Casi 400 milímetros de lluvia en 48 horas provocaron el desborde del riachuelo y obligaron a evacuar a más de 300 personas. La paralización de una obra clave de dragado agrava el impacto mientras rige alerta amarilla y el pronóstico no anticipa mejoras.
La localidad correntina de San Luis del Palmar atraviesa una situación crítica luego de un temporal extraordinario que dejó casi 400 milímetros de lluvia en apenas dos días, un registro que superó ampliamente las previsiones oficiales y desbordó el riachuelo local. El fenómeno obligó a activar 12 centros de asistencia, donde permanecen alojadas más de 310 personas pertenecientes a 79 familias, a las que se suman alrededor de 45 familias autoevacuadas, elevando a más de 400 el número de damnificados directos.
El intendente Néstor René Buján reconoció la magnitud del evento y admitió que la intensidad de las precipitaciones no estaba contemplada en tan corto lapso. La mayor preocupación, señaló, se concentra en unas 100 familias que viven a la vera de la ruta provincial Nº 5, una de las zonas más expuestas al avance del agua.
La emergencia se da apenas un mes y medio después de una inundación previa, aunque de menor escala, y vuelve a dejar en evidencia la vulnerabilidad del área rural. A la lluvia caída en el casco urbano se suma el caudal que desciende desde zonas rurales ubicadas a unos 70 kilómetros, lo que acelera la acumulación de agua en el pueblo.
Según información recogida por la Agencia Noticias Argentinas, uno de los factores que profundiza la crisis es la paralización de una megaobra de dragado del riachuelo, detenida por un conflicto judicial impulsado por sectores ambientalistas. Buján remarcó que se trata de una intervención clave para facilitar el escurrimiento del agua y evitar que la presencia de basura y vegetación obstruya el drenaje hacia el río Paraná. En ese sentido, adelantó que gestionará ante el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (ICAA) la reanudación de los trabajos como la solución más inmediata.
La asistencia a los evacuados se desarrolla en coordinación con el Gobierno de Corrientes, con acompañamiento del gobernador Gustavo Valdés, aunque el panorama climático sigue siendo adverso. Rige una alerta amarilla y se esperan tormentas fuertes para lunes y martes, con inestabilidad que podría extenderse hasta la tarde del 31 de diciembre.
Mientras tanto, las autoridades locales mantienen un monitoreo permanente del nivel del riachuelo y refuerzan la ayuda en los centros de evacuación, a la espera de que las condiciones meteorológicas permitan avanzar en soluciones de infraestructura que eviten que una situación similar vuelva a repetirse.


