Hoy se producirá el pase de mando y final de los ocho años de gestión llamosista. Breve balance del trabajo de un intendente que marcó una época.

El 2 de julio de 2016, Juan Manuel Llamosas recibía el comando del Gobierno municipal e iniciaba con lo que, con el paso de los años, será recordado como un hito político. Es que el mandatario puso fin al dominio radical en los destinos del Palacio de Mójica y concretó dos mandatos consecutivos para el PJ, una suma que emparejó el contador desde 1983 a la fecha. Pero el logro más importante quizá sea el haber sentado las bases para la continuidad de un proceso que tendrá a otro peronista, Guillermo De Rivas, al frente de la ciudad por cuatro años más.

Lo destacó el intendente electo y también el gobernador Martín Llaryora: nada de lo que se consiguió en las urnas del 23 de junio pasado si no hubiese habido una gestión bien valorada por los vecinos. En ese sentido, Llamosas encabezó un proceso que tuvo más de un bache (y hasta pozos profundos) que superar y, evidentemente, los pasó con éxito. De no ser así, la ciudadanía -aun con una participación diezmada- hubiese rechazado su modelo en las urnas, no solo el mes pasado, sino también en 2020, cuando se presentó por la reelección cruzado por la pandemia.

Los tiempos del Covid, otro punto fuerte de la historia llamosista. El primer mandato se estiró, la cuarentena desgastó, pero Llamosas resistió encabezando uno de los operativos sanitarios más exitosos del país. Más todavía, cuando se habilitó la vacuna: el plan local tuvo un gran ritmo y llegó a la mayor parte de la población más rápido que varias ciudades de sus mismas características.

Claro que también tuvo un costado oscuro, marcado por el caso del médico trucho Ignacio Martín, infiltrado en los equipos de salud provincial y municipal, aplicando mala práxis a vecinos que un caso terminó hasta con la muerte. De responder respecto a este tema, seguramente Llamosas definirá esta crisis como una de las peores de sus ocho años como jefe municipal.

Las licitaciones de servicios (recolección, luminarias y transporte) marcaron hechos históricos para las gestiones municipales y Llamosas fue intendente en esos momentos, pero la obra pública fue el punto destacado de su era. Reforma histórica del Centro de Salud, Centros de Salud 24 horas, los CGM en diferentes puntos de la ciudad, el trabajo en el renovadísimo Centro Once, 460 cuadras de pavimento y 700 de cordón cuneta en ocho años y acciones conjuntas con Provincia, como el Parque Sur; todas obras que destaca el intendente en su balance de «obras transformadoras».

Pero también está el manejo de las cuentas, el famoso equilibrio fiscal que la Municipalidad sostiene y hasta sobresale con el superávit que sostiene desde hace seis años: el 2023 con un excedente de $3.308 millones. Ese quizá sea el mejor regalo que le deje a De Rivas, la seguridad de comenzar a trabajar sin la carga de la «pesada herencia».

Llamosas también termina siendo protagonista central de una tradición de intendentes que, aun con altibajos, lo ubican con un lugar privilegiado y con altas posibilidades de tener un destino asegurado dentro de la gestión provincial, acompañando al gobernador Llaryora. “Amo a Río Cuarto, porque acá nací, acá crecí y acá formé a mi familia. Gracias por la confianza que me dieron en dos oportunidades. Mi compromiso con ustedes sigue tan vigente como el primer día”, manifestó meses atrás, en el cierre de su carta agradecimiento a la ciudadanía. Hoy, se hará realidad una despedida que supo parecer lejana.

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