La industria láctea nacional enfrenta un panorama prometedor, impulsada por factores internacionales, regionales y locales. La demanda global, las oportunidades en mercados estratégicos y la competitividad del mercado interno configuran un escenario alentador, según el experto en economía láctea José “Pepe” Quintana.

La lechería argentina, clave en la agroindustria nacional, atraviesa un momento positivo gracias a una combinación de factores globales y locales. Según José “Pepe” Quintana, analista y director de la consultora Economía Láctea, la firmeza de los valores internacionales de la leche en polvo –principal producto de exportación del sector– está abriendo oportunidades en mercados estratégicos.

Quintana destacó que conflictos geopolíticos en Medio Oriente, que encarecen los seguros de fletes para países como Nueva Zelanda, han permitido que Argentina aumente sus envíos de leche en polvo a Argelia, su segundo mercado más importante después de Brasil.

“A nivel regional, la producción de leche se mantiene acotada y no se proyecta una recuperación sustancial de la oferta, lo que refuerza la competitividad de los productos argentinos en el Mercosur”, explicó el experto.

La dinámica del mercado interno

En el plano local, la apreciación del peso argentino ha fortalecido el atractivo del mercado interno para las industrias lácteas, incluso en primavera, cuando tradicionalmente la exportación suele ser más rentable. Según los datos más recientes, el precio promedio nacional de la leche se ubicó en $426,1 por litro (0,43 dólares), superando la capacidad teórica de pago de las industrias exportadoras, que ronda los 0,39 a 0,40 dólares por litro.

“Además de la escasez de leche, las industrias están priorizando la fidelidad de sus clientes externos, lo que marca un cambio estructural en el sector”, señaló Quintana.

Proyecciones moderadas para el futuro

A pesar del panorama alentador, Quintana se mostró cauto respecto a la producción futura. Aunque no se prevén grandes inconvenientes climáticos ni biológicos en el corto plazo, estimó que recién en 2025 podría alcanzarse un nivel similar al de 2023.

Por otro lado, el consumo interno podría seguir recuperándose progresivamente, siempre y cuando las políticas económicas nacionales mantengan su rumbo actual.

“Las relaciones de precios son favorables para el sector, y esto, sumado a la estabilidad de la demanda interna y externa, crea un marco positivo para los próximos años”, concluyó el analista.

La lechería argentina, pieza clave en la economía agroindustrial, parece estar bien posicionada para aprovechar estas oportunidades, consolidando su papel tanto en los mercados locales como internacionales.

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