Mientras algunos sectores celebran avances y valoran la estabilización macro, atravesada por la creciente desregulación del mercado, otros estratos de la población sufren por los costos sociales y desequilibrios que aún persisten en la economía.
Al cumplirse el primer aniversario del disruptivo -desde varios ángulos- gobierno del presidente Javier Milei, la foto actual de la coyuntura económica argentina ofrece un balance signado con varias luces y sombras de diversas tonalidades y matices, y no pocas cuentas pendientes hacia 2025.
Con intentos de reformas estructurales y medidas ortodoxas -aunque otras no tanto-, en un contexto de minoría en ambas cámaras del Congreso, sin gobernadores, ni intendentes de su partido, el líder libertario dejó marcada una impronta que claramente dividió las aguas en una sociedad, cuya mayoría, por el momento, ha tolerado un inédito ajuste del gasto en tiempo récord.
Mientras algunos sectores celebran avances y valoran la estabilización macroeconómica (observada en la abrupta moderación de la inflación), atravesada por la creciente desregulación del mercado, otros estratos de la población advierten -y sufren- por los costos sociales y desequilibrios que aún persisten (con origen de antaño, más allá de que sobrevuela en el debate, la profundización de ciertos flagelos bajo la actual administración).
A continuación, se enumeran los principales logros del oficialismo en materia económica, los efectos negativos que se hicieron sentir en el tejido social y productivo -con diversas magnitudes-, y la agenda de múltiples desafíos que marcarán la hoja de ruta hacia un año clave, como lo será el 2025 (por las elecciones legislativas).
Primer año de Javier Milei: principales logros económicos
Fuerte baja de la inflación
El recorte del IPC del 25,5% en diciembre, al 2,7% de octubre pasado, es probablemente uno de los mayores logros del Gobierno. La gestión económica de Milei estuvo atravesada por un importante ajuste fiscal y monetario, y una política cambiaria que mantuvo a lo largo del año un «crawling peg» del 2% mensual. Estos lineamientos, junto con los efectos de la recesión de la economía, -y a pesar del ajuste alcista de las tarifas de servicios públicos-, propiciaron un freno y baja abrupta del proceso inflacionario que se venía acelerando -desde los últimos años de la administración del entonces presidente Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Sergio Massa- y que se profundizó con la devaluación del 54% del peso el 13 de diciembre de 2023, en el arranque de la gestión del libertario (el dólar oficial pasó de $366,45 a $800, con un paralelo de $1.070, mismos niveles que en la actualidad, después de tocar los $1.500 en julio pasado). Recordemos que en enero el IPC se moderó a 20,6%, en febrero a 13,2%, en marzo a 11% y en abril comenzó a ser de un dígito, con 8,8%. Ya en mayo se produjo otra fuerte caída a 4,2%, para luego seguir en descenso -con cierta resistencia en el 4%- hasta ubicarse debajo del 3% en el presente. “Hay consenso sobre que el equilibrio fiscal fue fundamental, pero igual o más importante fue la política del 2% de devaluación mensual, lo que indica que el tipo de cambio oficial fue el ancla nominal que logró coordinar expectativas y darle credibilidad al programa anti-inflacionario, que viene funcionando muy bien”, evaluaron desde Econviews.
Pax cambiaria y reducción de la brecha a casi cero
Con altibajos y cierta resistencia hasta mitad de año (cuando tocó un pico de la gestión, en casi un 60%, con un dólar blue de $1.500), la reducción del spread entre el tipo de cambio oficial y el paralelo a casi cero es otro punto positivo del Gobierno. Para lograrlo, decidió cerrar todas las canillas de emisión monetaria, incluso la que utilizaba para comprar dólares de la exportación. A mediados de año, determinó que, parte de los dólares que adquiría en el mercado oficial, los vendería luego en el Contado con Liquidación (CCL) para reabsorber los pesos emitidos. Ayudado además por el dólar «blend», el blanqueo y el «carry trade», la cotización del dólar paralelo no paró de bajar. Así, la cotización del blue apunta a cerrar 2024 con una suba del orden de 10%, muy por debajo de la inflación que estará más cerca de 120%.
