Se trata de un espacio deportivo, formativo y recreativo que integra e incluye socialmente a niñas, chicos y jóvenes con y sin discapacidad, a través de la práctica del rugby.

Esta escuela de rugby inclusivo de Río Cuarto denominada “Caburé” comenzó a funcionar a principios de octubre en el predio Soles del Oeste del club Urú Curé, con el objetivo de que los chicos fortalezcan sus vínculos sociales, aprendan este deporte y compartan un equipo integrado por personas con y sin discapacidad.

El punto de partida fue en 2019 cuando un grupo de jugadoras del club advirtieron la necesidad de trabajar en materia de inclusión y fundaron la escuela de hockey Caburé. Tras dos años de crecimiento decidieron ir por el segundo objetivo: sumar el rugby a las disciplinas inclusivas del club.

“Consideramos que teníamos que dar un paso más en nuestro objetivo de seguir generando espacios para que todos los que quieran practicar un deporte, tengan discapacidad o no, puedan ser parte de Caburé. Así fue que convocamos a un primer encuentro el 2 de octubre pasado. Y fue un éxito porque se sumaron chicos que nosotros ya sabíamos que quería jugar, pero también acompañaron integrantes del plantel de Urú Curé y exjugadores del club”, contó Vanina Bertorello, jugadora de hockey en la “Lechuza” y una de las impulsoras junto a su hermana de esta iniciativa.

Caburé es la primera escuela de rugby inclusivo de la ciudad de Río Cuarto. Se trata de una propuesta deportiva, formativa y recreativa mixta que tras los primeros tres encuentros ya sumó a niños de 6 a 12 años, un grupo de 17 a 20 y adultos de más de 30. Las prácticas son los sábados de 11 a 12.30 horas en el predio del club, ubicado en Soles del Oeste. El espacio se sostiene gracias al trabajo colaborativo y solidario de las coordinadoras de Caburé Rugby y a la gente del club vinculada al rugby que se interesó en el proyecto.

Para poder llevar adelante esta nueva actividad se sumaron exjugadores del club, quienes siguen vinculados a la institución, entre ellos: Salvador Mosso, Alejandro Pervieux, Diego Aguilera, Federico Achili y Maximiliano Gonet, como así también Facundo Lanzarini, actual jugador de la primera de Urú Curé.

“Es una alegría constante, una caricia al alma para quienes estamos en este proyecto. Es muy lindo poder darles la posibilidad a los chicos de que practiquen rugby con alegría, en un club que los abraza y los haga sentir como en su casa. La institución es otra desde que llegó Caburé”, aseguró Salvador Mosso, uno de los entrenadores y coordinadores de rugby.

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“El que participa de algún encuentro de Caburé te puedo asegurar que no se va nunca más de este proyecto porque te enamora y te llena el alma. Te vas y ya querés que sea sábado de nuevo”

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El objetivo de Caburé Rugby es que los chicos se diviertan, pasen un lindo momento en un espacio integrador para los jugadores, padres y familias. “La idea es que sepan un poco de rugby, pero fundamentalmente que puedan hacer amigos, y compartan el espacio con las demás divisiones, por eso decidimos hacer los encuentros los días sábados que es cuando más gente hay en la institución”, precisó Mosso.

Desde su rol de acompañante terapéutica, Vanina Bertorello manifestó que lo más importante es que los chicos se sientan parte y se apropien de la institución, que sientan que pueden estar con su grupo de amigos y manejarse libremente por el lugar.

“Es un espacio que apunta a fortalecer su autonomía, que puedan vincularse con sus pares, con personas de su misma edad. La idea es que sus valores salgan a la luz en estos espacios y que se puedan trabajar todos aquellos conflictos que cada ser humano tiene, vinculados con la competitividad, los celos, con situaciones que cada uno trae aparejado. La idea es brindarles elementos para que se desenvuelvan en un ambiente de sana convivencia, y todos podamos crecer y ser mejores personas”, remarcó Bertorello.

