Este viernes, en el aula mayor colmada de gente se llevó a cabo la última colación del año de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Recibieron diplomas 76 profesionales: 23 de Agronomía y Veterinaria, 6 de Ciencias Económicas, 9 de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales, 31 de Ciencias Humanas y 7 de Ingeniería.
Por las autoridades habló la rectora, Marisa Rovera. Por los graduados, la médica veterinaria Cintia Tasca. Destacaron la relevancia del esfuerzo en pos de los objetivos, la transformación en un siglo de cambios y el rol de la educación como pieza vital.
La ceremonia contó, como es habitual, con el cuerpo de abanderados de la UNRC y de las cinco unidades académicas. Fue presidida por la rectora Rovera, junto a quien compartieron el estrado la vicerrectora, Nora Bianconi; el secretario académico, Pablo Pizzi, las decanas de Agronomía y Veterinaria, Carmen Cholaky; de Ciencias Exactas, Marcela Daniele; los decano deCiencias Económicas, Guillermo Mana, de Ciencias Humanas, Fabio Dandrea, y el vicedecano de Ingeniería, Martín Kunusch.
Salir de la zona de confort
La veterinaria Tasca citó al escritor Richard Bach en términos de sueños y poder para realizarlos de la mano del esfuerzo. Planteó que “todos tenemos poder, con diferentes colores y formas” y la prueba es que “hoy nos reunimos para celebrar haber llegado a nuestro título”. Evocó que la misma UNRC que en los días iniciales de su carrera se le hacía “enorme y con trámites que no entendía” se convirtió en el “segundo hogar”. De ahí sus sentimientos encontrados después de seis años: cumplió el “sueño de ser profesional” pero lamenta “dejar amigos, compañeros, vida universitaria”.
Dar vuelta la página conlleva “recorrer nuevos caminos” y aprestarse a tejer “vínculos nuevos” en el futuro.
En el pasado que se mira con gratitud quedan “tiempos cruciales, momentos difíciles” que no lo fueron tanto al haber sido “compartidos con amigos y familia”, lo mismo que las “interminables horas de estudio”. También es parte de la evocación el contraste entre aquello que “parecía imposible” y que sin embargo se plasmó en un título merced a “dedicación y esfuerzo”.
Son parte de las vivencias universitarias las “discusiones, la manifestación de distintos puntos de vista” que sirvieron para crecer “como alumnos y personas”, proceso matizado por “los saltos de alegría al aprobar cada materia”.
Tasca agradeció a docentes, funcionarios universitarios, compañeros, amigos y familia, a la que consideró pilar de su existencia. Hacia el final, convidó a sus pares graduados a ser “libres, tomar riesgos, ser diferentes” y soñar con “cambiar el mundo. Segura de que hay que “salir de la zona de confort”, agregó que “cada experiencia nos enriquece” en un camino que “está repleto de altos y bajos” y que es factible transitarlo mediante perseverancia y asumiendo que “sí se puede”.
Al cabo de sus palabras fue el juramento profesional, que la rectora les tomó a los 76 flamantes graduados de la Universidad, quienes se comprometieron a desempeñar su trabajo de modo honorable en pos de una mejor sociedad.
A posteriori, Walter y Nahuel Cisneros, del ensamble de Música argentina y latinoamericana de la UNRC, interpretaron una zamba y una chacarera que precedieron la entrega de diplomas.
Palabras de la rectora: ¿Qué forma va a tener la universidad del futuro?
La rectora congratuló a los nuevos profesionales y sostuvo que diciembre de cada año convoca a pensar en “un recambio permanente que motiva e interpela al quehacer institucional, un repensar sostenido sobre el rol de la universidad y sus adecuaciones a un mundo que se transforma”.
“Mirando en prospectiva –señaló-, el desempeño profesional y la inclusión social dependen en gran medida de que las universidades actuales se adapten al cambio y a las dinámicas del siglo XXI. Durante los últimos años, las instituciones han experimentado la necesidad de crear un sistema educativo resistente. Un escenario global despertó la imperiosa necesidad de sumar a la transformación digital, desplegar la tecnología en el aula y sumergirse en la educación virtual y a distancia. Se convirtió en un proceso de aprendizaje que fue más allá de la población estudiantil, involucrando a todos los actores, desde los tecnólogos de la educación, hasta los administradores, pasando por los responsables de la gestión y los académicos. Cabe preguntarnos: ¿ahora qué?