Inédito ajuste fiscal y monetario
La administración de Milei conquistó un hito fiscal, al conseguir en 2024 un superávit primario de las cuentas públicas por primera vez en 15 años (sería del 1,5% del PBI). La motosierra que aplicó sobre el gasto público no tiene precedentes en la historia reciente: las erogaciones se contrajeron casi 30% en términos reales en 2024 hasta octubre. Había sido una de sus promesas de campaña. Es “el pilar central sobre el que descansa la confianza en su gestión”, remarcaron desde GMA Capital. La sorpresa para muchos fue que este importante ajuste, no solo no provocó un colapso social, sino que Milei mantiene un alto apoyo de la opinión pública a un año de su asunción. El Gobierno también dispuso un fuerte ajuste monetario, al traspasar los pasivos del Banco Central al Tesoro, lo que implica que la autoridad monetaria tenga una menor presión para emitir pesos. «El principal logro de esta gestión fue haber roto el axioma de que un Gobierno de minoría no puede tomar las riendas de la economía. La convicción con la que llevaron adelante el ajuste fiscal fue tremenda y eso terminó allanando el camino para lograr ir moldeando las expectativas de los agentes», dijo Francisco Mattig, economista y Portfolio Manager de Consultatio Financial Services.
Desplome del riesgo país y fuerte revalorización de los activos argentinos
La mejora de la situación fiscal de Argentina apalancó positivamente el sentimiento inversor, lo que se reflejó directamente en el riesgo país. El índice elaborado por el J.P. Morgan se ubicaba en 1.920 puntos hace un año, con paridades de bonos Hard Dollar en torno al 35%, mientras que hoy se posiciona en 740 puntos (-60%), valores no vistos desde el primer semestre de 2019. Por otra parte, si se mide la performance desde que se conoció el resultado de la segunda vuelta electoral en noviembre del año pasado a la fecha, el S&P Merval acumula un salto del 176% en dólares, lo que trajo aparejado un incremento en la capitalización bursátil de alrededor de u$s82.000 millones, de acuerdo a cálculos de Grupo IEB. En ese mismo lapso, la deuda soberana aumentó su valor en un 152%, alcanzando los u$s44.000 millones. Así, el efecto total derivado del incremento en el valor de los activos argentinos, tanto de renta variable como de renta fija, se alcanzaría entonces a u$s236.000 millones (se suman otros u$s96.479 millones de revalorización de los soberanos en pesos, u$s13.055 millones de los Bopreales), con lo cual este “efecto riqueza” total bursátil representaría aproximadamente un 43% del PBI, según Grupo IEB.
El regreso del crédito
El financiamiento al sector privado se recuperó en 2024, a tal punto que va camino a lograr su primera suba real en seis años. La estabilidad cambiaria y una mejora en las principales variables macroeconómicas impulsaron un notable incremento en las líneas de crédito, tanto en pesos como en dólares. De todos modos, Argentina aún mantiene un bajo porcentaje de crédito con relación a su PBI (apenas representa el 8% frente a más del 30% promedio regional). El saldo real de crédito total, tanto en pesos como en dólares al sector privado, acumula un crecimiento interanual del 12% real.
