En medio de las tensiones cambiarias, el sector agropecuario decidió esperar. Luis Caputo se hace cargo de la relación con el sector. Los motivos que explican la demora en las ventas.

En medio de las tensiones cambiarias, una vez más el sector agropecuario decidió esperar. Entrado el mes de julio quedan aún unos u$s13.000 millones de esta campaña pendientes de liquidación de acuerdo a las estimaciones de la industria y del mercado. Caputo toma el control de la Secretaría de Agricultura, pero los precios y el tipo de cambio por ahora no convencen.

Los dólares paralelos continúan su marcha alcista y la brecha con el tipo de cambio oficial ya ronda el 60%. Eso implica, en todo momento y lugar, un incentivo a anticipar importaciones y un desincentivo a liquidar las exportaciones. Más aún cuando el propio Gobierno anticipa una pronta liberación del cepo.

A comienzos de marzo, este medio reveló que la agroindustria pronosticaba una liquidación “a cuenta gotas”, producto de las expectativas de convergencia cambiaria, la baja en los precios internacionales, la suba de costos y un dólar exportador, que a esa altura ya preveían, quedaría “atrasado”.

El resultado es una demora en el ingreso de divisas que choca con el optimismo que altos funcionarios del Gobierno dejaban trascender a comienzos de años. “En mayo y junio nos van a bañar de dólares”, decían. Pero este mayo tuvo la liquidación más floja de los últimos cuatro años y junio mostró un retroceso de 24% con respecto al mes anterior.

Los granos están, pero no se venden. Según la consultora EcoPol Analytica, considerando la estimación de producción de soja de la Bolsa de Comercio de Rosario que rondan las 50 millones de toneladas, el avance de las exportaciones según las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) y descontando el consumo interno de un año promedio, restan exportar unos u$s13.000 millones de la actual campaña.

En la industria convalidan los cálculos, aún teniendo en cuenta la baja en los precios internacionales que sufrió la soja en los últimos días. Los argumentos para que los silobolsa sigan llenos son los mismos que en marzo: tipo de cambio, precios internacionales, costos y expectativas de unificación.

El Gobierno ensaya cambios en el área. Luego de debilitar su posición despidiendo a funcionarios de su confianza, forzaron a presentar la renuncia a Fernando Vilella, ahora ex secretario de bioeconomía. La Secretaría volverá a llamarse Agricultura, Ganadería y Pesca y será ocupada por Sergio Iraeta que es un abogado y productor agropecuario muy cercano al secretario de Coordinación de Producción Juan Pazo, el hombre que Caputo designó para encarrilar la relación con el sector.

En la agroindustria celebraron la noticia y esperan acercamientos. Sin embargo, el principal interrogante sigue girando en torno al futuro del cepo. En declaraciones radiales, el ministro de Economía mandó un mensaje: “No es bueno poner una fecha de salida porque los actores van especular en función de eso”.

Fuente: Ámbito

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