Un nuevo informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), revela que pagamos más impuestos que ganancias en productos básicos como pan, leche y carne.

Un desayuno con café con leche y tostadas, un almuerzo con carne, o una simple compra en el supermercado esconden un dato que sorprende: en muchos alimentos, los impuestos superan ampliamente a la ganancia de quienes los producen y venden. Así lo demuestra el último informe de FADA, que analiza la composición de precios en productos esenciales.

“Cada cuatro pancitos, nos comemos uno de impuestos”, señala gráficamente el estudio, que también destaca que por cada sachet de leche hay un “vaso impositivo”, y que por cada kilo de carne, un cuarto corresponde a impuestos. Las cifras no dejan lugar a dudas: en la leche, un 26% del precio final son impuestos, frente a un 7% de ganancia; en el pan, los impuestos alcanzan el 24% mientras que la ganancia es del 16%; y en la carne, 25% son tributos contra un 15% de rentabilidad.

Los datos surgen del informe “Composición de precios”, una radiografía que FADA publica para transparentar cómo se conforman los valores que los consumidores enfrentan día a día. “El precio que pagamos está compuesto por tres grandes categorías: los costos de hacer ese producto, la ganancia y los impuestos que se pagan en todo ese proceso”, explicó Antonella Semadeni, economista de la fundación. Según detalla, más del 70% de esos impuestos son de orden nacional (IVA, por ejemplo), mientras que el resto se divide entre provinciales y municipales.

En cuanto a los costos, también pesan considerablemente. En el caso del pan, representan el 60% del precio final, e incluyen electricidad, transporte, alquileres, personal y materia prima. En la leche, los costos suben al 67%, influidos especialmente por el alimento del ganado y los gastos de comercialización. En la carne, el costo representa el 59%, donde inciden factores como la tierra, la alimentación, el transporte y la sanidad animal.

Uno de los datos más llamativos es cómo se multiplica el precio desde el productor hasta la góndola: en el pan, se multiplica por 12; en la leche, por 3,5; y en la carne, el recorrido también implica una suba significativa. A modo de ejemplo, de cada $10.000 que pagamos en carne, $2.500 son impuestos.

Nicolle Pisani Claro, Economista Jefe de FADA, subrayó que esta información cobra aún más importancia con la aplicación de medidas de transparencia que obligan a detallar el precio con y sin impuestos en góndolas y tickets. “Es una forma de educar al consumidor, que muchas veces desconoce cuánto paga en tributos por cada producto básico”, aseguró.

Además, Pisani Claro y Semadeni coincidieron en que es necesario repensar el sistema impositivo. “Este informe ayuda a derribar ciertos mitos que traban políticas públicas. Muchas veces se culpó a los productores por los precios altos, cuando en realidad el 90% del precio está compuesto por costos, impuestos y otros factores”, concluyó Semadeni.

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