Desde temprano, la tradicional caravana navideña volvió a llenar de sonrisas hospitales e instituciones. Tras 24 años encarnando a Papá Noel, Remo Prebisterio encabezó un recorrido marcado por la emoción y el agradecimiento de grandes y chicos.
La madrugada y la mañana del 24 de diciembre estuvieron atravesadas por una escena ya clásica para muchos vecinos: la caravana de Papá Noel volvió a recorrer distintos puntos de la ciudad con juguetes, regalos y gestos de cercanía. Esta edición tuvo un condimento especial, ya que fue la última protagonizada por Remo Prebisterio, quien durante 24 años asumió el rol del personaje navideño en una iniciativa de fuerte impronta solidaria.
El recorrido comenzó cerca de las 7.30 en la intersección de Tierra del Fuego y Antonio del Valle. Una hora más tarde, la caravana llegó al Hospital San Antonio de Padua, donde se vivieron algunos de los momentos más emotivos de la jornada. Dentro del hospital, la entrega de obsequios a los niños despertó sonrisas y aplausos, mientras que en el exterior decenas de familias aguardaban para saludar a Papá Noel y sacarse una foto.
El itinerario continuó por diversas instituciones de la ciudad. A las 9, la caravana pasó por el Cotolengo Don Orione; luego visitó la Clínica del Sud y la Neoclínica. Más tarde, avanzó por el sector comprendido entre Pasteur y San Luis, hasta llegar a Chile, para seguir con su paso por el Centro Corazón, el Hogar San Carlos Borromeo y el Asilo San José, cerrando así una mañana intensa con sonrisas para quienes más las necesitan.
Vecinos y vecinas acompañaron el trayecto, muchos de ellos con una historia personal ligada a la caravana. “La seguimos todos los años. Yo lo hacía cuando era chico y ahora vengo con mi hijo”, relató un vecino, reflejando el carácter intergeneracional de la propuesta.
Desde el interior de la caravana, el clima también fue de despedida y gratitud. Con aplausos, saludos y gestos de afecto, la última caravana de Remo Prebisterio dejó una huella especial en la previa de la Navidad.