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“En este espacio no gana solamente la persona que tiene discapacidad, ganamos todos. Muchas veces es más lo que recibimos nosotros de lo que damos. Son más las cosas que aprendemos nosotros de ellos que las que les enseñamos”

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Caburé es el uno de los 22 equipos inclusivos del país y forma parte de una asociación nacional en donde están los Pumas XV, cuyos integrantes los ayudan y aconsejan para que el rugby inclusivo siga creciendo.

“El proyecto me parece genial porque después de mucho tiempo en Urú Curé y en otras instituciones se está empezando a incluir a los chicos con discapacidad. Está buenísimo que se trate de armar un club, una ciudad más inclusiva, un lugar para todos”, opinó Diego Aguilera, otro de los colaboradores de Caburé.

Primer encuentro de Caburé Rugby realizado el sábado 2 de octubre

Por otra parte, Alejandro Pervieux, exjugador del club y quien también ayuda en Caburé, dijo que este deporte permite a las personas desarrollarse en diferentes puestos independientemente de su condición física.

Manifestó que en cada encuentro lo que se intenta es fomentar el desarrollo de las destrezas, en principio las individuales, tales como: dar pases, trasladar y transportar la pelota. “Posteriormente se trabaja en conjunto de manera gradual hasta llegar a la actividad deportiva final con la simulación de un partido para orientar a los chicos en la cancha”, explicó.

Remarcó que también es muy importante la charla final, en donde se juntan todos y conversan sobre lo realizado en la jornada, haciendo hincapié en los valores. “Tomamos un valor como puede ser el compañerismo y hablamos sobre su importancia. Los chicos expresan su opinión y se genera un ida y vuelta interesante”.

Un lugar que los abraza

Esta idea de incluir a partir del hockey y que ahora se extendió a la práctica del rugby reforzó los vínculos de quienes forman parte del club y, a la vez, permitió que muchos chicos y familias se integren a la institución gracias a las escuelitas de Caburé.

“Estoy muy contenta y quiero agradecer a quienes han tenido ojos para mirar a nuestros hijos y brindarles la posibilidad de que puedan desarrollar sus habilidades. Me parece un proyecto buenísimo por todos los beneficios que otorga la práctica deportiva desde lo físico, psicológico y emocional. Es fundamental para que los chicos puedan adquirir autonomía, sepan resolver situaciones y tomar decisiones. Me parece maravilloso”, destacó Gladys, mamá de Tomás.

“Me gusta mucho correr, empujar, me gusta mucho el rugby y poder estar con los demás chicos”

Tomás (22 años), jugador de Caburé Rugby

Fernando Muñoz (19 años), uno de los jóvenes que forma parte del equipo de rugby contó que al principio se sentía con dudas porque anteriormente había ido a otros lugares donde los compañeros lo tratan mal, pero aseguró que todo eso cambió desde que se sumó a Caburé Rugby.

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“Ahí tengo amigos, es muy lindo el trato y cómo nos cuidan los profes. Estoy muy feliz, es hermoso y me encantó esto de hacer deportes”

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Alejandra Carril, otra de las mamás, dijo:“Estoy muy feliz. Un montón de veces quise que Fernando practicara un deporte, recuerdo una vez que él quería ir a patín. Llamé y me manifestaron que ese lugar no era para discapacitados que buscara un lugar acorde para mi hijo. Siempre fue así. Fernando es muy buen compañero, él forma parte de un equipo no le gusta competir, sin embargo, ahora que está le gusta superarse y jugar bien”.

Dijo que en Caburé encontró un lugar en donde los valores del deporte están presentes, “en donde hay respeto, amistad y cada uno de los jugadores busca que su compañero también pueda jugar y divertirse”. Además, señaló que los entrenadores, las chicas y los colaboradores son una gran familia.

