La Libertad Avanza será la primera minoría en la Cámara baja, mientras el peronismo retiene su fortaleza en el Senado. La gobernabilidad dependerá del equilibrio de fuerzas y de las negociaciones con los mandatarios provinciales.

El recambio legislativo que se concretará el próximo 10 de diciembre configurará un Congreso con dinámicas políticas renovadas. La Libertad Avanza (LLA) logró superar su objetivo electoral y quedará bien posicionada en la Cámara de Diputados para sostener su agenda y blindar al Ejecutivo frente a eventuales embates institucionales, incluido un juicio político. El oficialismo alcanza, junto al PRO y posibles aliados provinciales, una masa de al menos 113 bancas que podrían ampliarse con sectores del radicalismo alineados a sus gobernadores.

La interrogante principal radica en la ingeniería parlamentaria que definan LLA y el PRO, ya sea con un bloque unificado, un interbloque o bancadas coordinadas. La experiencia de los últimos dos años, marcada por la pérdida de legisladores libertarios por tensiones internas, aparece como un antecedente que el oficialismo busca evitar para no poner en riesgo su nueva posición dominante.

En contraste, el kirchnerismo mantendría 98 diputados, un número relevante aunque insuficiente para conservar la primera minoría. Su estrategia dependerá de ampliar alianzas o enfrentar la presión política y económica que podría profundizar tensiones con los gobernadores peronistas.

En el Senado el panorama se invierte. El peronismo conserva 28 bancas y sigue como primera minoría, aunque con un peso más diluido y condicionado por los mandatarios provinciales. La Libertad Avanza suma 17 escaños propios, que podrían aumentar a 22 con el PRO e incluso a 23 si se reincorpora el senador Francisco Paoltroni. El radicalismo, con solo 10 senadores y 10 diputados, queda reducido en su influencia institucional.

Los gobernadores emergen como actores decisivos en este nuevo mapa. Once senadores conforman bloques vinculados directamente a poderes provinciales, cuyo acompañamiento será imprescindible para destrabar votaciones clave. Al mismo tiempo, muchas administraciones provinciales dependerán del apoyo económico nacional para sostener su propia gestión, un dato que dará al Gobierno margen de negociación.

El resultado electoral otorga al oficialismo un escenario legislativo más favorable que en su primer tramo de gestión y abre una etapa donde el Congreso volverá a ser un espacio central para la disputa política del próximo bienio.

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