El Gobierno plantea una meta del 10,1% anual, pero para alcanzarla la inflación debería desplomarse a menos del 1% mensual en los últimos meses de 2025, un escenario que consultoras y centros de estudios consideran poco realista.

El Gobierno incluyó en el Presupuesto 2026 una inflación del 10,1% anual, una proyección que ya genera polémica en el mundo económico. Para que esa pauta se cumpla, los precios deberían descender de manera abrupta: el IPC tendría que perforar el 1% mensual entre septiembre y diciembre de este año, y mantenerse en torno al 0,8% mensual durante todo el año próximo.

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió que el planteo oficial supone “un proceso de desinflación agresivo”, con una inflación del 24,5% a diciembre de 2025. En la misma línea, el Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC) sostuvo que “la principal debilidad del presupuesto radica en la escasa plausibilidad de los supuestos macroeconómicos”.

Las proyecciones privadas son más altas. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, la inflación para 2025 se ubicaría en 28,2%, mientras que para el período agosto 2025-julio 2026 se proyecta un 20,9%. Hacia 2027 y 2028, las estimaciones del CEPA prevén descensos más graduales, con 5,9% y 3,7% respectivamente.

La tensión también alcanza al frente cambiario. El Presupuesto prevé que el dólar cierre este año en $1.325, una baja de 9,4% respecto a su valor actual, y que aumente solo 7,4% en 2026 hasta los $1.423. Según el CEPA, este esquema implicaría una apreciación real del peso, ya que el tipo de cambio se movería por debajo de la inflación proyectada.

Los analistas advierten que un desfasaje entre la inflación real y las metas oficiales podría complicar las cuentas fiscales. “Con una inflación mayor al 10%, los recursos tributarios no crecerán al ritmo esperado, mientras que el gasto indexado en jubilaciones, salarios y programas sociales se ajustará al alza”, advirtió el CEPEC. Esa diferencia podría generar mayor déficit si no se aplican recortes adicionales.

En este escenario, la credibilidad del Presupuesto vuelve a estar en discusión, como ya ocurrió en años anteriores, cuando las estimaciones oficiales quedaron muy lejos de la realidad.

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