Será este viernes a las 14 horas en el aula magna de Agronomía y Veterinaria de la UNRC. Se trata de un documental escrito y dirigido por Cristian Durban, graduado de Ciencias de la Comunicación de la UNRC.
El encuentro es organizado por el Observatorio de Derechos Humanos, Arte y Cultura –de Extensión- y los departamentos de Comunicación y de Trabajo social de la Facultad de Ciencias Humanas.
En la oportunidad, actuará el Ensamble de Música Popular Argentina y Latinoamericana de la Universidad
Cristian Durban es egresado en Ciencias de la Comunicación de esta casa de estudios y militante por los derechos humanos desde su época de estudiante. Hace 30 años que se dedica a teatro y algo más de 15 que trabaja en Cine.
La historia del documental cuenta como el realizador Cristian Durban, tras la muerte de su padre Gilbert durante la pandemia, recibe de parte de la historiadora francesa (y sobreviviente de la Shoah) Hélène Gutkowski, 86 cartas escritas por sus abuelos Richard Durban y Carola Weill y documentación de ellos cuando estuvieron presos en el campo de concentración más atroz de Francia: Gurs.
El director desconocía lo sucedido hasta entonces (quizá por el dolor que les ocasionaba a sus abuelos o padre contarla) y decide tomar las cartas para conocer la historia familiar que había sido vedada hasta entonces y darla a conocer al mundo con este proyecto, con el que atraviesa y formula preguntas relacionadas con la identidad personal y familiar que no solo tienen que ver con la historia de su padre y abuelos dentro del Holocausto, sino también, entre otras cuestiones, con la tragedia sufrida en nuestro país a partir del genocidio perpetrado por el Terrorismo de Estado instituido como gobierno de facto entre 1976 y 1983, momentos en los que toda su familia estaba establecida en Argentina, más precisamente en la ciudad de Córdoba, donde se establecieron tras la finalización de la segunda guerra y donde vivieron hasta sus últimos días.
El proyecto recibió subsidios del INCAA para su realización y cuenta con el aval del Consejo Superior de la UNRC, por considerar que el contenido constituye un aporte a la memoria colectiva, elemento esencial para la lucha contra toda violación de los derechos humanos.
El proyecto cuenta con avales institucionales del Museo del Holocausto; la Municipalidad de Córdoba; el espacio para la memoria y promoción de los
derechos humanos La Perla; la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba; el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UNRC; la Asociación Cultural Israelita de Córdoba, la Facultad de Artes de la UNC, la Asociación de productores audiovisuales de Córdoba, entre otros.
“A partir de la abrupta muerte de su padre, un hacedor de cine y teatro se encuentra inesperadamente con las cartas que se enviaron sus abuelos cuando se conocieron en el campo de concentración más atroz de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, estando en situación de detenidos. En ellas se conocen los detalles de la gestación y nacimiento de su padre en aquel campo, donde la sopa de ortigas era su único alimento.
En ese preciso momento siente la profunda necesidad de explorar/habitar esta historia que tanto tiene que ver con su propia historia y convertirla en una película documental como el mejor homenaje que le puede hacer a su padre y abuelos”, dice el storyline.
En la sinopsis, Cristian Durban dice: “Carola Wail es una enfermera judía confinada en el campo de concentración más atroz de Francia en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Richard Durban es un brigadista detenido y llevado al mismo campo en 1940”.
“Como un desesperado plan para sobrevivir y sabiendo sobre una ordenanza nazi informando que madres con hijos menores de 2 años no serían deportados, apenas lo ve ingresar al campo como prisionero, ella lo ‘elige’ para encontrarse en algún lugar, convencerlo y concebir allí su hijo. Y eso sucede finalmente bastante tiempo después. Luego se verá día a día, cómo alimentar, cuidar y seguir adelante como puedan para sobrevivir en esas brutales condiciones ella junto a su hijo recién nacido, por un lado, y él por el otro”.
“Esos sobrevivientes fueron mis abuelos y su hijo Gilbert Durban, quien fuera mi padre.
La muerte abrupta e inesperada de mi padre hace unos años por un infarto puso de la misma manera en mis manos 86 cartas enviadas entre mis abuelos durante 1942 y 1945 junto con los detalles del momento que se conocieron en la Barraca, el nacimiento de ese hijo en común que garantizaba antes que nada y momentáneamente la vida de él y su madre, su nacimiento y crianza en las más difíciles circunstancias, hasta el feliz y final reencuentro de esa ‘familia’ en un refugio cerca de la frontera, tiempo después de haber terminado la guerra”.
“Quiero contar la historia que ‘vive’ en estas cartas y quiero también compartir todas las preguntas que me surgen a la hora armar finalmente este ‘rompecabezas’ familiar con todo lo que (me) sucede en este proceso a la hora de afrontarlo y abordarlo”.
Fuente: Prensa UNRC


