Uno podría hablar de cierta decepción por no ver reflejado el ímpetu que suele caracterizar los nuevos gobiernos en sus primeros tiempos ya que se supone que estos llegan con nuevas agendas o al menos renovadas, funcionarios frescos y el optimismo propio de quien gana una contienda electoral. Pero lo cierto es que ni la campaña ni el candidato (ahora intendente) lograron generar expectativas importantes en los vecinos de Río Cuarto. En ese sentido no sorprende tanto ver un gobierno sin “refresh”, porque además es continuidad lisa y llana de otro gobierno que llegó muy desgastado a la meta final. Y esto fue así tanto por sus fracasos en materia de transporte público, mantenimiento de calles, desmalezado, seguridad ciudadana, contención social, higiene urbana, etc. Como así también por tener una mirada anacrónica de la ciudad. Se opuso a la llegada de UBER, renegó de discutir con las instituciones el horario corrido y opto por ser conservador frente a los intereses de la empresa SAT, Cotreco y otras instituciones de la ciudad que reniegan del cambio mientras la ciudad pierde competitividad en términos de atractivos, calidad de vida e inversiones.

De las promesas de campaña que se lanzaron hasta el cansancio mediante spots en redes y medios tradicionales hay poco y nada en marcha. Se copió de otro candidato, durante la contienda electoral, una propuesta de reducción de contribuciones municipales que no sólo no se ejecutó sino que siguió un camino contrario. Se prometieron cambios en el transporte público como un intento tardío de autocrítica frente a la licitación fallida del año 2022, pero siguen sin llegar novedades al respecto y encima persisten en su negación de rediscutir el uso de aplicaciones para movilidad urbana sobre el que si insisten los concejales de Primero Río Cuarto, ahora con el impulso de una iniciativa popular avalada por los vecinos de la ciudad.

Tampoco ha podido el oficialismo sostener la bandera tantas veces enarbolada del superávit primario de las cuentas públicas ($·3300 millones según resultado publicado en el primer trimestre del año). El argumento expuesto ante la pérdida de dicho activo es la caída en la recaudación producto del enfriamiento de la economía y el ajuste nacional. Sin embargo resulta al menos sugestivo que el monto del actual déficit primario aceptado públicamente represente alrededor de -2000 millones de pesos, habiendo pasado la elección municipal entre aquel dato positivo del primer  trimestre que se mostraba como fortaleza y símbolo de la eficiencia del gobierno saliente, y el presente de dificultades financieras. Dato que a su vez despierta aún más alertas si se considera el nivel de recursos económicos y materiales que se pusieron en juego desde el oficialismo sobre el final de la gestión LLamosas para intentar disimular el abandono que algunos sectores y servicios de la ciudad acumulaban desde mucho tiempo atrás. Por lo pronto, como consecuencia de tener las cuentas en rojo,  la Secretaría de Economía del nuevo Gobierno Municipal ya tuvo que salir a tomar deuda a través de la emisión letras del tesoro por un monto total de 2000 millones.

En materia de vínculo con el Gobierno Provincial tampoco se perciben cambios con respecto a su antecesor. Cambio el Gobernador y cambio el intendente, pero las decisiones importantes antes, como ahora se toman en el Panal. Uno no le exige al Intendente una pelea abierta con Martín LLaryora, pero sí que defienda los intereses de los riocuartenses cuando las políticas del gobierno provincial los afectan.

En este punto y a modo de ejemplo podemos señalar el silencio sumiso frente a un Gobernador que critico al Gobierno Nacional de Milei por retirarse del esquema de compensación y subsidios al transporte público urbano del interior, pero que nunca le dijo a los cordobeses que él hizo exactamente lo mismo a continuación. Hasta donde conocemos, en el mes de Junio el ex  secretario de Servicios Públicos pidió autorización para pagar por adelantado cuantiosas sumas en concepto de subsidios para sostener dicho servicio, y en esa solicitud argumentó ante el Tribunal de Cuentas Municipal que el abandono de la asistencia en esta materia por parte de los gobiernos de Milei y Llaryora volvían indispensable un adelanto/refuerzo de dicho aporte por parte del Estado Municipal. Todo haría pensar que en la actualidad todo el esfuerzo por sostener con subsidios al transporte público de pasajeros lo hace únicamente el Gobierno local.

Se agrava aún más la situación del Transporte si tomamos en cuenta que por estas horas el Gobierno Municipal tiene sobre la mesa del Intendente un pedido de aumento del boleto por parte de la empresa prestataria, que además denuncia desde hace tiempo atrasos permanentes por parte del Gobierno Provincial con respecto al pago de los Boletos Sociales.

Quizá entre las acciones positivas de estos primeros meses podrían destacarse algunos anuncios de inversión social para contener temáticas vinculadas con niñez, adicciones y necesidades en el territorio, sin embargo eso también refrenda lo que durante años señalamos desde nuestras  bancas en el Concejo Deliberante con respecto a un abandono sistemático de los programas sociales que abordaban dichas problemáticas durante la segunda gestión de LLamosas, y que en medio de semejante crisis económica se vuelve urgente restituir.

También se ha intentado darle importancia a los anuncios en materia de seguridad ciudadana asociados con la capacitación de la Guardia Urbana y la puesta en marcha de operativos de control. Es muy positivo que De Rivas tome con mayor seriedad una agenda que su antecesor abandono deliberadamente en su segundo mandato, pero por el momento no alcanza para frenar la inseguridad creciente que siente la gente y que ya no es únicamente un problema de los barrios alejados o humildes. Vale recordar que hace un par de semanas la inseguridad se hizo notar en pleno macrocentro de la ciudad cuando un joven recibió tres disparos en la Plaza Racedo y terminó hospitalizado con heridas graves. Claro está que en este punto la mayor responsabilidad recae sobre el Gobierno de la Provincia, empero se reitera la ecuación antes citada, no vemos a un Intendente capaz de plantarse y reclamar al Gobernador mayores recursos policiales, que son en definitiva los únicos que cuentan con facultades de intervención cuando las acciones disuasivas que puede emprender la Guardia Urbana no cumplen su cometido.

Nadie puede desconocer el momento económico y social que atraviesa la Argentina y que impacta en todos los Gobierno Provinciales y Municipales, sin embargo en el caso de Río Cuarto mi conclusión, tras 100 días de gobierno, es que la gestión Guillermo De Rivas nació desgastada, sin iniciativa y sin “hitos” de gobierno fuertes a partir de los cuales construir una narrativa política propia.

Ojalá la capacidad de diálogo y la contracción al trabajo que todos le reconocemos al actual Intendente le permitan imitar la ficción cinematográfica de Hollywood, ojalá sea posible que el argumento del envejecimiento inverso planteado en “El curioso caso de Benjamin Button” sea una realidad posible para el Gobierno Municipal. Ojala que esta gestión que nació vieja termine su tiempo con mayores bríos. Ojalá que sus últimos días sean todo lo contrario a los primeros y que abunde la innovación en sus políticas para cambiarle la vida a la gente y para  devolverle a la ciudad la impronta de desarrollo que supo tener.

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