Este viernes 10 de noviembre en el aula mayor José Alfredo Duarte se llevó a cabo la 296ª colación de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Se trata de una de las ceremonias más importantes en la vida institucional de la casa de estudio.
El acto comenzó poco después de las 11 y en su transcurso recibieron diplomas 74 profesionales: 14 de Agronomía y Veterinaria, 15 de Ciencias Económicas, 10 de Ciencias Exactas, 28 de Ciencias Humanas y 7 de Ingeniería.
Por las autoridades habló la vicerrectora, Nora Bianconi, en tanto por los graduados lo hizo el contador público Agustín Pronotti. Resaltaron que los logros individuales son fruto de esfuerzos colectivos, que el aprendizaje no es lineal, que el fracaso lo integra y puede ser un ventajoso trampolín, además de la necesidad de un ejercicio profesional digno y sin excusas.
El acto fue presidido por la profesora Bianconi, junto a quienes compartieron el estrado las decanas Carmen Cholaky, de Agronomía y Veterinaria, y Marcela Daniele, de Ciencias Exactas; los decanos Guillermo Mana, de Ciencias Económicas, y Julián Durigutti, de Ingeniería; el vicedecano de Ciencias Humanas, Cristian Santos, y los secretarios académico, Pablo Pizzi, y general de la UNRC, Jorge Miguel.
Ahínco para crecer
Tras el himno nacional argentino, que interpretaron integrantes del Coro de la Universidad, se dirigió a los presentes el contador Pronotti.
“Finaliza el recorrido por nuestra querida casa”, dijo y se remontó a su “primer día, en esta misma aula”, cuando tenía 17 y estaba lleno de “expectativas, sueños y dudas”. Han pasado “cinco años recorriendo cada espacio de esta querida Universidad”. En el camino se fortaleció con nutrientes tales como su desarrollo de ayudantías docente y de investigación “que tanto me sumaron”.
“Salgo completamente diferente”, aseveró Pronotti, merced a “la posibilidad de formarme como profesional y como persona”. Apreció que “la universidad abre el pensamiento, ayuda a entender la realidad de otro modo”, a poner “situaciones en contexto” y a crecer en ciudadanía “más allá de las distintas formaciones académicas”.

El contador reparó en que “varios egresados son primera generación de universitarios en sus familias” y pidió tener en cuenta que “el título es una consecuencia individual y una construcción colectiva” que emana del “esfuerzo diario de la sociedad”. Por ende, el título les pertenece a todos”, marco en el cual tributó un agradecimiento a su familia, en particular “por entender cada estado de ánimo de la vida universitaria”; a los profesores, “que dejaron su marca”, y “a los compañeros”, por las “charlas, debates durante la preparación de un examen” y por compartir mates y ansiedad previo a rendir.
Habló también Pronotti de la “nueva etapa, la del “mundo profesional”, en la que “tenemos que continuar formándonos en nuestras disciplinas, con aciertos y errores y con el compromiso de devolver lo recibido” mediante un ejercicio laboral digno.
Luego del juramento por el cual los graduados se comprometieron a un desempeño honorable de la profesión, actuó el Ensamble de música popular argentina y latinoamericana, de Secretaría de Extensión de la UNRC.
Después de la entrega de diplomas, la vicerrectora Nora Bianconi compartió su mensaje, en el que planteó la importancia de asumir que los avances suelen surgir entre espinas y retrocesos.
Ciclos de progreso
La profesora Bianconi evocó a Giambattista Vico, “jurista y filósofo de la historia de origen italiano”, que asumía que el progreso sucede “en forma de ciclos que se repiten, es decir que siempre implica avances y retrocesos, y según este pensador la historia es recurrente, no hay un ciclo definitivo, hay vaivenes y avatares. Ninguna etapa contiene la verdad íntegra. Pero no se trata de un eterno retorno de todas las cosas, como decía Nietzsche. Es un volver a un estadio que se creía superado, pero ahora visto desde una nueva perspectiva”.
Desde esta perspectiva, terminar una carrera no constituye “una culminación” sino “una continuidad en otro plano, en otros escenarios, con otras personas, ámbitos y relaciones por descubrir”.
“A 40 años de democracia el corsi y ricorsi me permite hacer referencia -aunque de manera muy efímera, agregó Bianconi- a ciertas voces que por estos días resuenan como novedosas aunque, si nos detenemos a pensar, no lo son; discursos que se enraízan en la trama del derecho al que se le pretende entretejer la moral, ideas que expresan pensamiento único teñidas de intolerancia política, situaciones de irrespeto a la condición y a la dignidad humana, entre otras cuestiones”.

“Pero si observamos con detenimiento el devenir histórico –continuó- podemos afirmar que tales discursos no son nuevos, sino que dejan vislumbrar retornos a otros momentos del pasado, que no deberían ocupar parte de nuestro presente. Y digo esto último porque entiendo que junto al avance tecnológico y científico se ha logrado afianzar el reconocimiento y la protección de los derechos humanos en general y de ciertos derechos en particular”.
Bianconi citó a Paulo Freire, para quien “las convicciones propias del docente democrático son la responsabilidad de desafiar a sus estudiantes para que participen como sujetos de su propia formación: cambiar es difícil pero es posible. ¿Qué testimonio podría dar a los jóvenes si mi posición como docente frente al mundo fuera la de quien está convencido de que nada puede ser hecho, que nada puede ser cambiado? Hay que democratizar las cosas buenas y no suprimirlas”. Este docente confía en las posibilidades de sus estudiantes y ejerce la escucha, propiciando “aprender siempre” entre “avatares y vaivenes”.
Por cuanto cada graduación es una puerta que se abre al mañana, Bianconi se remitió a conceptos de Yuval Harari para vivir el futuro: “Continuar aprendiendo y adaptarse a los cambios”, tener “la mente abierta, reinventarse una y otra vez. La ciencia empezó cuando los humanos reconocieron la ignorancia”.
Indicó la Vicerrectora que “hoy asistimos a una valoración de la importancia que se le otorga al balance entre la vida profesional y personal. Hay una búsqueda de trascendencia del quehacer laboral más allá de ser un mero medio de subsistencia económica. Si bien esto siempre existió, las investigaciones indican que en la generación actual de jóvenes universitarios se evidencia con mayor claridad que nunca. Dotar de significado al propio trabajo tiene un peso determinante para visibilizar un propósito más allá de lo evidente y tangible”.





Después, invitó a los 74 nuevos profesionales a que “sean personas que brinden soluciones, más que excusas; estén siempre dispuestos a defender sus valores; cuiden sus sueños”. Los instó a “agradecer a las personas que han estado a su lado durante estos años. Sus padres y su familia, sus profesores y compañeros, quienes han sido un apoyo fundamental, sin ellos no habrían llegado hasta aquí. Hoy es tiempo de mostrar gratitud. Ningún logro es propio. Todos los logros son colectivos”. También les propuso seguir “enseñándonos a cuidar este planeta” y recordar que “el fracaso es sólo una oportunidad para comenzar de nuevo de manera más inteligente. Ese corsi y ricorsi que permite aprender de los errores y seguir adelante”.