió”, lanzó el detenido, que se mostró indignado con los dirigentes que —según dijo— “comieron, volaron e hicieron campaña” con su dinero.

Horas después del diálogo con la periodista, la Corte Suprema habilitó la extradición de Machado a Estados Unidos. El operativo se concretó esa misma tarde, cuando una comitiva policial ingresó a su vivienda. “No me dejes solo”, le pidió a Fernández minutos antes de ser trasladado.

El caso reabre un capítulo oscuro en la política argentina, en el que confluyen financiamiento electoral, narcotráfico y relaciones empresariales. Machado, que se define como un “chivo expiatorio”, deja detrás un testimonio cargado de nombres y amenazas, mientras la Justicia argentina y estadounidense avanzan en investigaciones que podrían revelar el alcance real de su red de poder.

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