“Me encanta ver los entrenamientos porque todos se ayudan, nadie quiere ser la estrella, no hay insultos, no hay padres gritándole a los chicos. Es tan hermoso que otros de mis hijos (más chico) también va a Caburé, a pesar de que él podría ir a cualquier otro club porque no tiene ninguna dificultad.  Lo que más me gusta de Caburé es que no es solamente un lugar para Fernando que tiene Asperger, sino para su hermano que está cansado de lugares donde lo tratan mal. Estoy tranquila, feliz, me encanta. Ha sido todo un mundo nuevo para Fer porque él no practicaba ningún deporte”, agregó Alejandra.

Deporte y salud mental

Valentina Ternengo, psicóloga deportiva (M.P 10.989) y colaboradora de Caburé, manifestó que “la pandemia nos demostró lo importante que es la actividad física para el ser humano” y aseguró que “el deporte es un espacio y una herramienta que fomenta, protege y promueve la salud mental”.

Desde esa perspectiva, indicó que Caburé es un proyecto inclusivo que no solamente aporta beneficios a las personas con discapacidad, sino que es algo muy positivo para todos los que forman parte de esta propuesta.

Ternengo explicó que su rol no consiste en ver a los chicos como pacientes, sino como jugadores y señaló que el principal objetivo es favorecer el desarrollo de la autoestima, la seguridad de las personas, el trabajo en equipo y la cooperación. 

Para tales fines, desde el equipo interdisciplinario hacen hincapié en el fortalecimiento de valores primordiales del funcionamiento en equipo como la solidaridad, el respeto, la comunicación con el otro y el buen trato.

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“La idea es que los chicos puedan generar vínculos saludables con sus compañeros dentro y fuera del club. Que Caburé no sea solamente un espacio recreativo y deportivo, sino en donde además puedan desarrollar sus actividades motoras”

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En este sentido, explicó que “enseñarle a una persona a realizar una actividad con el palo y la bocha cuando nunca antes tuvo esa oportunidad de hacerlo, y de repente, descubre que puede lograr eso con el correr de los entrenamientos, le da una gran seguridad y favorece su autoestima”.

Por otra parte, también consideró que es muy importante que ellos puedan tener diálogos, charlas, poder contar un poco más de lo que hace en Caburé a otras personas. “Eso también les da un sentido de pertenencia y hace que ellos se sientan parte de un grupo”, agregó.

Inclusión, diversidad e igualdad

Los niños, niñas y adolescentes con discapacidad y sus familias constantemente se enfrentan a barreras que limitan el ejercicio de sus derechos humanos y su inclusión social.

Inclusión e integración no son sinónimos, aunque en muchas ocasiones se las utiliza como el mismo concepto. La inclusión plantea el reconocimiento y la valoración de la diversidad como un derecho humano y la participación plena en todos los ámbitos. La integración se centra en agrupar a un determinado colectivo dentro del grupo total sin relacionarse entre ambas partes.

Según UNICEF, es crucial que los maestros, maestras y especialistas que facilitan estas actividades conozcan, entiendan e integren este enfoque y valores como igualdad, inclusión y celebración de la diversidad a sus prácticas. La comprensión de estos principios y herramientas básicas ayudará a que todas las personas: niños, niñas, adolescentes, sus familias, maestros, maestras y metodólogos, saquen el máximo provecho de las actividades.

Muchas de las personas discapacitadas han tenido la posibilidad de acceder a espacios terapéuticos públicos y privados, participar de programas y competencias de deportes adaptados, pero eso no es lo mismo que formar parte de un proyecto deportivo verdaderamente inclusivo.

El deporte adaptado consiste en adaptar una disciplina deportiva a las necesidades de la persona con discapacidad. En el deporte inclusivo, en cambio, la persona con discapacidad practica un deporte de forma recreativa junto a personas sin discapacidad. En este caso son las personas las que se adaptan al deporte, y no el deporte a ellas.

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