Tres equipos técnicos trabajan en los últimos ajustes para que la iniciativa llegue el martes al presidente Milei y sea enviada al Congreso en sesiones extraordinarias. Empresarios y pymes siguen el proceso con cautela mientras esperan la versión final.

El Gobierno nacional busca darle el último impulso al proyecto de reforma laboral y definió que el fin de semana largo será la instancia para cerrar el texto definitivo. Los equipos técnicos del Ministerio de Capital Humano, la Secretaría de Trabajo y el Ministerio de Desregulación trabajan en simultáneo para que la iniciativa esté lista este martes 9 de diciembre, cuando será presentada al presidente Javier Milei para su posterior envío al Congreso, en el marco de las sesiones extraordinarias convocadas del 10 al 30 de diciembre.

Aunque en las últimas horas circularon borradores, fuentes oficiales aclararon que ninguno corresponde a la versión final. Entre los puntos que aún generan debate interno se encuentra la modalidad del blanqueo laboral y si ese mecanismo implicará costo cero o beneficios fiscales relevantes para los empleadores. Pese a esos matices, la mayor parte del articulado ya está definido.

El avance del proyecto también activó movimientos en el sector empresario. Sin información oficial detallada, entidades y cámaras comenzaron a consultar a abogados laboralistas para anticipar el impacto de la reforma. El clima económico, marcado por cierres, suspensiones y una caída pronunciada en la actividad, profundiza las dudas sobre cómo se procesará el cambio normativo y qué tensiones podría generar con el sindicalismo.

Las pymes, especialmente afectadas por un año complejo, ven el proceso con doble preocupación: por un lado, la necesidad de aliviar cargas administrativas y costos laborales; por el otro, el temor a que una reforma en pleno período de debilidad económica derive en mayor conflictividad. Algunas entidades, como FECOBA, subrayan la importancia de incluir un capítulo específico sobre formación profesional y asistencia estatal para sostener la calificación de la mano de obra.

Otras organizaciones, como la Unión Nacional de Emprendedores, Pymes y Productores (UNEPP), plantean que una reforma de fondo permitiría generar más empleo a igual nivel de actividad. En un documento reciente, advirtieron que las cargas sociales elevadas, una justicia laboral rígida y estructuras sindicales que consideran “obsoletas” empujan a la informalidad.

Entre los puntos del proyecto que trascendieron se destacan la vinculación entre remuneración y productividad mediante bonos e incentivos; la creación de Fondos de Asistencia Laboral con un aporte del 3% de la masa salarial; la posibilidad de pagar parte del salario en especie o en dólares; mayor flexibilidad en la organización de jornadas para adaptarse a picos productivos; y un esquema de vacaciones fraccionables en períodos de hasta siete días, con la obligación del empleador de otorgar al menos un período en verano cada tres años.

Mientras el Poder Ejecutivo afina la propuesta, el Congreso ya anticipa un debate intenso que expondrá diferencias políticas y tensiones con el mundo del trabajo. La reforma laboral se encamina a ser uno de los ejes más sensibles de las sesiones extraordinarias.

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