Lo expresó Santiago Mitre, director de la aclamada película «Argentina 1985», en la Biblioteca Popular Mariano Moreno tras su visita a Río Cuarto.

Con la presencia de decenas de riocuartenses, el cineasta brindó una conferencia de prensa en la que habló sobre su experiencia en la industria audiovisual en general y sobre su última realización y primera nominada a los premios Oscar, en particular.

Mitre comenzó contando sobre sus primeros pasos en el cine. Su primera participación en una película fue como guionista en «Leonera», del aclamado director Pablo Trapero. La película, cuenta la historia de la lucha de una mujer para criar a su hijo recién nacido detrás de las paredes de la guardería de una prisión.

Esta experiencia, dijo Santiago, comenzó a partir de la idea inicial de Trapero sobre «un triángulo amoroso y un asesinato». No obstante, «en el medio de las reuniones sobre el guión, apareció la idea de que ella estaba embarazada, y allí empezamos a pensar e investigar qué les pasa a las mujeres que son madres en la cárcel», expresó el director.

Su respuesta comenzó a partir de la pregunta ante el tiempo trascurrido desde la idea inicial, hasta el producto final (película). Además, sus aclaraciones coincidían en el peso de la búsqueda de locaciones, es decir, los lugares donde se filmará el producto audiovisual, son esenciales para poder ser «fiel al retrato que se busca crear».

«Siempre trato de ir a la fuente lo más que pueda… Conversar con chicas y mujeres que estaban detenidas en la cárcel; observar los colores en las paredes; cómo los niños se paran detrás de las rejas; cómo las maestras jardineras se los llevaban a estudiar». «Es como ser un documentalista pero sin cámara», agregó.

Sobre Argentina 1985

La película que cuenta la historia de Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo, los fiscales encargados de llevar a los tribunales a los principales responsables de la dictadura militar más sangrienta de la historia argentina, se consagra como la quinta película del joven director.

«Había mucha gente que me decía: «¿Vas a escribir sobre eso?», «No sé si es el momento», pero eso era lo que me gustaba y me parecía interesante, sobretodo en el contexto en el que estábamos (y estamos) cuando comencé a escribir la película: jóvenes que abrazan discursos reaccionarios y/o reivindicadores de la dictadura. Me parecía muy preocupante», subrayó Mitre.

Entonces, manifestó el director, esta película nace como una necesidad de «volver a narrar cómo se salió de esa dictadura tan terrible del país y cómo se construyó la democracia que, siendo imperfecta como es, se sostiene desde 1985 hasta ahora».

En consecuencia, Mitre expresó que realizó este largometraje con el fin de volver a traer «este tema en agenda para y por las y los jóvenes». En ese sentido, el cineasta busca lograr una revalorización de la justicia social, la lucha por los Derechos Humanos y la construcción de la democracia en aquellas personas que nacieron desde 1983 en adelante.

Desde dónde

Con respecto a la elección del punto de vista a partir del cuál se narrará la película, esta elección siempre es un desafío e inevitablemente implica un recorte. Esta elección, puede ser polémica. Y Santiago fue muy consiente de ello. «Hay muchas personas que siguen vivas y que se sentían las más importantes del juicio, y yo tenía que elegir a través de los ojos de quién se contará la historia».

No obstante, el cineasta reconoció que intentó, mediante varios borradores, realizar una historia con varios puntos de vista. «Contaba por un lado, las vivencias de los fiscales, un testigo, también de un servicio que intentaba boicotear el juicio, era una película muy coral». Sin embargo, el productor de la película, Axel Kuschevatzky, «leyó el borrador y dijo que era malísimo, y que me incliné a contar la historia desde los ojos de Strassera y Moreno Ocampo», subrayó Mitre.

Entonces, esa decisión, dijo el cineasta, «fue como volver al cine otra vez; hacer una película sobre juicios». En este caso, «ambos fiscales contenían historias de vida muy interesantes. Moreno Ocampo como descendiente de una familia relacionada a los militares y Strassera como un abogado de tribunales que nunca había investigado ningún habeas corpus de lo que le habían presentado».

Asimismo, Mitre expresó que, a través de los ojos de los protagonistas, «intentó incorporar a los jóvenes». En ese sentido, remarcó que la participación de la juventud en el famoso juicio, «no es mentira, ya que nadie quería involucrarse, asique los fiscales tuvieron que buscar a chicos que trabajaran en distintas fiscalías». Entonces, dijo Mitre, estos jóvenes «representaron a quiénes yo les quería hablar con la película».

«Fue un proceso muy cerebral, a diferencia de los anteriores, tuvimos que pensar muy bien como tenía que ser ese objeto debido a su intensidad. De todas maneras, hubo mucha crítica, pero a mi me alegra, porque eso le aporta relevancia a la película», precisó el director.

Ante este hecho, Mitre concluyó diciendo que, los cuestionamientos sobre tal o cual punto de vista, mejoran al largometraje. La película como una narración propiamente dicha, es un recorte y no puede incluir todo, «pero si alguien ve el estreno y se siente ofendido y sale del cine y cuenta qué es lo que le falta, está completando la película; eso no es algo negativo».

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