La central obrera interpreta el revés electoral de Javier Milei en Buenos Aires como un rechazo a las políticas de ajuste. Desde los gremios consideran que la reforma laboral pierde prioridad y advierten que habrá conflicto si el Gobierno insiste con imponerla.
Los 13 puntos de diferencia entre Fuerza Patria y La Libertad Avanza en las elecciones bonaerenses generaron un fuerte impacto político que también se hizo sentir en el movimiento obrero. En la CGT coinciden en que el resultado fue un mensaje directo de la sociedad contra el programa de ajuste del presidente Javier Milei, lo que —según remarcan— reduce el margen de maniobra para avanzar con una reforma laboral.
En la central sindical señalan que, tras la derrota oficialista, la discusión sobre cambios en las condiciones de trabajo “pasa a un segundo plano”. Sin embargo, los sectores más duros dentro de la conducción no descartan escenarios de mayor tensión si el Gobierno intenta insistir con su proyecto o con el tope del 1% mensual en las paritarias.
Las fuentes consultadas sostienen que la ciudadanía rechazó “el plan de empobrecimiento generalizado” y la “desprotección de los derechos básicos de jubilados, estudiantes y trabajadores”. Al mismo tiempo, remarcan que existe un agotamiento social y económico frente a las políticas de ajuste que lleva adelante el Ejecutivo.
En este marco, dirigentes de peso dentro de la CGT estiman que Milei carece hoy de la fortaleza política necesaria para imponer una reforma laboral entendida como una pérdida de derechos. Sin embargo, advierten que el propio Presidente anticipó que seguirá redoblando sus políticas, incluso con la posibilidad de avanzar por decreto.
Ante ese escenario, desde la central advierten que si el Gobierno insiste con la iniciativa habrá un “horizonte de conflicto” y aseguran que los gremios están dispuestos a responder en la calle para frenar cualquier intento de flexibilización.