Washington difundió los lineamientos del pacto, que incluye reducciones arancelarias, apertura recíproca en carne y flexibilización para bienes industriales. Persisten dudas en acero y aluminio.

Estados Unidos publicó este jueves los lineamientos generales del nuevo acuerdo comercial alcanzado con Argentina, en un anuncio que todavía deja abierta la discusión sobre su impacto real en la estructura productiva nacional. Aunque la “letra chica” aún no se conoce, el documento de la Casa Blanca detalla los sectores que accederán a reducciones arancelarias y aquellos en los que todavía no hay definiciones claras.

Según el comunicado, Argentina otorgará acceso preferencial a una amplia gama de productos estadounidenses: medicamentos, productos químicos, maquinaria, tecnología de la información, dispositivos médicos, vehículos y bienes agrícolas. A cambio, Estados Unidos eliminará aranceles sobre ciertos recursos naturales no disponibles en su territorio y sobre insumos farmacéuticos no patentados.

Uno de los puntos más destacados es el compromiso de ambos países para mejorar el acceso bilateral a los mercados de carne vacuna. El gobierno de Donald Trump precisó que Argentina facilitará el ingreso de ganado bovino vivo y de aves de corral de origen estadounidense —con un plazo de un año—, además de simplificar registros para carnes y eliminar requisitos de inscripción para plantas lácteas. A la vez, el pacto incluiría una ampliación de la cuota de exportación de carne argentina hasta 80.000 toneladas, una mejora que podría representar cerca de u$s 500 millones adicionales, según estimaciones del economista Federico Bernini.

El acuerdo también abarca inversiones en minerales críticos y cooperación para estabilizar el mercado global de soja, rubro en el que ambos países compiten. Además, se subraya la necesidad de respetar estándares ambientales en madera, minería y pesca.

Sin embargo, los sectores del acero y del aluminio quedaron con sabor amargo. La Casa Blanca no confirmó la baja de aranceles que el mercado esperaba para Argentina. Economistas como Gabriel Michelena señalan que esta indefinición explica en parte las fuertes caídas bursátiles de Aluar y Tenaris. El texto sólo menciona que se aplicarán medidas contempladas en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que permite imponer aranceles cuando las importaciones se consideren un riesgo para la seguridad nacional. Desde el inicio de la actual etapa de conflicto comercial, ese esquema mantiene un gravamen general del 50% para ambos metales.

En el terreno automotor e industrial, el acuerdo contempla una flexibilización significativa para importaciones desde EEUU: prácticamente no habrá restricciones para bienes de capital ni vehículos. En el caso de los autos, Argentina dejará de exigir evaluaciones técnicas adicionales, lo que podría modificar la oferta y la competencia en el mercado local. Este punto genera incertidumbre en Brasil, principal socio comercial en el rubro, que podría ajustar su política hacia las exportaciones argentinas.

Con sectores entusiasmados, otros en alerta y varios interrogantes aún abiertos, el acuerdo promete reconfigurar el mapa del comercio exterior argentino y sus relaciones con Estados Unidos, al tiempo que plantea un desafío para el Mercosur, ya debilitado por tensiones internas.

¡Viralizalo!