Economía de Milei: principales efectos negativos
Recesión económica y lenta recuperación
El proceso de desinflación también estuvo inducido por una fuerte recesión que registró su piso entre marzo y abril, para luego comenzar una lenta recuperación, con marchas y contramarchas, y lejos de una forma de «V» que pronosticaba el Gobierno. El 2024 cerrará con una contracción cercana al 3%, pero que se acentúa para los sectores que dependen del mercado interno. “Tanto por la contracción fiscal y monetaria, como por la falta de una política productiva (el RIGI aún no ha tenido efectos concretos), y de ingresos, la política económica generó una recesión que, para los sectores del mercado interno, va a rondar el 6% de caída interanual. No existen muchos antecedentes en otros países con contracciones de esa magnitud, que no tengan que ver con grandes crisis mundiales o directamente humanitarias, como guerras o desastres naturales”, sostuvo Martín Kalos, director de EPyCA Consultores. La recuperación es heterogénea: sectores como Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+38,9%), Explotación de minas y canteras (7,1%) y Pesca (8,2%) crecieron en la comparación interanual acumulada a octubre, mientras que Construcción (-19,5%), Industria (-12,4%) y Comercio (-10,8%) registraron las bajas más pronunciadas.
Caída del empleo formal
La caída de la actividad económica también afectó la cantidad de trabajadores registrados. Desde noviembre de 2023 hasta agosto de 2024, se perdieron más de 261.000 puestos: de 9.857.173 a 9.596.156, según los datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), reportó un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El efecto ha sido heterogéneo. Desde que asumió Milei hasta agosto, los únicos sectores de la economía que generaron puestos de trabajo son el agro (+9.918), la minería (+754) y la pesca (+586). Pero estuvieron muy lejos de compensar lo sucedido en el resto de los sectores: construcción perdió 66.00 puestos y la industria manufacturera 29.600 puestos.
Pérdida del poder adquisitivo de asalariados y jubilados
La caída de la actividad también estuvo asociada a la pérdida de poder adquisitivo de jubilaciones y salarios (con diversas velocidades y dimensiones), a causa del proceso inflacionario y la suba de tarifas por quita de subsidios. “Los salarios formales privados al inicio del gobierno de Milei eran los más bajos de los últimos 12 años y las jubilaciones las más bajas desde 2010. Sobre ese nivel crítico de ingresos se impuso un ajuste inédito, que explica las dificultades que tiene hoy la economía para recuperarse”, recordó el economista Pablo Moldovan, Director de C-P Consultora. Según el INDEC los sueldos estatales perdieron 16,1% en los primeros diez meses de la era Milei. En paralelo, la estimación para los trabajadores informales indica una caída del poder adquisitivo cercana al 17% entre diciembre del año pasado y abril de este año. Los menos perjudicados son los salarios registrados del sector privado, que acumulan una merma del 2,4% en la era Milei.
Con relación a los jubilados, el Gobierno modificó la fórmula jubilatoria en marzo (ajustaba por salarios y recaudación), y dispuso que los aumentos sean mensuales según el último dato de inflación disponible (de 2 meses anteriores) además de un incremento excepcional de 12,5% a modo de recomposición. En septiembre, Milei vetó la Ley 27.756 sancionada por el Congreso que incluía una cláusula gatillo una vez al año, que mejoraba los haberes sujeto a la recuperación real de los salarios en el año calendario anterior. Recordemos que desde marzo, el bono extra se encuentra congelado en $70.000. Mientras que los haberes se incrementaron entre marzo y diciembre 93,1%, la mínima, con bono incluido, sólo aumentó 61,2%. En rigor, con la fórmula de Milei, en el trimestre diciembre 2024-febrero 2025, la jubilación mínima con bono se ubicará 14,3% por debajo del último trimestre del gobierno anterior, y la jubilación sin bono se ubicará 3,4% por debajo, reportó CEPA. A este ajuste en los haberes, se suma la eliminación de los medicamentos gratis a aquellos afiliados del PAMI que cobren más de un haber mínimo ($390.000), o tengan un auto de menos de 10 años de antigüedad o dos propiedades inmuebles. Para poder recibir el beneficio, además, deberán realizar una serie de trámites que implican la presentación de recetas y posterior aprobación.
Crecimiento de la pobreza y la indigencia
Producto de la aceleración inflacionaria en los primeros meses de gestión, y la consecuente abrupta caída del salario real, los niveles de pobreza llegaron a superar en el primer trimestre el 55%, y tocaron un nivel no visto en dos décadas (lo mismo para la indigencia). Aunque esos registros se están moderando, ante la (lenta) recuperación del salario real, el indicador podría sostenerse por arriba del 45% en el cierre de 2024, es decir, en niveles aún muy elevados.
