Tras la eliminación de las LEFIs, el mercado financiero enfrenta un nuevo reacomodamiento en las tasas, el dólar y la actividad. Economistas advierten posibles impactos a mediano plazo.

La última licitación del Tesoro dejó al descubierto una dinámica de creciente presión sobre el mercado financiero. La decisión de retirar las Letras de Fijación (LEFIs) generó un salto considerable en las tasas de interés, impactando de forma directa sobre el tipo de cambio y sumando incertidumbre en un contexto preelectoral. Aunque los datos oficiales aún muestran una inflación relativamente estable, crecen las alertas sobre posibles efectos colaterales en la economía real.

Durante la última colocación de deuda, el Gobierno logró renovar cerca del 76% de los vencimientos, que totalizaban $11,8 billones. Sin embargo, lo hizo con tasas efectivas anuales que rozaron el 65% en el caso de las Lecaps de corto plazo, reflejo de la urgencia por absorber pesos y frenar posibles presiones cambiarias.

Según el economista Juan Manuel Telechea, desde la salida de las LEFIs se observa un repunte sostenido en las tasas, en una estrategia que busca contener al dólar. No obstante, aclaró que «el ruido en el mercado también golpea a la divisa», lo que limita la efectividad del ajuste.

Por el momento, la suba de tasas no parece trasladarse con fuerza a los precios, de acuerdo con las mediciones de algunas consultoras. Pero la perspectiva a mediano plazo no es alentadora: «El aumento del costo del dinero puede repercutir en la actividad económica, en el consumo y en la cadena de pagos», advirtió Telechea.

En la misma línea, Claudio Caprarulo, director de Analytica, remarcó que los adelantos en cuenta corriente se encarecieron en unos 2.400 puntos básicos en lo que va del mes. «La política económica sigue intentando mantener a raya la inflación, pero la sostenibilidad del esquema vigente es cada vez más frágil», señaló.

¿Fin de la tasa endógena?

La estrategia del Banco Central de migrar hacia un sistema de agregados monetarios y dejar de fijar una tasa de referencia explícita generó dudas en los analistas. El objetivo oficial era que el mercado defina el costo del dinero —una “tasa endógena”—, pero la intervención con REPOs y otros instrumentos hizo que el planteo pierda fuerza.

Desde la consultora Outlier cuestionaron abiertamente esta idea: “El accionar del BCRA muestra que la tasa está condicionada por la necesidad de frenar al dólar. No se puede hablar de endogeneidad en este contexto”.

Dólar: ¿estabilidad transitoria?

El tipo de cambio oficial mostró una aceleración en julio, con una suba del 7,8%. A pesar de ello, el tipo de cambio real multilateral se ubica en su nivel más alto en más de un año, aunque aún dentro de valores históricamente apreciados.

Desde la consultora 1816 destacaron que la inflación no acompañó la devaluación reciente del peso, lo que permite cierta estabilidad en términos reales. En paralelo, la operatoria de futuros mostró un fuerte aumento, alcanzando un récord en contratos abiertos, lo que confirma la fuerte presencia oficial en ese mercado para contener expectativas de devaluación.

Consultado por este escenario, el analista Gustavo Ber estimó que la suba de tasas no generaría grandes movimientos en el dólar en el corto plazo: “Probablemente se mantenga en torno a los $1.300, siempre que no se dispare la volatilidad de las tasas”, advirtió.

Inflación contenida, pero con riesgos

Según Eco Go, por ahora el impacto de la política monetaria sobre los precios sigue siendo acotado. No obstante, advierten que se avecinan aumentos regulados que podrían modificar esta dinámica, entre ellos los ajustes previstos en transporte, servicios de telecomunicaciones, medicina prepaga, combustibles y alquileres.

El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central anticipa una inflación mensual cercana al 2% para los próximos meses, aunque con una leve tendencia ascendente.

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