El diputado saliente pidió que Juez “haga un gesto de humildad” y desista de competir por la gobernación. En paralelo, emerge Luis Picat como un nuevo actor que tensa la interna radical mientras La Libertad Avanza intenta captar intendentes.
La disputa por el liderazgo opositor en Córdoba volvió a encenderse a horas de la llegada del presidente Javier Milei a la provincia. Rodrigo de Loredo, ya fuera del Congreso, elevó el tono y reclamó públicamente que Luis Juez renuncie a una eventual candidatura para 2027, asegurando que —si se corriera— el peronismo perdería por primera vez en tres décadas.
En una entrevista, el dirigente radical señaló que Juez “tiene en sus manos la posibilidad de que el frente no peronista gane”, pero para eso debería “dar un paso al costado”. Parafraseando reflexiones que históricamente el propio senador utilizó tras sucesivas derrotas, De Loredo planteó que “ya jugó contra todos los candidatos del peronismo” y que es tiempo de “dar lugar a figuras más jóvenes”.
El mensaje llegó mientras Juez profundiza su acercamiento al Gobierno nacional: recientemente se sumó al interbloque libertario en el Senado, reforzando sus puentes políticos con la Casa Rosada. De Loredo, por su parte, dejó claro que su intención es competir por la gobernación dentro de dos años y mantener cohesionado al radicalismo en un contexto de crisis interna, tras el magro 3,2% alcanzado en las legislativas de octubre.
Un competidor inesperado en la interna opositora
A la fragilidad del radicalismo cordobés se suma un nuevo factor: la irrupción de Luis Picat como interlocutor privilegiado con intendentes boina blanca. El exintendente de Jesús María, que recientemente se afilió a La Libertad Avanza, comenzó a sondear jefes municipales para explorar acuerdos territoriales de cara a 2027.
El avance de Picat se da en paralelo al armado provincial que encabeza el diputado libertario Gabriel Bornoroni, otro dirigente anotado —aunque sin confirmación pública— en la carrera para la gobernación. Ambos cuentan con la ventaja de capitalizar el envión del triunfo libertario de octubre y el respaldo directo del presidente.
Durante la presentación de los aviones F-16 en Córdoba, Picat apareció junto a Milei y luego reafirmó su alineamiento con los ejes de la gestión nacional. También dejó entrever tensiones al remarcar que “la torta es una sola y hay que repartir” y que, mientras algunos sectores reciben fondos, otros —como niñez, producción y universidades— reclaman recursos que no llegan.
En ese escenario, De Loredo intenta sostener centralidad y evitar el éxodo de los 170 intendentes radicales, pieza clave para cualquier armado opositor. Su desafío ahora es doble: disputar la jefatura interna con Juez mientras frena el avance libertario dentro del propio radicalismo cordobés.


