La central busca consolidar un bloque político y social para enfrentar el proyecto del Gobierno. Avanza en una contrapropuesta que incorpore cambios tecnológicos sin resignar derechos y explora acuerdos con gobernadores y pymes.

Con el recambio legislativo a la vista, la CGT profundiza su estrategia para disputar el sentido del debate por la reforma laboral impulsada por el Gobierno. Tras reunirse con diputados de extracción sindical, la conducción de la central obrera inició contactos con gobernadores y sectores empresariales, especialmente pymes, mientras diseña una propuesta alternativa para contrarrestar la agenda oficial de “modernización laboral”.

Desde la CGT sostienen que el Gobierno no ha convocado a la discusión y que no se prestarán a debatir “trascendidos”. Su postura combina la defensa de derechos adquiridos con la disposición a discutir una actualización del mundo del trabajo, siempre bajo un marco “claro, concreto y productivo”. En ese sentido, el triunviro Cristian Jerónimo advirtió que no aceptarán retrocesos, aunque sí están dispuestos a abordar transformaciones vinculadas a nuevas tecnologías, economía de plataformas y capacitación para una “transición justa”.

En la reunión con los “dipusindicales” avanzaron en una contrapropuesta que busca disputar la narrativa oficial. Mientras el Gobierno promueve salarios dinámicos, bancos de horas y jornadas extendidas, la CGT plantea que la verdadera modernización tiene que contemplar el encuadre de actividades nuevas —como los trabajadores de plataformas— y el impacto de la inteligencia artificial y la robótica. También reivindican la vigencia de los convenios colectivos, cuestionados por la Casa Rosada, y recuerdan que se actualizan de manera permanente en distintos sectores productivos.

La estrategia de la central se apoya en tres ejes: desmontar la idea de que la legislación laboral frena el empleo, presentar una alternativa propia y fortalecer alianzas políticas. En ese marco, la conducción mantiene conversaciones con gobernadores con los que comparte afinidades programáticas y busca sumar el respaldo de sectores empresarios reticentes a la agenda libertaria. Aunque aún no hay apoyos explícitos, la CGT considera crucial cada adhesión para enfrentar un proyecto que cree lesivo para los trabajadores.

Mientras tanto, esperan señales del Ejecutivo y preparan su ofensiva legislativa para evitar que los borradores que circulan se conviertan en el texto definitivo que llegue al Congreso.

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