El endeudamiento del estado municipal estuvo siempre, sólo que durante la campaña parece que le dieron asueto.
OPINIÓN
LORENA ROJAS
PARTIDO DE IZQUIERDA UNIDAD (FITU)
Durante toda la campaña electoral el actual intendente de la ciudad de Río Cuarto, Guillermo De Rivas, se hartó de asegurar a todos los riocuartenses que el Municipio no estaba endeudado, que las cuentas no estaban en rojo y que la propuesta de campaña de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad de auditar la deuda municipal contraída en pesos, en dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo y en letras del Tesoro no tenía razón de ser. Sin embargo, apenas tres meses después de su asunción, los números en rojo llegaron a Mójica. El déficit municipal ascendió repentinamente a unos 2.000 millones de pesos para el segundo trimestre, entiéndase, el último período en el que gobernó Juan Manuel Llamosas, antecesor y socio político de De Rivas. En síntesis, el endeudamiento del estado municipal estuvo siempre, sólo que durante la campaña parece que le dieron asueto. Y aunque parezca increíble pasamos del maravilloso superávit de campaña al déficit catastrófico en la actual gestión que, como es esperable, se convierte en el alfa y omega que justifica un nuevo ajuste sobre los trabajadores, la juventud, las mujeres, los jubilados y las disidencias, como sectores especialmente afectados.
Un ajuste que no hace más que impactar sobre unos niveles de pobreza en donde Río Cuarto supera a la media nacional (54,3%) y donde los jóvenes sufren mayormente la precarización y explotación laboral o lo que es lo mismo, la falta de un empleo digno. Ni hablar de los jubilados y pensionados que ven cómo sus ingresos no superan la línea de indigencia, o los trabajadores de la educación con ingresos paupérrimos, de indigencia, a lo que se suman los aumentos descomunales en transporte, servicios como luz, gas y que suponen otro grave ataque al bolsillo de los trabajadores.
Pero, recapitulemos en aquellodel déficil cero. A poco de asumir, De Rivas arrancó con el despido de 48 trabajadores municipales contratados, luego siguió con un nuevo endeudamiento y una ampliación presupuestaria del 30%. Sin embargo, como contrapartida, no ha dado ninguna respuesta a las demandas sociales de una ciudad que se empobrece paulatinamente y donde las diferencias sociales se hacen cada vez más evidentes y la desatención en materia de asistencia social, a la lucha contra la violencia de género o la falta de apoyo en serio y no clientelar a la cultura popular son una evidencia vivencial para lxs riocuartenses.
A fin de cuentas, el recurso a la motosierra ha llegado también al Estado municipal. Desde el sillón de Mójica, hablan de merma en la coparticipación provincial, de allí la racionalización del gasto que abarca a trabajadores y resiente los servicios; sin embargo, desde Izquierda Socialista queremos resaltar que en este plan de ajuste jamás vemos ni resentidas ni reducidos los ingresos y dietas de los ediles, ni los privilegios y subvenciones a las patronales. Todo el esfuerzo siempre lo pone la clase trabajadora mientras la corporación política gobernante vota más endeudamiento, más despidos y más aumento en los impuestos a los ciudadanos de ingresos medios y bajos. En este sentido, también queremos advertir sobre el profundo impacto que esta nueva toma de deuda traerá aparejada para todos los riocuartenses: aumento de las contribuciones, de los servicios, en particular del EMOS, mientras el gobierno nacional aplasta los salarios de la mayoría de los trabajadores para ubicarlos en niveles de pobreza e indigencia.
Ahora bien, lo que ocurre con el gobierno de De Rivas no es nuevo, se trata del mismo modelo que tanto Llaryora a nivel provincial como Milei a nivel nacional están aplicando contra las mayorías populares. El Plan de ajuste y motosierra de Milei incluye además un modelo de violencia institucional permanente con un ataque directo a la clase trabajadora en su conjunto y hacia la universidad pública en particular del que De Rivas no es ajeno en función de la gobernabilidad que su sector político le aporta generosamente en el Congreso nacional.