Más de 14 millones de ciudadanos están llamados a las urnas en unos comicios que, según anticipan las encuestas, se encaminarán a un balotaje. Seguridad y continuidad del gobierno, los ejes del debate.
Chile vive este domingo una jornada electoral excepcional. El país trasandino elige a su próximo presidente en un contexto inédito: el retorno del voto obligatorio y la duplicación del padrón, factores que podrían alterar las proyecciones tradicionales.
Con más de 14 millones de personas habilitadas para sufragar, el proceso se desarrolla bajo la sombra de las dificultades en materia de seguridad que marcaron el gobierno de Gabriel Boric. Ese desgaste aparece en el telón de fondo de una elección donde ninguna candidatura parece estar en condiciones de superar el 50% necesario para evitar una segunda vuelta.
Pese a ello, la postulante oficialista Jeannette Jara, representante del Partido Comunista y de la coalición Unidad por Chile, llega como la candidata con mejor intención de voto. Su propuesta, centrada en la consigna “Estabilidad con derechos”, enfrenta un escenario complejo rumbo a un eventual balotaje, donde los sectores de derecha aparecen con ventaja.
La principal alternativa opositora es José Antonio Kast, del Partido Republicano, quien busca revancha tras caer frente a Boric en 2021. Su campaña vuelve a poner la seguridad como eje, bajo el lema de “emergencia” en la materia. En ese mismo espacio político se enmarca Johannes Kaiser, diputado y aspirante libertario.
El menú electoral se completa con Evelyn Matthei (Unión Demócrata Independiente – Chile Vamos), Franco Parisi (Partido de la Gente) y otros tres candidatos independientes: Harold Mayne-Nicholls, exdirigente del fútbol chileno; Eduardo Artés; y Marco Enríquez-Ominami.
Con un padrón ampliado, un escenario de polarización y la casi certeza de un balotaje, Chile transita una elección que podría redefinir el mapa político para los próximos años.


