Los datos que se comienzan a conocer de junio no son muy auspiciosos en cuanto al repunte de la actividad. El mercado ya proyecta una nueva caída para el sexto mes del año.
La actividad económica anotó en mayo su primer repunte en siete meses: subió 2,3% gracias al fuerte impulso del campo, que trepó más de 100% en la comparación interanual y logró compensar las caídas significativas de la construcción (-22,1%), Industria manufacturera (-14,2%) y el comercio (-11,4%). Este dato generó expectativas hacia adelante, aunque quitando la buena performance del agro, la economía sufrió una caída del 5,5% contra mayo de 2023.
Los especialistas son mayormente escépticos sobre la continuidad de un sendero de crecimiento. El economista Martín Kalos aseguró en diálogo con Ámbito que lo que se observa en el dato del INDEC es una economía que «crece a dos ritmos diferentes», por un lado, está el agro, la minería y el sector hidrocarburífero, que ya venía creciendo: «Ninguno de los tres depende de las políticas económicas de Javier Milei«, agregó.
Por el otro, se encuentran los sectores más orientados al mercado interno, que «están todavía cayendo y lo que se observa en el último dato de INDEC es que aún no tocaron piso, con lo cual tenemos una gran heterogeneidad. Todo lo que es mercado interno esperamos que encuentre un piso en junio, pero hacia adelante no observamos una rápida recuperación», explicó el economista.
Actividad económica de junio: qué escenarios se plantean
Desde la consultora Orlando J. Ferreres adelantaron que la caída de la economía sería del 3,1% interanual en junio, mientras que en la serie mensual desestacionalizada se ubicaría un 1,2% abajo del mes previo. La nueva baja se contrastaría con los datos de abril y mayo, que mostraron un freno, y un alza mensual desestacionalizada de 1,3%, respectivamente.
«Con los datos que vimos hasta ahora y con nuestros pronósticos optimistas, que ni de casualidad llegan a una recuperación en “V”, vemos que la economía puede caer incluso algunas décimas menos que en nuestro escenario base de 3,6%. Con esto decimos que a menos que haya algún evento extremo la caída de la actividad empezará con 3″, señalaron desde la consultora Econoviews, fundada por Miguel Kiguel.
En ese sentido, la industria manufacturera utilizó apenas el 56,8% de su capacidad instalada y marcó su peor mayo desde 2020, cuando la economía sufrió números inéditos por la pandemia de Covid-19.
La actividad manufacturera de las pymes se derrumbó 20,4% interanual en junio y mientras en la comparación mensual desestacionalizada cedió 3,1%, según el Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) que elabora la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En tanto, la capacidad industrial utilizada descendió más de 10 puntos porcentuales y se ubicó en el 60,1%.
En tanto, el Índice de Ventas Minoristas (IVM) también se desplomó 21,9% en el sexto mes del año, aunque en la variación mensual avanzó 1,2%.
Debido a los sucesivos datos negativos, Martín Kalos aseguró que el derrumbe de la actividad económica «no se acaba con que los sectores dejen de caer», sino que desde el nivel de actividad actual y con casi la mitad de la capacidad de la industria ociosa, el tejido productivo es «insustentable», ya que, según el especialista, hay empresarios que están pagando salarios de su bolsillo y otros están negociando suspensiones de personal con reducción de salarios con los sindicatos para «intentar aguantar un esquema de costos que no se condice con el nivel de ventas, que se están derrumbando».
Sin ir más lejos, el PBI descendió un 5,1% en el primer trimestre de 2024 y hacia adelante el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) subió su proyección de baja de la economía del 2,8% al 3,5% en 2024 y, se proyecta, que ese declive sea cercano al 6% sin contabilizar el sector agro.
«Seguimos sin identificar un motor claro que pueda impulsar un marcado crecimiento en el corto plazo. Entendemos que la incertidumbre respecto al programa económico y a la política cambiaria todavía pesará sobre la decisión de inversión de las empresas. Por otra parte, la recuperación del salario real podrá traccionar algo de consumo en lo inmediato, pero será en el margen», enfatizó la consultora LCG, que hizo hincapié, además, en el avance del Gobierno en cuentas fiscales superavitarias que «terminará siendo contractivo en el corto plazo».
Por su parte, Kalos señaló que si la crisis productiva continúa como está hoy en día, hay muchas empresas que a futuro comenzarán a cerrar, ya que «no aguantan con estos niveles de venta (-21,9% i.a.) y no le dan los costos», lo que podría llevar a una fase más compleja de la crisis que sería «la destrucción del entramado productivo y de los puestos de trabajo, que luego es muy difícil recuperar».
«En ese caso se dan dos posibilidades -según explicó el especialista- que es una caída mayor de la de la actividad, porque las personas que quedaron despedidas pierden sus ingresos y no pueden consumir lo que consumían antes. Pero a la vez, parte de lo que sí sigan consumiendo estos individuos va a repercutir en mayor actividad de las empresas que puedan mantenerse, por eso, tal vez, la compañía que hoy está trabajando al 50% pasa a trabajar al 70% de su capacidad, debido a que otras empresas cerraron», precisó.
«Entonces, lo que se viene es complejo y no se va a ver en un solo número la complejidad del problema, pero puede que estemos destruyendo a futuro el entramado productivo y eso implica una complejidad mayor que si tocamos fondo o no. Quizás el nivel de actividad económica ya no cae mucho más», cerró.