Fuerte caída del consumo masivo
El consumo de alimentos y de otros bienes sufrió una importante caída en 2024, debido al impacto que tuvieron en los hogares algunas medidas implementadas en la gestión de Milei, destinadas a alcanzar una estabilización macroeconómica. En el primer trimestre del año se registró una contracción del consumo de mayor magnitud, que llegó a una baja en torno al 30% tanto en las ventas de supermercados y autoservicios, como en comercios minoristas de distintos rubros, de acuerdo a datos del INDEC y CAME. De todos modos, hacia el último trimestre del año, comenzó a verse una desaceleración en la caída del consumo: según la última medición de CAME, las ventas minoristas pyme bajaron 1,7% anual y crecieron 3,9% mensual en noviembre, y acumulan una merma de 12,2% en los primeros once meses del año.
Economía de Milei: cuentas pendientes 2025
Para 2025, Milei y su equipo económico tendrán varios desafíos y deberán indefectiblemente afrontarlos, dada la fragilidad de fondo que aún mantiene la economía argentina.
Cepo cambiario
En el mercado, hay consenso de que un punto débil del programa económico es la lentitud en levantar definitivamente las restricciones al dólar. En primera instancia, se había proyectado ponerle fin en junio pasado, pero la fecha se fue corriendo con el pasar de los meses, junto con la suma de condiciones básicas para ponerle fin al cepo. Ahora, el consenso del mercado cree que se va a levantar recién después de las elecciones legislativas de octubre del año que viene.
Renegociar el acuerdo con el FMI
El Gobierno debe profundizar las negociaciones con el FMI para alcanzar un nuevo acuerdo, que refinancie el actual programa a más largo plazo, con la posibilidad de incluir en el nuevo trato «fondos frescos», que serán clave para salir del cepo.
Reservas del Banco Central
Otro punto endeble ha sido la recomposición de reservas internacionales, que siguen siendo negativas. Pasaron de -11,000 millones de dólares a finales del año pasado, a unos -5,000 millones de dólares recientemente. Si bien estos números representan una mejora, están lejos de haber vuelto a valores positivos. Esa situación ha llevado a que el Gobierno sea muy cauto con un eventual levantamiento del cepo cambiario. En los últimos meses el Banco Central ha vuelto a acumular dólares, aunque una gran parte es “por deuda del sector privado y no por un superávit en la cuenta corriente, que es más sustentable”, explicaron desde Econviews.
Apreciación cambiaria
Entre los riesgos que aparecen en el horizonte no muy lejano, es el de la mayor apreciación del peso, que va camino a convertirse en la moneda que más se fortaleció frente al dólar en el mundo durante 2024. «Los planes anti-inflacionarios basados en el tipo de cambio, que casi inexorablemente terminaron en turbulencia. El hecho de que la macro está más sólida minimiza las chances de una crisis. Pero en algún momento va a hacer falta una política de salida de la rigidez cambiaria. Esperemos que el Gobierno sea consciente de eso y no se enamore del tipo de cambio fijo», advirtieron desde Econviews.
Que el repunte de la actividad económica se sienta en «la calle»
El desafío de 2025 para el Gobierno es que los números macro finalmente bajen a la micro, y sobre todo se sientan en el consumo masivo, uno de los segmentos que más sintió el ajuste de la política económica. «La cuenta pendiente es lograr una recuperación sostenida, con un proceso de crecimiento liderado por la inversión y el dinamismo de los sectores transables. Por ahora, tenemos un rebote traccionado más que nada por la recuperación del consumo durable, de la mano del repunte del crédito y los salarios reales», expresó Gabriel Caamaño Gómez, director de la consultora Outlier.
Fuente: Ámbito