Por ello, invitó a reflexionar “¿qué forma va a tener la universidad del futuro? ¿Va a ser con el formato tradicional de la enseñanza, la investigación y la extensión que nos acompañó durante más de un siglo? ¿O tenemos que potenciar su involucramiento en la producción, el trabajo, la agenda social, el protagonismo territorial, la trasformación de la sociedad?”.
Al imaginar la universidad del futuro, Rovera consideró que “podría dejar de representar una ‘etapa’ en la vida de las personas y pasar a acompañarlas en el aprendizaje durante toda la vida. Conceptos como habilidades específicas, trayectos cortos, flexibilidad, colaboración, creatividad, innovación, internacionalización se perfilan como atributos clave de las instituciones universitarias”.
Rovera dijo que “en este siglo, la forma en que podremos aumentar la productividad sostenidamente, achicar las brechas sociales, promover el arte y la cultura, impulsar el crecimiento económico, crear nuevos empleos y mejor remunerados y ser competitivos a escala mundial, es afrontando en profundidad el significado e impacto social del conocimiento asociado a la educación superior”.
“Estoy convencida –siguió la rectora- de que la equidad y el conocimiento deberían fundirse indisolublemente en el quehacer universitario latinoamericano.
La investigación universitaria deberá ser la impulsora por excelencia de los grandes avances tecnológicos, capaces de favorecer los objetivos de desarrollo sostenible sobre temas como agua, cambio climático, educación, medio ambiente, pobreza, recursos energéticos, salud, sostenibilidad y necesidades locales del territorio”.
“Necesitamos –añadió Rovera- promover la internacionalización e interculturalidad regional y mundial para poder acceder al conocimiento universal y global, mostrando las fortalezas que tenemos como región, a través de la revalorización de la universidad pública como motor de desarrollo territorial, con conocimiento y estrategia global”.
“La internacionalización de la educación superior es un hecho irreversible que debemos aprovechar para incrementar las ofertas educativas; buscar la convergencia en el entendimiento humano; generar un mayor sentido de responsabilidad colectiva latinoamericana y una mayor solidaridad con la sociedad”, aseveró.
Rovera adelantó que “los retos son enormes, cuando se tiene plena conciencia de que una de las funciones de la educación superior es contribuir a la movilidad social y al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas. La universidad pública implica un claro compromiso con la sociedad en su conjunto, para formar profesionales en todas las áreas del conocimiento, capaces de desenvolverse en un mundo cambiante; profesionales con conciencia, compromiso social y pensamiento crítico. El carácter público obliga, además, a la transparencia y a la rendición de cuentas a la sociedad”.
Asimismo, en su alocución, hizo referencia a la autonomía, que “ha sido fundamental para el funcionamiento de muchas universidades públicas latinoamericanas. Se trata de un principio en constante evolución que debemos defender permanentemente, porque garantiza la independencia respecto de todos los poderes, sean éstos económicos, políticos o religiosos. Sólo con libertad de pensamiento puede mantenerse una actitud crítica y propositiva ante la sociedad”.
También abordó la pluralidad, “característica distintiva de las universidades públicas”, y subrayó que “la coexistencia de diferentes puntos de vista, de distintas perspectivas teóricas, de diversas ideologías, opuestas inclusive, solo es posible a través del diálogo, la tolerancia y el respeto.
Por todo ello, la universidad pública es una institución esencial para la vida democrática de los países y en su constante evolución y transformación la universidad pública argentina debe continuar asumiendo el desafío de formar seres humanos libres; que lleguen a ser ‘ciudadanos del mundo’ con capacidades interculturales”.
Más adelante, previo a la salutación por las fiestas de fin de año, la rectora hizo propia una frase de Susan Boyle y la dirigió a los graduados: “Estamos ante un entorno laboral muy volátil. Aprende cada día a reinventarte, sé creativo, nunca dejes que el cortoplacismo apague tus grandes ideas”.