Con la ocupación hotelera por debajo del 50%, el turismo afronta una fuerte caída en la actividad. La contratación temporaria gana terreno como herramienta para sostener puestos de trabajo y dar respuesta a los cambios de demanda.
El sector de hotelería y turismo atraviesa uno de los momentos más delicados de los últimos años. Según la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), la caída de la actividad provocó la pérdida de unos diez empleos diarios, un reflejo del impacto que dejó el invierno con niveles de ocupación por debajo del 50% en todo el país.
A pesar del panorama complejo, la industria mantiene un peso considerable en la economía nacional. De acuerdo con datos del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), en 2024 el turismo generó cerca de 36.000 millones de dólares y sostuvo más de 950.000 empleos directos. Para 2025, la proyección es incluso más alentadora: el aporte al PBI podría rondar los 39.000 millones de dólares y superar el millón de puestos formales.
En este contexto, la contratación eventual aparece como una alternativa para que las empresas puedan adaptarse sin resignar personal. La volatilidad de la demanda —marcada por temporadas altas, fines de semana largos y eventos especiales— vuelve difícil sostener grandes plantillas permanentes, mientras que los costos fijos se vuelven un desafío en épocas de baja ocupación.
Para firmas de selección y empleo, como Adecco Argentina, la clave está en ofrecer esquemas flexibles que permitan cubrir necesidades operativas sin desbordar costos. Esta modalidad también favorece la formalización, ya que los trabajadores temporarios suelen incorporarse con todos los beneficios correspondientes, sumando además oportunidades para jóvenes y perfiles sin experiencia previa.
La combinación de personal eventual, planificación de demanda y gestión profesionalizada se presenta como una vía para ganar velocidad y resiliencia. Para hoteles, agencias y prestadores de servicios turísticos, anticipar los picos de actividad y contar con socios especializados en staffing puede marcar la diferencia entre profundizar la crisis o convertirla en una oportunidad de reorganización.
Si bien el presente es desafiante, aparecen señales de recuperación a través del turismo interno y la expectativa de un repunte sostenido en los próximos meses. En ese camino, la contratación eventual se posiciona como un instrumento para transitar la incertidumbre sin dejar de lado el objetivo principal: preservar el empleo y sostener viva una de las industrias clave del país.


