Tras el dato de inflación del INDEC que marcó un 6% en abril, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) elaboró el Changómetro de “Pizzas con amigos” para contar con un ejemplo simple el impacto del aumento de precios en la vida cotidiana de los argentinos.

Esta nueva edición del «Changómetro» del mes de abril refleja, a partir en una juntada con amigos (4 adultos) que cocinan dos pizzas caseras, una especial y otra de palmitos, el golpe en el bolsillo que provoca la inflación. “Un par de pizzas caseras, dos cervezas, una gaseosa y un heladito, en 2017 nos salía $580 y hoy sale $3.400, seis veces lo que costaba ($2820 más)”, advierte Natalia Ariño, economista FADA.

“Nuestro billete de $1.000 perdió la capacidad de comprar 79 kilos de harina, casi 6 de queso, casi 4 de jamón, 41 latas de tomate y 33 paquetes de aceitunas. Si nos gusta la de palmitos, en cuatro años perdimos 43 sachets de salsa golf y 22 latas de palmitos. Si vemos las bebidas, nos perdimos 180 vasos entre gaseosa y cerveza. Con el helado quedaron los 4 potes en el camino, no nos alcanza ni para uno”, afirmó Ariño.

David Miazzo, economista Jefe de FADA, advirtió que “al comparar diciembre 2017 y marzo 2022, vemos que los salarios reales promedio cayeron un 21. Los trabajadores del sector privado registrado perdieron un poder de compra promedio del 17% y el sector público 18%. Los no registrados un 34%, los más perjudicados.Esto equivale a decir que si un trabajador informal ganaba $1000 hace cuatro años, hoy gana 660”, completó Ariño.

La vestimenta se encarece

Si analizamos una compra del súper, el mismo changuito con los mismos productos hoy nos cuesta más de 6 veces lo que costaba en 2017: lo que nos salía $1000 en 2017 hoy nos cuesta $6.481. Con la ropa pasa lo mismo: las mismas prendas por $1000 de 2017 hoy salen $6.869.

“El Changómetro nos deja ver que la inflación afecta a todo tipo de productos: pensemos en estas pizzas con amigos: no solamente subieron los ingredientes para la cena, también subió el servicio de telefonía que usaron para organizarse y los alquileres de los inmuebles. Pasa lo mismo con los útiles escolares, con la obra social, con todo… Porque el problema no es de un sector u otro, el problema es que nuestro peso cada vez vale menos”, explicóMiazzo.

Por este motivo, el economista consideró que “no son efectivas medidas como restringir exportaciones, poner controles de precios, congelar tarifas y precios o buscar culpables de las subas de precios de la lechuga o el huevo, porque el problema no está en una cadena productiva en particular, o en un empresario malo”.

Proyección económica

Según FADA, se espera al menos un 65% para todo el 2022. “Este número nos preocupa, no sólo por ser alto, sino también porque se llegó a este punto con un tipo de cambio que viene atrás de la inflación y con tarifas de los servicios públicos y el precio de los combustibles atrasados. Esto significa que hay inflación contenida, que seguirá presionando los próximos meses”, advirtió el economista Jefe de FADA.

“La inflación afecta más a los que menos ingresos tienen. Por un lado, porque gastan una mayor proporción de sus ingresos en necesidades básicas, por lo que no pueden defenderse de la inflación, a diferencia de quien tiene capacidad de ahorro. Y, por otro lado, porque quienes menos ingresos tienen muchas veces trabajan informalmente, por lo que les cuesta más defender sus ingresos contra la inflación”, explicó Miazzo.

Desde FADA sostienen que se puede hacer algo para “tratar” la fiebre de la inflación. “Los primeros pasos en el largo y duro camino de reducir la inflación son equilibrar el gasto público, dejar de imprimir pesos y crear un plan económico sólido que ayude a generar confianza. Si alguno de estos elementos falta, nunca saldremos del hueco”, advirtió Miazzo.

“Mientras que como país no logremos controlar definitivamente la inflación, será muy difícil crecer sostenidamente, generar empleo y lograr que los salarios mejoren de manera genuina”, concluye el informe de abril elaborado por FADA.

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