El índice de precios habría quebrado la barrera del 2% mensual por primera vez en cuatro meses. El contexto político y económico influyó en la dinámica inflacionaria, mientras que analistas recalibraron sus proyecciones de crecimiento para 2025.
La inflación de agosto se habría acelerado por tercer mes consecutivo y, según distintas mediciones privadas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) habría cerrado por encima del 2% mensual, superando el registro de julio (1,9%) y marcando un nuevo piso para la dinámica inflacionaria de los próximos meses.
Las consultoras que siguen de cerca la evolución de los precios coincidieron en que los rubros estacionales y regulados explicaron gran parte del incremento. Entre los aumentos más significativos se destacaron los alimentos frescos, con subas de hasta 10% en verduras, además de los alquileres (+3,8%), la salud privada (+3%) y los automóviles (+4,8%).
Si bien algunas firmas, como C&T Asociados y Analytica, estimaron un índice por debajo del 2% (1,6% y 1,8%, respectivamente), la mayoría de los relevamientos ubican la inflación en torno o por encima de ese nivel. PxQ, por ejemplo, calculó un 2,2%, con fuerte impacto de Transporte, Vivienda y Alimentos.
Los analistas advierten que la combinación de factores políticos y financieros incidió en la aceleración inflacionaria. El escándalo en la Agencia Nacional de Discapacidad, el ruido electoral y la volatilidad cambiaria contribuyeron a un clima de incertidumbre, al tiempo que la política monetaria restrictiva del Banco Central y del Tesoro buscó contener la presión sobre el peso con tasas de interés superiores al 80%.
En paralelo, la actividad económica muestra signos de enfriamiento. Consultoras como LCG, Equilibra y Econviews redujeron sus proyecciones de crecimiento para 2025 a un rango de entre 4% y 4,5%, mientras que EcoGo anticipó un desempeño apenas superior al 4%.
Con salarios estancados y un consumo debilitado, los especialistas coinciden en que la dinámica de precios sigue condicionada por la incertidumbre política y la volatilidad cambiaria, aunque reconocen que la apertura de importaciones y la necesidad de las empresas de sostener ventas podrían ejercer cierta presión a la baja en algunos rubros.